Pablo Montoya lanza nuevo libro – .

Pablo Montoya lanza nuevo libro – .
Pablo Montoya lanza nuevo libro – .

20:50

Por: Santiago Díaz Benavides*

Son varios los títulos en los que el escritor Pablo Montoya Ha mostrado su interés por la historia. Conocido entre los lectores por su estilo minucioso y profundo, el autor de Tríptico de la Infamia y premio Rómulo Gallegos, regresa a los caminos de la novela con su más reciente publicación, una pieza que explora la figura del emperador romano Marco Aurelio, sin querer ser una biografía exhaustiva, sino más bien una interpretación personal y literaria de los dilemas y desafíos que afrontó el llamado emperador filósofo.

Bajo el título de Marco Aurelio y los límites del imperio, Montoya da rienda suelta a su admiración por el pensamiento de Marco Aurelio y su capacidad de liderazgo en uno de los periodos más convulsos de la historia del Imperio Romano. El resultado es una obra que invita al lector a reflexionar sobre los paralelismos entre el pasado y el presente, combinando hábilmente rigor histórico y sensibilidad literaria.

Roma se ha convertido en el escenario favorito de muchas voces que se acercan a ella desde la novela histórica, intentando comprender los vasos comunicantes de una sociedad como la romana con la nuestra. En Colombia, particularmente, usted es uno de los autores que se ha centrado en ello. ¿Por qué un escritor colombiano pone su mirada en una época y una sociedad como ésta?

“Creo que como escritores somos conscientes de que heredamos una tradición literaria que comienza en Roma, pasa a España y continúa con nosotros. Nos interesa el eco de lo que hemos recibido. Recojo esa tradición de una manera más libertaria, más gnóstica, más atea, y sin comprometerme con la idea de que la literatura deba ser un instrumento de religión, como proponían los gramáticos. No somos ajenos a eso, incluso desde la perspectiva misma de que escribimos en español, una lengua latina. Dice un amigo mío, Vicente Cristóbal, gran traductor de Virgilio, que el español, el portugués, el catalán, el italiano y el francés son un latín renovado, oxigenado o transformado a nuestros tiempos. Además, el código legal, las costumbres, la vestimenta, el imaginario religioso, supersticioso y cultural provienen de Roma. Aquí, en Colombia, dialogan con los nativos, los indígenas y los africanos. Recibimos la herencia romana desde esa perspectiva. “Aquí no tenemos ruinas romanas, pero somos herederos de esa tradición”.

¿Hasta qué punto las novelas que usted ha escrito, ambientadas en Roma o que retoman algún personaje de esa época, pueden considerarse parte de una misma saga literaria? Por ejemplo, ¿Lejos de Roma está relacionado con este libro?

“Están conectados, pero no a nivel de saga. Creo que son dos libros que dialogan entre sí. Uno gira en torno a la Roma del siglo I y el otro en la Roma del siglo II. Ambas tienen como protagonistas a nobles romanos: Ovidio, que fue poeta, y Marco Aurelio, líder político. Las novelas están hermanadas porque los personajes hablan en primera persona y se sitúan en los márgenes del imperio. Ovidio está exiliado y desde allí escribe, mientras Marco Aurelio está en una de las provincias del norte haciendo la guerra y desde allí cuenta su vida y su época. Son novelas que además se articulan porque sus personajes reflexionan sobre distintas facetas de la vida, el poder, la muerte, el exilio, la guerra y la relación entre literatura y política, en el caso de Lejos de Roma. En el caso de Marco AurelioLa relación entre filosofía y política.

También tengo un largo poema en prosa llamado hombre en ruinas, que es una reflexión sobre las ruinas romanas. A veces pienso que estos tres textos podrían publicarse juntos como una especie de sonata: Lejos de Roma como un primer allegro, hombre en ruinas como un adagio, una reflexión meditativa sobre el vestigio de las ruinas romanas, y Marco Aurelio y los límites del imperio como un tercer allegro. “Sería un tríptico romano”.

¿Tuvimos alguna vez un Marco Aurelio en Colombia, algún indicio o sombra de él?

“Hubo presidentes colombianos alfabetizados, gramáticos y ultracatólicos, como Miguel Antonio Caro, José Manuel Marroquín y Marco Fidel Suárez. Fue un período interesante para la historia de la literatura colombiana, aunque devaluado por las nuevas generaciones. Eran gramáticos muy latinizados, muy latinos. Miguel Antonio Caro, por ejemplo, hablaba mejor latín que español y era un admirado traductor de Virgilio. Sin embargo, no eran filósofos ni tenían la profundidad de Meditaciones por Marco Aurelio. La mayoría de sus escritos ahora están desactualizados. Aunque fueron figuras importantes, no se leen tanto como Marco Aurelio, que escribió casi 2.000 años antes”.

Definir y caracterizar a Marco Aurelio es un desafío estético del más alto calibre, ya que ha sido retratado de muchas maneras. ¿Cómo fue tomar la mente de este hombre y ponerla a trabajar en un complot?

“Fue un gran desafío. Marco Aurelio dejó dos fuentes directas: las Meditaciones y algunas cartas a amigos y maestros. El Meditaciones No fueron escritos para ser publicados y se compilaron después de su muerte. Hay muchas interpretaciones sobre este libro y su propósito. Leí muchas biografías suyas porque es un personaje que ha fascinado a historiadores y escritores durante mucho tiempo. Ante toda esta información hay que someterse al compás de la propia capacidad imaginativa. No quería hacer un bendito homenaje a Marco Aurelio, sino actualizarlo y recrear su vida, inventar episodios sobre su vida íntima y debatir su filosofía. Me centré en su vida durante la pandemia, las guerras, su vida familiar, la política, las invasiones bárbaras y el apogeo del cristianismo.

Pensé que esta novela debería escribirse desde los márgenes del imperio. Me costó mucho asumir el personaje de un emperador. Hablar en primera persona como emperador, desde el centro del poder imperial, me resultó difícil porque soy un escritor marginal. Pero me di cuenta de que podía ubicar a Marco Aurelio contando la historia de él desde sus cuarteles de invierno, librando una guerra que él considera desastrosa”.

Hoy reside fuera del país, y se entiende que esa distancia le permite evaluar muchas cosas con otra perspectiva. En esta novela, en particular, se pueden encontrar ciertos guiños a situaciones actuales de Colombia. Durante el proceso de creación de la novela, ¿sintió que lo que estaba escribiendo también lo habíamos vivido aquí?

“Sí, empecé la novela durante el confinamiento por el coronavirus. Me pidieron un artículo sobre literatura y plagas, y investigando me encontré con la gran pandemia del siglo II que enfrentó Marco Aurelio. Esta pandemia parecida a la viruela llegó desde Oriente, como muchas epidemias, y diezmó a las legiones romanas, provocando una crisis generalizada. Las guerras, la crisis climática y el crecimiento del cristianismo fueron factores críticos durante su reinado. La similitud con nuestra época fue lo que me llamó la atención y me llevó a investigar más a fondo. La novela se basa en la pregunta fundamental: ¿Cómo gobernar un mundo en crisis con las mejores intenciones filosóficas?

*Periodista cultural y editor. Ha sido colaborador de medios de comunicación como El Espectador, El Tiempo, Cambio y El País Cali.

 
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