El libro viviente de Malcolm Scarpa – .

¿Qué te debo, José?, acaba de aparecer el libro que Malcolm Scarpa (1959-2022) publicó hace más de veinte años y que ha sido perseguido por sus seguidores como un objeto de culto inencontrable (o a precios escandalosos). Los aficionados a la lectura y a la música están de enhorabuena con esta recuperación de Sílex Editorial. También los segovianos, porque la trepidante narrativa comienza en Segovia, concretamente en el “Eurodroguer”, dando paso a una rápida sucesión de apuntes, notas, reflexiones, disparates, chistes, juegos de palabras y humor de taberna. A continuación se muestra el prólogo del nuevo editorial:

“En el sótano del Cine San Pol / Un hombre celebró un día su boda / Se destacó por su mundanidad / Aunque ni siquiera sabía lo que hacía / Se fue a San Antonio de la Florida / Se fue de la fiesta para escuchar a Dylan / Le gustó Obviamente “Five Believers, Chimes of Freedom, Leopard Skin Pill Box Hat”.

Bajo estas primeras estrofas de la canción En los Bajos del Cine San Pol (2004, Las Cosas Cambian) se camufla un relato autobiográfico de Malcolm Scarpa, fallecido en julio de 2022. La intuición artística de este músico superó los conocimientos técnicos aprendidos en el camino. . Cuando canta “aunque ni siquiera sabía lo que hacía”, parece reflejarse a sí mismo. El músico de formación clásica Iñigo Bregel, de Los Estanques, explica: “Malcolm hizo trampa sin conocer las reglas. Le preguntaste sobre los acordes que tocaba y no lo sabía. Hasta que viste el resultado… Pero para conocer la trampa, debes conocer la regla”. El propio Malcolm lo confiesa en estas páginas: “Hace años, cuando tocaba, hacía acordes raros y me decían que sonaban bien… ‘¿Qué acordes estás tocando?’, me preguntaban. ‘No lo sé’, respondió”. ¿Cosas geniales?

También parece una imitación de sí mismo que el protagonista de la melodía se escape de su propia boda y huya para disfrutar del futuro Nobel de Literatura, porque Malcolm Scarpa (1959-2022) estaba absolutamente entregado a su pasión musical, y a su férreo compromiso. las canciones duraron hasta el final; Si se hubiera casado, lo más probable es que se hubiera escapado de la ceremonia nupcial para concentrarse en sus propios asuntos.

Otra pista autobiográfica que subyace a En Los Bajos del Cine San Pol es la letra: en español. Scarpa fue precoz a la hora de componer en lengua inglesa, en tiempos lejanos de dominio galo en las escuelas. Ante la insistencia de críticos y amigos para que escribiera en nuestro idioma, resistió como un gato boca abajo; Sin embargo, cuando dejaron de preguntarle, abrió la puerta al lenguaje cervantino para algunas composiciones. Esta manera de ser contrario y seguir su propio camino, contra la lógica convencional y siempre en las antípodas del mercantilismo, constituye otro rasgo distintivo de un personaje inclasificable cuyo talento aún permanece en la clandestinidad tras una carrera que escapó del radar del mercado discográfico.

Compuso más de 300 canciones de estilos muy variados (blues, jazz, country, vodevil, psicodelia, ragtime, swing, canción francesa, bolero…), aunque ninguno de sus discos publicados desde 1991 tuvo éxito. Su territorio natural no se limitó a la música y se aventuró a colaborar en el arte cinematográfico: en 1999 trabajó en la banda sonora de Mamá es Boba, película dirigida por Santiago Lorenzo, y repitió con el mismo director en 2007 para el mismo trabajo. . Cualquiera lo tiene en un buen día; En 2014 regresa al séptimo arte con la composición y acompañamiento sonoro de la película muda Umarete wa Mita Keredo (1932), del director Yasujirō Ozu. Esta amplitud de visión, desde el cine español actual hasta el cine japonés de los años 30, permite vislumbrar la vasta visión periférica de Malcolm Scarpa en términos culturales.

Lo que apenas se conoce es su vertiente literaria. En 2001 publicó un libro que con el paso del tiempo se ha convertido en objeto de culto perseguido por sus admiradores, un volumen muy cotizado tras haberse agotado hace años y que ahora cobra nueva vida con Sílex Ediciones: Qué te Debo. , ¿José?

Malcolm Scarpa supo sacar partido literario de su desbordante creatividad gracias a los cuadernos y servilletas de bar que llevaba consigo. Llenó esos papeles con deleite. En sus notas divaga sobre lo divino y lo humano, y plasma lo que podría considerarse una “recopilación de la vida”, en palabras de su hermana Rosa M. Scarpa. Desde una perspectiva muy particular, como se puede comprobar aquí, Malcolm recorre ágilmente episodios de su vida cotidiana: bocetos costumbristas, amores, música, abstracciones absurdas, curiosidades cinematográficas, geografías urbanas desde su cuartel general en Pueblo Nuevo, pensamientos oníricos, juegos de palabras. o reflexiones sobre la muerte, cada vez más presentes en los cuadernos anillados que llenó hasta el final de sus días.

El artista era consciente de su frágil salud. Su hermana explica que meses antes de morir le había enseñado a utilizar un programa informático para trasladar textos escritos a mano recientes a formato digital. Sin embargo, “llegó un momento en que dijo: ‘simplemente no tendré tiempo’ y abandonó la transcripción”. A pesar de su autoexigencia, Scarpa se sentía orgulloso de este único libro publicado y “lo releía con bastante frecuencia”.

El carácter lúdico e impredecible de sus creaciones sonoras también se puede ver claramente en este volumen. Es un texto con una potente carga lúdica y muy divertido, aunque en ocasiones aparecen tragedias que el autor suele coronar con la cruel onomatopeya de la risa: Ja, ja, ja. En ese filo de la navaja se intuye un dolor incurable que fue aliviado con estos exorcismos en blanco y negro.

¿Qué te debo, José? Está estructurado de forma inesperada con un lenguaje ágil y un estilo de prosa espontáneo que recuerda a los escritores de la Generación Beat. Junto a una imaginación desbordante, se percibe el paralelismo creativo entre sus composiciones musicales y estos escritos. Las idas y venidas, las idas y vueltas en la configuración del relato, el aire libérrimo de la narración, salpicado de expresiones que hoy serían consideradas políticamente incorrectas, cristalizan en una atmósfera que curiosamente inyecta solidez a la obra. Como en sus melodías, Malcolm Scarpa no se repite ni ceja en su empeño por construir un mundo personal que desprenda aromas universales. El lector puede vislumbrar aquí una forma inigualable de observar el mundo, con registros mentales distintos a los de la mayoría.

Desde el mismo título, Scarpa se ríe de las reglas ortográficas y no tiene reparos en utilizar el signo de interrogación para la apertura. Esta fórmula heterodoxa, tan extendida hoy en día, era muy novedosa cuando la impuso como título del libro hace un par de décadas.

El músico y escritor era un lector voraz y gozaba además de una memoria espléndida. Era omnívoro en su afición bibliófila. Leyó de todo, desde tratados filosóficos hasta Cossío o extravagantes manuales de boxeo. También apreciaba con especial cariño los libros impactantes, como uno dedicado a la matanza de cerdos al que tenía especial cariño. Y luego era capaz de, por ejemplo, sorprender a un carnicero con sus conocimientos en materia porcina años después de haber leído sobre él, mostrarle inesperadamente la riqueza léxica del oficio de matadero o detalles de los tipos de cortes según la pieza… Y así sucesivamente.

Se puede leer en ¿Qué te debo, José? que “los libros son seres vivos, esto es obvio”. Es una frase (no tan obvia para el común de los mortales) que revela la veneración bibliófila hacia un artista en permanente búsqueda de conocimiento. “Sabía encontrar el sentido a cosas que normalmente pasan desapercibidas para la mayoría de la gente”, resume Rosa M. Scarpa.

Los elogios de la crítica y del público se multiplicaron tras la muerte prematura de un artista irrepetible. Muchos se preguntan tras su despedida: ¿Malcolm Scarpa fue un genio? Leer estas páginas ayuda a responder esa pregunta y confirma que ¿Qué te debo, José? Es un libro tan vivo como la forma de observar el mundo aquí plasmada.

Rumbo a la trilogía

Tras la muerte de Malcolm Scarpa, en el verano de 2022, su hermana Rosa localizó en su habitación varios cuadernos manuscritos que continúan la línea narrativa establecida en el primero ¿Qué te debo, José? Desde hace varios meses Rosa M. Scarpa y la fotógrafa Ana Hortelano han trasladado (a veces con el mismo sudor de los egiptólogos al desentrañar un jeroglífico) el contenido de estos cuadernos a un soporte informático y avanzan en una trilogía que ofrecerá una perspectiva más completa del artista. . .

El estilo directo (rayo a la escritura automática), el humor, los juegos de palabras, lo políticamente incorrecto y la sabiduría vital se mantienen sin alboroto, al igual que las obsesiones y temas recurrentes del orgullo de Pueblo Nuevo. El Adelantado de Segovia avanza ahora (perdón por la redundancia periodística) algunas frases sobre el universo musical que irá desvelando en sucesivas entregas:

En música hay que distinguir entre frase y melodía, hay músicos que no son más que traficantes de frases. Los odio.

Muchas veces analizar la música supone dejar de disfrutarla.

El arte va contra la naturaleza, no soporto la música folklórica.

Escuchas la música como purista o como turista.

Nadie me ha dado nada, pues sí, el dolor.

En música es fundamental distinguir entre frase y melodía. Para mí, muchos boppers eran traficantes de frases, incluido Parker.

La coreografía ha herido mortalmente a la música. ¿Responsable? Mujeres y maricas.

Las personas que dicen que les gusta la música clásica porque es relajante deberían ser asesinadas.

“En ruta”. Frank Converse y Sonny Pruit, música de Merle Haggard.

Gardel grababa en invierno

Arbusto de Algueró. Música florida.

La música italiana fue hecha por mogoles.

¡Quiero música de calidad! ¡Sin Rock’n’roll!

Lo que debes hacer es escuchar más música y recopilarla menos.

La mejor editorial musical es sin duda Resaca Music.

Decir “música moderna” es muy antiguo.

Un negro de Senegal hablaba de la música de Guinea Conakry y de la influencia de la proximidad del mar en el ritmo.

Prefiero la música de Bartok interpretada por músicos ingleses.

Hay música buena, mala y subnormal.

Está adelgazando y hace música ligera.

En mis canciones pongo letras de formas y música de circunstancias.

Si quitaras la música sonaría mejor.

Me gusta el chill out, no porque me relaje sino porque es música muerta. Me siento muy identificado con ella.

Tú, oficial de música, hijo de puta, bastardo de mierda.

Puedes ganarte bien la vida con la música siempre que no te importe.

Esa música brasileña, lo nuevo….

La persona que tenía el sistema de música murió atropellada por el coche. Jajaja, pero la guitarra estará bien, ¿no?

La música oriental utiliza mucho los cuartos de tono y las octavas.

La música paga no se reproduce.

Liszt es el Lope de Vega de la música.

Los poemas de Poe son música en su forma más elevada.

Continué jugando con lo que quedaba del amplificador. Arre, arre, gritó.

 
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