“Los niños se aferran a la fantasía porque les da poder” – .

“Los niños se aferran a la fantasía porque les da poder” – .
“Los niños se aferran a la fantasía porque les da poder” – .

Isabel Allende, que escribe desde que tiene memoria, acaba de insertarse, por primera vez, en la literatura infantil. Ella lo hizo con el libro. Perla, la súper perraque acaba de ser estrenado.

Se trata de un libro-álbum con ilustraciones de Sandy Rodríguez, en el que ambos narran con palabras y dibujos cómo esta mascota enseña a un niño, Nico, a defenderse del bullying.

En rueda de prensa con medios internacionales, en la que participó La voz, la autora chilena dijo que no fue difícil encontrar inspiración porque la historia surgió de su propia perra, también llamada Perla. Una tarde en el parque, Isabel quedó fascinada por la forma en que su perro se enfrentaba a otro perro de aspecto más valiente. “No tuve que inventar nada, porque Pearl realmente existe y la aventura de Pearl en el libro también sucedió”, dijo.

También admitió que las repercusiones del libro han enfadado a su mascota: “Mi perra se ha vuelto arrogante, ahora se cree la Coca-Cola del desierto”, añadió entre risas.

La escritora Isabel Allende, con su perro (Fotografía, Lori Ibarra, prensa Penguin Random House)

En una charla distendida, en la que evocó su infancia y sus primeros libros, Allende reflexionó: “El libro es más que un objeto, es una conexión, que puede comenzar cuando te sientas en el regazo de alguien que te lee cuando tú son pequeños”, dijo.

–¿Cómo ve hoy la literatura infantil y juvenil en América Latina?

–Hay una explosión de literatura infantil, no sólo de libros ilustrados, sino también de literatura juvenil, que no existía hace 50 años, cuando mis hijos eran pequeños. Cada vez se publica más y es lo que más se vende: literatura infantil y libros de cocina.

–¿Cómo incentivar el amor por la lectura en tiempos digitales? ¿Cómo fue tu experiencia?

–Crecí en una época en la que la idea de estimular a los niños no estaba. Los niños crecieron como la mala hierba. A nadie le importaba lo que leían. Pero a mí me enseñaron a leer cuando era pequeña. Recuerdo lo primero que leí sola: un libro sobre hadas escandinavas. Rápidamente comencé a leer a Jack London, Oscar Wilde, lecturas más avanzadas que para mi edad. Yo era tímido, introvertido, solitario. Esos libros fueron mis grandes compañeros. Hoy, en la era digital, creo que los jóvenes le tienen miedo a la página, están acostumbrados a leer en una pantalla. Pero el medio no importa tanto: lo que importa es lo que te ofrece la literatura. Eso siempre existirá en la humanidad. Una página se puede sustituir, pero no las ganas y la necesidad de escuchar historias. Es más antiguo que la humanidad.

–¿Cree que las redes aumentaron el bullying?

–Sin duda, ahora existe un acoso anónimo y virtual, que incluso llevó a los niños al suicidio. La presión es fuerte a esa edad y es difícil controlarla. No sólo produce agresión, sino también exclusión. Los niños que se sienten excluidos sufren tanto como los que son acosados. Nunca sufrí abusos, pero fui hija de diplomáticos, viví cambiando de país, siempre fui la chica nueva del colegio, siempre me sentí excluida, no me atrevía a acercarme. Me escondía detrás de un libro durante el recreo, aunque no lo leyera, porque no quería que se notara que estaba solo. No podía pertenecer a ningún grupo y era terrible en los deportes. Eso duele tanto como el acoso.

–¿Cómo podemos tomar el ejemplo de Perla para ampliar el espacio infantil?

–Todos verán cómo lo hacen. Cuando uno se encoge y se autovictimiza es difícil, especialmente para las niñas. Los niños suelen ocupar todo el espacio y suelen tener más confianza en sí mismos que las niñas. Las niñas muy pequeñas son así, encogen. Yo les diría que hay que ocupar más espacio, hacerse más grandes, no hacerse más pequeños.

–¿Qué otros valores encontramos en este libro?

–No he analizado mi propio libro ni pretendía dar mensajes ni lecciones. Pero alguien señaló algo que no se me había ocurrido: en la historia, la madre de Nico le cree al niño. Cuando se presenta ante el director de la escuela, quien acusa a Nico, se pone del lado del chico. Me hubieran dado unas chanclas. Pero ella le cree y lo defiende. Eso es importante, que el niño se sienta apoyado y no se sienta solo. Ella le da más confianza para hablar de lo que le está pasando.

“Perla, la súper perra” de Isabel Allende

Mascotas

Amante de las mascotas, la escritora cree que deben estar en diversos espacios, porque la relación con los animales es extraordinaria. “Debería haber animales en las escuelas, hospitales, prisiones… en los lugares donde hay dolor. Quienes viven en el campo con perros, gatos y caballos tienen otra forma de relacionarse con la naturaleza. Los que vivimos en ciudades necesitamos tener un animal y hay animales que necesitan un hogar. No compres animales, rescátalos. Tenemos que salvarlos y al final son ellos quienes nos salvan.

–¿Cree que los cuentos infantiles pueden tener más efecto en los lectores jóvenes que las novelas que leemos de adultos?

–Creo que sí, hay pocas novelas que puedan cambiar la forma de pensar, que puedan tener un verdadero efecto en el lector: se espera entretener al lector, acompañarlo, tener una conexión, pero no cambiar sus ideas. Al menos cuento una historia que me parece importante. Pero no para enseñar algo. Supongo que quienes me leen piensan como yo. Alguien que no piensa para nada como yo, ¿por qué me va a leer? No cambio a nadie. Pero puedes proponerle una idea a un niño pequeño que se quede con él. En mi casa mi abuelo hablaba mucho de historias de fantasmas y espíritus, coincidencias, cosas ocultas. Mi abuela también. Eso hizo que el misterio de la vida me pareciera natural, lo bebía en leche, cuando era pequeña. A veces pienso que el realismo mágico se utiliza como truco literario y no funciona. Si no lo crees desde el principio, no funciona. Los niños pequeños aprenden de lo que leen.

–¿La ficción crea mejores seres humanos?

–Los niños se aferran a la fantasía, porque la fantasía les da poder. En la imaginación todo es posible, puedes volar en una escoba. Quería que Perla tuviera dos superpoderes, que cualquier niña puede tener: que todos la quieran (es amable, cariñosa) y que aprenda a defenderse, a rugir como un león aunque sea pequeña. Esos son los poderes que le enseña a Nico. En el lugar mágico bajo las escaleras, el perro le enseña a ser amable y cariñoso, y también a defenderse.

 
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