De Rafael Gumucio al rescate de Marta Blanco

La pregunta la escribe Julio en el chat de los hermanos: “Sí, pero ¿papá y tía Ester simplemente duermen o se besan?”. Su hermana Adriana responde: “¿Qué clase de pregunta es esa? “No importa, Julio, están juntos”. Papá y tía Ester, ambos nonagenarios, viven en una residencia de ancianos y allí se enamoraron. La gerente dice que no es raro, que los primos mayores suelen enamorarse, pero es la primera vez que lo ve entre hermanos. “No es un pequeño detalle sin importancia”, comenta uno de los niños en el chat. Otro, el hippie del clan, lo celebra desde la selva, donde vive: “Papá se va a morir enamorado y eso me parece precioso. Quién como él. ¿Cuántos de nosotros vamos a poder decir eso?” Con menos romanticismo, otra hermana responde: “Datos irrelevantes: se acuestan, Julio, claro que se acuestan, si eso es lo que quieres saber”.

A través del chat, los 11 hijos de un escultor de 92 años, un artista de origen aristocrático y de mala suerte, que ya perdió la capacidad de reconocer a su familia, discuten qué hacer con él y su tía, quien, al perder sus facultades, cruzan la línea del tabú: el incesto. En la discusión entre hermanos se expresan las diferencias y distancias entre ellos, así como viejas cicatrices y afectos heridos. A través de sus voces se dibuja el perfil de un padre delineado por el machismo de la vieja escuela; un hombre que hizo del encanto su arma para conquistas sexuales y para obtener préstamos que no pagó. Un padre que cubrió con simpatía su abandono. Del otro lado están sus primos, los Barria, para quienes “somos el paraíso perdido, el papá artista, los primos internacionales, los primos extraños, los primos libres, los hippies de la familia. Los parientes pobres”. La novela también da voz a los hijos de los niños, que miran a sus padres sin filtros.

Una novela vivaz, aguda y a menudo hilarante sobre la familia, un giro humorístico de los mundos de Donoso, una visión audaz y provocativa de la vejez. Ágil y asertiva, la nueva novela de Rafael Gumucio es una comedia que también contiene una mirada triste y melancólica.

Vicente y Pilar salieron a caminar por el camino de grava. Redonda y brillante, la luna iluminaba los árboles y en el campo sólo se escuchaba el canto de los grillos. Dentro de la casa del amo se encontraba su pareja: Juan Luis, su esposo, y Catalina, su esposa, junto con los anfitriones que los recibieron ese fin de semana en la finca. “Tú, Pilar… ¿te consideras una mujer feliz?” —Preguntó Vicente. “No lo sé…, nunca me lo he preguntado muy en serio. Al fin y al cabo, no se puede estar seguro de la felicidad”, afirma Pilar. Casada hace seis años con un arquitecto, con una casa en el barrio alto y un coche blanco, Pilar es la joven protagonista de La generación de las hojas, la primera novela de Marta Blanco.

Periodista y narrador, autor de novelas como la emperrada y Maradentro, Marta Blanco debutó en la literatura en 1965 con esta novela, ahora reeditada por Fundación Arbolee y Ediciones UC, cuatro años después de su muerte. En él cuenta la historia de una joven burguesa que se casa con “el marido ideal”. Sin embargo, poco a poco, los días van cogiendo la temperatura de “la rutina de siempre”. Pilar siente que la energía de su relación se está apagando. “Su amor por ella era, como el amor de los campesinos, una mezcla de fuerza y ​​costumbre”, dice. “Me dejaba cansada o triste y casi siempre me sentía sola”. Así, a sus 27 años, Pilar es una mujer casada, que hace lo que la sociedad y su clase esperan de ella y que siente que su vida se le escapa prematuramente. “Existen cánones de amor establecidos y muy rígidos. En este siglo desarticulado, el amor es un factor determinante en la formación de los hogares. Pero el amor también es un factor determinante en la destrucción de los hogares”, piensa. Hasta que un día conoce a Vicente, y por primera vez en mucho tiempo “no estaba cansada, no tenía prisa y el día no estaba nublado”. De esta manera, Pilar afrontará su destino, a pesar de los convencionalismos y la moral de la época y de su clase. Una novela que recupera y prefigura los intereses y el cuidado del lenguaje del autor, y que nos permite adentrarnos en la sensibilidad de otro momento social.

Ediciones Liebre, sello que produce libros hermosos, creativos y amorosos para los lectores y el medio ambiente, lanzó la colección Liga Indestructible, dedicada a niños preocupados por el planeta. En él, un científico curioso y activo nos invita a descubrir la naturaleza y sus extraordinarios poderes, en un viaje que es al mismo tiempo un juego, una exploración y una colorida historia visual. Este volumen está dedicado a la rana de madera, cuyos ancestros se remontan a miles de años. Generalmente marrón, a veces gris o verde, la rana de madera suele medir entre 3,5 y 7,6 cm. Nace de óvulos fecundados, que dan vida a los renacuajos. Cuando le crecen las patas delanteras “se transforma en una rana joven y cuando empieza a respirar con los pulmones puede salir al suelo”. Las Ranas de Madera tienen un superpoder: “viven en aquellos lugares donde nieva en Navidad, incluso en lugares que son más fríos que eso, donde no hay ciudades ni pueblos ni gente. Y es por eso que en su evolución llegaron a tener la capacidad de congelarse casi por completo”. Sorprendentemente, tu cuerpo puede funcionar a temperaturas de -16 grados. En invierno duermen y se despiertan para vivir el festival de primavera. ¿Cómo lo hacen? ¿De dónde viene el secreto de su poder? El científico dice que en invierno la Rana logra acumular altos niveles de azúcar en sus células, como un helado dulce, y eso le permite no congelarse. Con una historia entretenida, un lenguaje sencillo y chispas de humor, además de una narración visual divertida y colorida, el libro destaca que todos somos parte de una red interconectada que sustenta la vida en el planeta. “Nuestro superpoder es observar, cuidar, colaborar, estudiar y aprender de la naturaleza”.

 
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