La Maestra, de Anita Maravillas y Portal 71 + el libro Titereteando – .

(imagen de ‘La Maestra’. Empresa de fotografía)

Hemos podido ver en Barcelonadentro del festival Món Llibres que el Ayuntamiento celebra cada año en el CCCB (Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona)la obra Maestrola última producción de la empresa Anita Maravilla con la productora Portal 71residentes en el País Vasco, obra que ya obtuvo muy buena resonancia y con la Premio Fetén al Mejor Espacio Escénico 2024. Concebido por mira larrea y dirigido por Iván AlonsoEstá interpretada por las dos actrices titiriteras que apoyan a la compañía desde hace muchos años: Valentina Raposo (quien firma el diseño y construcción de los títeres) y por la autora, Miren Larrea, una pareja de artistas de la que este cronista ha visto innumerables obras, siempre con una dedicación y una gracia que no se olvida. El magnífico y premiado conjunto está diseñado por Calvito y Tupemientras que la luz y la dirección técnica y artística son Ion Chávez.

Mire a Larrea y Valentina Raposo, en el Món Llibre. Foto de empresa

Por otro lado, comentaremos en esta crónica el libro que de alguna manera acompaña Maestronoble titiriteroescrito por mira amuriza e ilustrado por Malen Amenábar. Una pequeña joya poética, producida y editada por Anita Maravillas y Portal 71que se desarrolló en estrecha connivencia con el proceso de creación Maestroestableciendo un curioso y elíptico diálogo entre los títeres y los miembros del equipo escénico, con los dos autores del libro.

Maestro

Creo que el mayor acierto de la obra, entre los muchos que tiene, es haber convertido a los personajes del drama –pues el drama es en realidad la obra, al evocar algunos momentos de la Guerra Civil española– en animales, de modo que El terrible drama histórico al que se refiere se convierte de pronto en fábula, asumiendo sus efectos evocadores, alegóricos y didácticos, decisión nada gratuita, pero sí plenamente justificada por la remática tratada, y conseguida con la máxima naturalidad.

Imagen de ‘El Maestro’. Foto de empresa

Por ahora, el género de fábula, que en este caso hace que cada animal pertenezca a una especie diferente –los alumnos del colegio son una cabra, un pollito y un conejito– encaja de lleno en esta realidad del mundo contemporáneo, en el que cada niño de hoy es un mundo diferente, que requiere una atención muy personalizada, no en todos los asuntos, por supuesto, pero sí en algunos importantes, algo que las nuevas pedagogías intentan aplicar, con muy poco éxito, claro está, ya que la tarea es muy difícil, por no decir imposible. , como se planifica la educación.

Y más difícil aún en un mundo de verdades únicas, con polarizaciones radicales como la que muestra el padre de uno de los alumnos, un gallo, obsesionado por solucionarlo todo con bastones y finalmente con tiros y bombas. La obra remite al fascismo de los años 30, pero nuestra realidad sigue inmersa en este sistema de univocidades, como nos lo demuestran cada día los acontecimientos nacionales e internacionales.

Imagen de ‘El Maestro’. Foto de empresa

El Maestro, representado por un zorro, un animal que encaja perfectamente con esa necesidad de mano izquierda, mirada transversal y decisiones inteligentes que hoy se necesita para comprender a las personas, nos muestra una de las maneras de salir de esta condena de los monoteísmos ideológicos. : las letras, es decir, la escritura y la lectura, y el género de la poesía, para mostrar a quienes la necesitan cuáles son las sutilezas y ambigüedades de otras formas de estar en el mundo, y salir finalmente de las verdades únicas.

Con muy pocas palabras y recurriendo al lenguaje poético y alegórico de la fábula, el espectáculo de Anita Maravillas consigue abordar temas muy importantes sin caer jamás en trascendentalismos ni moralejas fáciles. Y todo ello se consigue también gracias a una interpretación exquisita de los dos titiriteros, siempre interactuando con los personajes, a veces más y a veces menos, ambos dotados de una presencia que destila honestidad, distancia y respeto hacia sus personajes, y en consecuencia, hacia el público. se dirigen.

titiritero

El libro que acompaña la obra, no como elemento indispensable, sino como complemento poético de la moraleja de la fábula –el valor en sí mismo de la escritura, de la imagen dibujada y de la poesía– es, como decíamos al principio, un verdadero deleite que nos demuestra que sus dos autores, Miren Amuriza del texto y Malen Amenabar de las ilustraciones, han entrado de lleno en el corazón de la práctica títere. Así lo indican algunas frases sencillas que aparecen de refilón en las páginas del libro, por ejemplo: ‘la primera acción de un títere es hacer creer al público que está vivo’ o ‘Porque un títere no es un títere hasta que es dado vida.’ ‘.

tapa del libro

Es decir, parten de la principal característica de los títeres, que es la de ser objetos inertes y con vida, es decir, estar ‘vivos y muertos al mismo tiempo’. Esto les permite profundizar en los múltiples imaginarios del títere y el teatro, con unos deliciosos collages, en el caso de las ilustraciones, que muestran como leitmotiv un doble personaje: con forma humana y con un caparazón de caracol. Un indicio de que nos encontramos en el terreno de la ambigüedad y la fábula. Los juegos con las dimensiones de los objetos representados nos muestran también esa libertad creativa del títere, capaz de hacer posible lo imposible.

Imagen interior del libro.

En cuanto al texto, los diferentes poemas son muy bellos, y destacaría, como ejemplo y colofón de esta crónica, la poesía que los editores han elegido, con muy buen criterio, para la contraportada, que tiene el mismo título del libro: Titiriteros. Lo reproducimos para disfrute de todos vosotros. Él dice así:

 
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