“He estado en Mauthausen”, el libro que recupera el primer testimonio de un español superviviente del infierno nazi.

Sara J. Brenneis ha llevado a cabo un exhaustivo investigación basado en la cautivadora historia de supervivencia de Carlos Rodríguez del Riscopublicado en serie en el Diario ‘Arriba’ en 1946. El resultado es “He estado en Mauthausen” (Edición Crítica), un libro fascinante que destaca el controvertido papel de España en la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto y sus consecuencias.

Sara J. Brenneis ha documentado la Aventuras de vida inusuales de un joven español. en la primera mitad del siglo XX: de republicano exiliado a Francia después de la Guerra Civil, a cuenta en un periódico franquista su experiencia como combatiente contra los nazis, prisionero y liberado del campo de Mauthausen.

El meticuloso trabajo de investigación del maestro de Universidad AmherstSara J. Brenneis, comparándola con otras fuentes historiográficas cada persona y hecho citado, nos permite asegurar la veracidad de la historia. En su rastreo de fuentes, Sara logró contactar la hija del autor, Luisa Rodríguez Casadoquien ha escrito un emotivo prólogo y ha aportado imágenes de su colección familiar que ilustran el libro.

Del prólogo de Luisa Rodríguez Casado

[…] Tras la muerte de mi padre, su imagen se apagó, sus recuerdos desaparecieron y mi familia se dedicó a luchar por sobrevivir con la exigua pensión de viudedad a la que tenía derecho mi madre. A pesar de ello, todavía recuerdo que tenía entre mis manos el manuscrito de bella caligrafía titulado ‘He estado en Mauthausen’, del que intenté leer al azar algunas líneas, que en su momento me parecieron extrañas y difíciles de entender. Nunca más lo volví a ver, mi madre debió pensar que no era adecuado para una niña de tan pequeña edad y lo hizo desaparecer junto con otros objetos cuya vista evocaba recuerdos dolorosos. Tampoco sabía que había sido publicado en treinta y cuatro entregas por el diario Arriba. […] Mi más sincera admiración por su concienzudo trabajo y mi agradecimiento a Sara, porque, uso sus palabras, “los recuerdos de mi padre han encontrado su camino a casa”.

Carlos Rodríguez del Risco Siguió la tradición militar de la familia. Permaneció fiel a la República tras el levantamiento y se exilió en Francia, donde pasó por la Campos de refugiados de Argelés y Gursuno de los que partieron para alistarse en el Legión extranjera Francés y luchar contra el ejército nazi, que lo hizo prisionero y lo deportó a Mauthausen. Después de la Segunda Guerra Mundial se estableció en Santanderdonde se convirtió en marino mercante y formó una familia.

El deporte en los campos de concentración: referencias en ‘He estado en Mauthausen’

En el relato de las vivencias de Carlos Rodríguez del Risco, el deporte ocupa un lugar destacadoque se asocia con recuerdos agradables, un paréntesis dentro de la terrible experiencia de ser prisionero de guerra. En la entrega publicada en ‘Arriba’ 24 de abril de 1946 Se relatan las celebraciones de la Fiesta Nacional de Francia en el campo de prisioneros de Gurs en 1939:

Cultura y deporte a toda velocidad

Los deportes también estaban muy extendidos. Destacó especialmente el fútbol, ​​en el que los españoles tenían ventaja. Merece destacarse el partido disputado el pasado 14 de julio, en el que nuestro equipo venció al conjunto de Brigadas Internacionales por cuatro a cero, y a pesar de que el guardameta internacional tuvo una actuación digna de Zamora en sus mejores tiempos. También se practicaba boxeo, lucha libre, carreras a pie, baloncesto, béisbol y se realizaban grandes competiciones de ajedrez. En nuestra prisión, los franceses nos permitieron divertirnos.

En el capítulo que corresponde a la publicación de Arriba del 14 de mayo de 1946, Rodríguez del Risco aludió a un interesante personaje sobre el que mucho se ha escrito después: el boxeador Segundo Espallargas, conocido como Paulino. Este año se publicó en MARCA un reportaje sobre él titulado ‘Yo boxeé en Mauthausen’. La referencia que hizo a Paulino Rodríguez del Risco fue, muy probablemente, el publicado en una fecha más cercana a los eventos que relataaunque hay permaneció olvidado durante 78 añoshasta la publicación de este libro: “He estado en Mauthausen”.

“Boxeé en Mauthausen”

El 14 de diciembre llegó a Mauthausen una nueva expedición española. Todos procedían del Stalag establecido en Estrasburgo. [sic]. Todos vestían el uniforme del ejército francés y su condición física era excelente, contrastaba extraordinariamente con nosotros, esqueléticos y llenos de hambre y miseria. […] Fueron destinados a los cuarteles 14 y 15. El jefe de este último, un tal Franz, al que los españoles llamábamos ‘Popeye’, aunque no se parecía en nada al héroe de las espinacas, formaba los doscientos cincuenta delante de su cuartel. prisioneros que le fueron asignados. En el momento en que el mismo intérprete que nos habló a nuestra llegada repetía el canto, el jefe, al observar que un español fuerte y muy joven parecía no prestar mucha atención a sus palabras, se acercó a él y lo abofeteó. El niño, sin saber qué era Mauthausen, atacó a Popeye y de un solo puñetazo lo arrojó por encima de la mesa. Un jefe de cuadra, a quien conocíamos como Gary Cooper, y que apreciaba mucho a los españoles, al ver aquel golpe magistral, se dirigió al español lleno de admiración, y por medio de un intérprete le preguntó por qué había hecho eso. Cuando el español respondió que “no había dado ningún motivo por el que lo golpearon y que no sabía que ‘Popeye’ era su jefe”, Gary se echó a reír y le preguntó si sabía boxear. Cuando el español respondió afirmativamente, llamó al jefe del cuartel y le ordenó nombrarlo para el servicio de limpieza del bloque, advirtiéndole además que no le golpeara, porque lo tenía bajo su protección.

Aquel niño, llamado Paulino Espallargas, aragonés y de noventa kilos de peso, pronto se convirtió en un boxeador invencible en los combates que se celebraban cada domingo. Derrotó al campeón de peso pesado de Checoslovaquia, que fue deportado en Mauthausen, y a todos los boxeadores alemanes que estaban en el campo. Gracias a él, al gran luchador catalán Tormo, a Lozano y Lorenzo Vitriá, los dos ex campeones de España; a varios excelentes futbolistas y a la magnífica impresión que aquella expedición produjo en las SS y en la dirección del campo, se puede decir que la situación de los prisioneros españoles –exclusivamente españoles– mejoró mucho en Mauthausen.

Sara J. Brenneis, editora

Profesor de español en Amherst College (Massachusetts, EE.UU.) desde 2007. Doctorado en Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad de Californiaen Berkeley, ha sido investigador en el Universidad Pompeu Fabra y Universidad Complutense. Creció en Wisconsin y, actualmente, tras un curso como investigadora en Madrid, se prepara para regresar con su familia a Northampton, Massachusetts.

Él ha escrito el libros:

Fusión de géneros: una nueva aproximación a la historia, la ficción y la memoria en la España contemporánea (Purdue University Press, 2014)

Españoles en Mauthausen: Representaciones de un campo nazi, 1940-2015 (University of Toronto Press, 2018), disponible en otoño de 2024 en español: Españoles en Mauthausen, Representaciones de un campo de concentración nazi (1940-2018) (Marcial Pons Historia, 2024 )

Y cómo coeditor:

España, la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto: Historia y Representaciones (University of Toronto Press, 2020)

 
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