“El libro prácticamente fluyó solo, fue muy reflexivo” – .

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Carmelo Romero: “El libro prácticamente fluyó solo, fue muy reflexivo”Jaime Galindo

“Hay libros que uno lleva dentro”, afirma el escritor soriano Carmelo Romero. “Este es uno de ellos”. En esta declaración revela la esencia de ‘El fin de un mundo’ (Pepitas), su último trabajo, una novela queNo sólo narra la desaparición de un mundo antiguo, sino que también actúa como reflejo de la propia vida del autor. (aunque no es autobiográfico). Nacido en los años 50, Romero vivió el tránsito de una España agraria y tradicional a una modernidad que, “en pocas décadas, desmoronó siglos de costumbres y formas de vida”, según él.

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Romero, que además de escritor es investigador y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad de Zaragoza, ilustra este drástico cambio con una anécdota que compartió con sus alumnos: «Si una persona que murió en los años 40 o 50, sobre todo en el interior de España, fuera llevada por una máquina del tiempo hace dos milenios, probablemente se adaptaría en una semana. Pero si esa misma máquina la llevara a la época de sus nietos, sólo 50 o 60 años después, probablemente no reconocería su mundo”.

Para Romero, Centrar su narrativa en la vida rural y campesina era “inevitable”. “Hasta los años 60 o 70 la mayor parte de la población se dedicaba al sector agrícola”, explica. “Fue lo esencial y fue lo que se transformó profundamente”,subraya el escritor.

El proceso de escritura de ‘El fin de un mundo’ fue para el soriano una tarea introspectiva y una carga emocional. «Me costó empezar a escribirlo porque sabía que me iba a causar un daño personal», confiesa. La creación de la novela evocó recuerdos de personas y formas de vida que han desaparecido. “Una vez que comencé, el libro fluyó prácticamente solo, porque fue muy pensado, muy meditado, a lo largo de casi toda una trayectoria vital”, dice Romero.

Romero no busca ofrecer una visión nostálgica del pasado. En lugar de Su objetivo es “comprender y respetar este mundo, sin idealizaciones”. En la novela, los personajes Manuela y Antonino actúan como voces de una generación pasada. Ambos cuentan los entresijos de la vida rural y campesina mientras El escritor urbano comparte con ellos su visión sobre algunos de los episodios más relevantes de la historia de España de los dos últimos siglos.

«El escritor va al pueblo y pensando en estar solo por un día, decide quedarse a escribir una novela sobre el siglo XVIII. Cuando comienza a hablar con la pareja se da cuenta de que no hace falta viajar a esa época para ver grandes cambios, sino que tiene ante sus propios ojos a personas que han vivido la transformación más profunda de una sociedad.», comenta Romero, refiriéndose al fin del mundo agrario que quedaba.

Las conversaciones de la infancia y juventud de Soriano han jugado un papel crucial en la creación de ‘El fin de un mundo’. “Este libro está en deuda con las conversaciones que he escuchado y tenido a lo largo de mi vida”, dice. Historias compartidas en hogares, reuniones y lavanderías públicas formaron la base de su narrativa.

 
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