“He tenido que desarrollar una personalidad de Tarzán para poder sobrevivir” «Diario La Capital de Mar del Plata – .

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“He tenido que desarrollar una personalidad de Tarzán para poder sobrevivir” «Diario La Capital de Mar del Plata – .

Por Rocío Ibarlucía

“Nací con la vocación de captar historias en el aire y contarlas. Ese es mi único superpoder”, reconoció Isabel Allende en la presentación de su primer libro infantil “Perla, la super perrita” (Penguin Kids), en conferencia de prensa para medios latinoamericanos en la que participó LA CAPITAL.

La protagonista de este libro ilustrado, Perla, también tiene dos superpoderes: hacer que todos la quieran y rugir como un león. Esta última habilidad le permite enfrentarse a los perros más grandes que la acosan y ayudar a su amigo Nico Rico, que sufre bullying en el colegio. Pearl guiará al niño para que descubra sus propios superpoderes y así enfrentarse a los matones.

Ya disponible en librerías a partir del 30 de mayo. Este libro es el primero de una serie de tres álbumes escritos por Allende e ilustrados por Sandy Rodríguez. De esta manera, una de las autoras más vendidas en lengua española debuta en el campo de la literatura infantil, traducida a cuarenta idiomas y reconocida por novelas como “La casa de los espíritus”, “La hija de la fortuna”. , “Paula”, “El viento sabe mi nombre” y la más reciente, “Mujeres de mi alma”.

Allende admitió que ha sido un trabajo duro escribir para un público infantil: “Es mucho más fácil para los adultos, porque me gusta escribir sagas, novelas complicadas en las que necesito 360 páginas para contar algo”. En cambio, ahora tuvo que afrontar por primera vez el desafío de la condensación: elegir pocas palabras y pocos caracteres.

Además, consideró que esta experiencia le ha permitido aprender algo crucial: “que No tengo que decirlo todo en un libro para niños., el ilustrador proporciona la mitad de la historia”. En ese sentido, elogió a Sandy Rodríguez, con quien formó “una especie de matrimonio para contar esta historia, que me ha facilitado todo enormemente”. Cuando su agente y su editor le presentaron varias obras de diferentes ilustradores, Allende dijo que “mi mirada se posó inmediatamente en Sandy; Después descubrí que ella es mexicana y mujer, por lo que era la persona ideal para ilustrar el libro”.

Por otro lado, explicó que una de las razones por las que decidió explorar la literatura infantil a sus 81 años tiene que ver con su deseo de “incursionar en diferentes campos de la escritura, porque me aburro con una fórmula, no No lo tengo”. Puedo repetir. La única vez que he podido repetir una fórmula fue cuando escribí la trilogía para jóvenes ‘Memorias del Águila y el Jaguar’, que fueron los mismos protagonistas”, afirmó. Para Allende, el desafío de algo nuevo siempre ha sido un motor en su carrera: “Me gusta el desafío de una novela histórica, de una novela literaria, de una memoria. Lo único que no puedo escribir son libros de autoayuda. “No puedo leerlos y tampoco puedo escribirlos”.



Una niña, un perro rescatado y un libro.

La historia contada en “Perla, la súper perra” surge de su relación con Camila, nieta de una vecina que visita cada semana la casa del escritor para leer. “Camila entra a mi casa gritando en inglés ‘¡Libro, libro!’ -describió Isabel-. Nos sentamos con ella y leemos cuentos, normalmente sólo dibujos, y luego comemos helado. “Ella fue la inspiración para el libro”.

Y también su mascota, Perla, una perrita rescatada por el exmarido de Allende, el escritor policiaco William C. Gordon, quien falleció meses después, por lo que ella decidió hacerse cargo del perro. quien, según el autor, “parece una rata de alcantarilla normal, pero se cree una princesa. Es arrogante, valiente y tiene un problema en las cuerdas vocales, por lo que gruñe como un perro policía. Si no lo ves, crees que hay un mastín detrás de la valla”.

A pesar de su pequeño tamaño, la personalidad de Perla es arrolladora. “Hemos aprendido de ella a tener confianza en una misma, a ir por la vida ocupando espacios, porque lo que nos pasa mucho a nosotras, sobre todo a las mujeres, es que nos menospreciamos. Perla, en cambio, se expande y ocupa un espacio enorme, mucho mayor que ella”, advirtió Isabel.

Los protagonistas de su libro surgieron de una observación que hizo la autora al ver jugar a Camila: los niños aman a los animales. “Esa relación entre el animal y el niño”, consideró, “es demasiado hermosa para perderla”. Por ello decidió llevar a la ficción una historia de amistad entre Perla y Nico.

La autora reconoció que también tiene un vínculo muy estrecho con los animales, algo que nació en su infancia. “Mi madre tenía la idea de que si te crías con animales, tienes un sistema inmunológico muy bueno. Así que compró una perra bulldog francés y la metió en la cama conmigo. Crecí con él y nunca he tenido problemas de estómago. Mira, puedo beber agua del (río) Ganges y no me enfermo, así que funcionó”, dijo Isabel entre risas.

Esta relación íntima con los animales hizo que incluso los perros la consideraran única en su especie: “Huelo como un perro”., porque camino por la calle y los perros me siguen. Recuerdo los nombres de todos los perros de mi barrio, pero no los nombres de las personas. ¿Cómo es posible que los perros no me quieran si somos de la misma clase?”.

Para Isabel un animal abre el corazón de una persona, por eso cree que todos necesitamos un animal, y también porque hay muchos animales que necesitan un hogar. “Por favor, no compren perros ni gatos, rescaten un animal, esos son los que hay que salvar y los que nos salvan a nosotros también”, pidió Isabel. con seriedad y compromiso contra el maltrato animal. Y agregó: “Debería haber mascotas en los lugares donde hay más violencia, en las cárceles; donde hay más dolor, en los hospitales; “Donde hay más abuso, en las escuelas”.

Sin embargo, también aclaró que, aunque ama a los animales, rechaza las exageraciones, como llevar al perro a la peluquería o pintarle las uñas. “Tengo un límite, entiendo que el animal tiene que vivir como animal”.

“Yo les diría a los niños y sobre todo a las niñas que hay que ocupar espacio, alzar la voz, hacerse más grandes, porque cuanto más pequeño te vuelves más te victimizan”.

La importancia de alzar la voz

La aventura de Perla en el libro se basa en una experiencia real que tuvo su perro en el parque cuando un mastín la atacó. “Perla se dio vuelta”, comenzó el escritor, “lo encaró con todos los pelos erizados, gruñendo como un león, de su boca salía espuma de rabia, y el perro grande se dio la vuelta, echó a correr, y ella corrió tras él, ladrando a pesar de que “Ni siquiera le llegaría a los talones”. Este episodio llevó a Allende a exponer en su libro la idea de que “Los abusadores son cobardes cuando los confrontas. Siempre abusan de los más débiles y de los más pequeños, y si pueden, se rodean de una pandilla que los apoya; solos no se atreven”.

El encogimiento y la autovictimización empeoran la situación, especialmente para las niñas, consideró Allende. “Los niños, no sé si por razones biológicas o culturales, suelen ocupar todo el espacio y tener confianza en sí mismos. Las niñas pequeñas son así, pero luego se encogen. Por eso, recomendó, les diría que tienen que ocupar su espacio, hacer ruido, alzar la voz, hacerse más grandes, porque cuanto más pequeño te vuelves más te victimizan, sobre todo si eres bajito como yo. Como soy bajo, es muy fácil que me aplasten, por eso he tenido que desarrollar una personalidad de Tarzán para poder sobrevivir”.

Aunque la autora aclaró que nunca sufrió abusos físicos durante su infancia, ser hija de un diplomático significó que cambiara frecuentemente de país, de amigos, de idioma y de escuela. “Ella siempre fue la chica nueva y no tenía amigos”, recordó. Yo era tímido y no me atrevía a acercarme, por eso siempre me sentí excluido y me refugiaba en los libros. En el recreo me escondía detrás de un libro, aunque no lo estuviera leyendo, para que no se notara que nadie quería jugar conmigo”.

Pon el tema sobre la mesa

Con “Perla, la súper perra”, Isabel Allende busca posibilitar el diálogo entre los niños y sus padres, maestros o quienes ocupan el rol de mediadores de lectura para abordar temas difíciles, como el bullying en este caso. De este modo, Espera que se pueda animar a los niños víctimas a contar lo que les pasa y los niños que intimidan a otros compañeros pueden entender “que lo que están haciendo es una cobardía y que no lo harían si se encontraran con alguien de su mismo tamaño”.

“Una de las pocas cosas que puedo decir en defensa de este pequeño libro es que pone el tema sobre la mesa”.dijo la autora, quien también marcó su postura respecto a la literatura infantil, alejándose de textos con fines moralizantes y didácticos. Es decir, su libro habla del bullying, pero “sin sermones. Creo que los niños, al igual que los adultos, quieren descubrir la verdad, no quieren que se la claven en la cabeza, que les golpeen con la Biblia en la cabeza. “No tengo nada que enseñarle a un niño, lo único que puedo mostrarle es un camino”.



La necesidad de escuchar historias.

Una de las muchas preguntas que se plantea a diario la comunidad educativa, las familias y los adultos mediadores es cómo lograr que los niños se entusiasmen por la lectura en tiempos tan digitales y vertiginosos. Isabel Allende intentó responder a esta pregunta y dijo que aunque “no soy experta en esto, creo que hay que empezar muy temprano”.. Para ilustrar, compartió su experiencia con Camila, la niña que visita su casa: “Empezamos a leerle a esta pequeña cuando tenía un año. Ella todavía no caminaba y ya estaba sentada en el regazo y quería leer. Se aprendió el texto de memoria de tanto repetirlo. Así, su amor por el objeto libro comenzó en ella desde muy temprana edad”.

Por ello, Allende anima a los adultos a leer en voz alta a los niños, porque “lo más bonito que te puede pasar es la relación entre el cariño y la literatura, que puede durar toda la vida. El libro ahora se convierte en algo mucho más que un objeto, es una conexión con el texto, pero también una conexión con el cariño que te da sentarse en el regazo de alguien a leer”.

Sin embargo, observó que ese amor por los libros suele perderse durante la pubertad “porque hay muchas distracciones y porque además están muy ocupados”. Comparado con los tiempos actuales, recordó que durante su infancia y también la de sus hijos, había mucho tiempo libre cuando no tenían un programa. “Hoy los niños tienen la agenda repleta como un ejecutivo de alguna corporación, nunca tienen un momento de ocio. Entonces les resulta mucho más difícil amar la lectura”. Sin embargo, sostuvo que después de la adolescencia muchas personas regresan para recuperar lo que tuvieron temprano en la vida.

También sufrió momentos en los que no tenía tiempo para leer: “Hubo años en los que estaba tan ocupada criando a mis hijos, trabajando en tres trabajos, que no tenía tiempo para leer. Ahora escucho audiolibros en el auto, leo libros digitales cuando viajo y tengo libros objeto en todas partes de la casa. Las historias me acompañan todo el tiempo”.

Lejos de las visiones apocalípticas sobre el fin de los libros físicos, Allende reconoció que utiliza la tecnología para leer y, por ello, se mostró optimista sobre la continuidad de la literatura. “Hoy que vivimos en la era digital, los niños le tienen miedo a la página, los jóvenes están acostumbrados a leer en una pantalla y creo que no importa tanto el medio, lo que importa es lo que te da la literatura y esa necesidad va a ser”. siempre existirá en la humanidad. Cuando me dicen que los audiolibros y las pantallas están reemplazando a los libros, creo que puede que estén reemplazando a la página, pero no al deseo y la necesidad de escuchar historias. “Eso es más antiguo que la humanidad”.concluyó el escritor.

 
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