“El lado animal es esa voz interior que todos tenemos y a la que deberíamos prestarle más atención” – .

La cita es en la editorial unas horas antes de que presente su libro en Madrid en una sala en la que inmediatamente tiene que colgar el cartel de aforo completo. Joël Dicker (Ginebra, 1985) Se muestra exquisitamente educado en distancias cortas, imagen que contrasta con su look informal compuesto por jeans y zapatillas deportivas.

Vende novelas por miles sin sudar, aunque confiesa que la clave de su éxito es no tener miedo al trabajo y lo peor que le pueden decir (y lo sé de primera mano) es que leer su novela es como ver una Serie, aunque sea de las buenas. Defensor de la lectura por encima de todas las cosas, detractor de las redes sociales, Dicker se pone lo suficientemente serio como para luego reírse de algunas de las preguntas que no puede evitar lanzarle…

¿Es un animal de suspenso? Al menos así lo llaman en la prensa francesa…
Creo que es divertido como apodo (risas). Pero la verdad es que nadie sabe lo difícil que es encontrar un título adecuado. Un título tiene que cumplir muchos requisitos: que atraiga a lectores que no te conocen, que den ganas de leer la novela, que resuma bien la historia… Y todo eso en sólo tres palabras. La verdad es que me hace gracia este apodo porque demuestra que, al final, uno se parece un poco al título de su propio libro.
Bueno, sigamos entonces con el título. ¿Todos tenemos un animal salvaje dentro?
Por animal salvaje entiendo sobre todo el lado instintivo que todos tenemos, nuestra capacidad de conocernos a nosotros mismos. Todos tenemos una parte de nosotros escondida en todas esas capas de sociabilidad, bondad, convenciones… Pero en el fondo somos animales y está bien seguir preservando esa capacidad de sobrevivir. Creo que es necesario, en la medida de lo posible, estar conectado con ese lado más salvaje, sentirlo. Para mí es claramente esa voz interior que todos tenemos dentro la que deberíamos escuchar más a menudo.
¿Realmente no tienes un plan predeterminado antes de empezar a escribir?
Es cierto que no tengo un plan cuando empiezo a escribir. Luego, a medida que avanza el libro y construyo los personajes, sé que tengo que reescribir ciertas partes. Hay cambios todo el tiempo, un personaje que cambia, una decisión que no está bien tomada al principio. No tengas miedo de empezar de nuevo o corregir hasta que todo esté perfecto. El secreto del éxito es que no hay que tener miedo de trabajar. Puede que tengamos talento pero lo que cuenta, sobre todo, es tener ese sentido del trabajo.
En el libro hay un robo en 7 minutos. No lo has cronometrado en alguna parte, ¿verdad?
No, no (risas). Se trataba de marcar un tiempo corto porque quería que fuera importante ese sentido de urgencia, el robo que comenzaba y que sonaba en la cabeza de todos como un reloj marchando hacia atrás. Tic, tac, tic, tac, tic, tac…
Me parece un comienzo muy cinematográfico, muy parecido a una serie de Netflix…
Me dicen que mis libros son muy cinematográficos pero si realmente lo fueran Netflix ya me habría dado un contrato cerrado por cada uno de mis libros (risas). Creo que, en general, mis novelas no están adaptadas a serie o película. Creo que cuando se dice que mis novelas son cinematográficas es más porque la clave es que logro formar esas imágenes muy rápido en mi mente y hay un cierto ritmo.
Diré a mi favor que, para mí, el hecho de que sus novelas sean cinematográficas fue un halago…
(Risas). Lo que quiero decirle a la gente que lea esta entrevista es que si te encantan las series y las películas, hay libros que son aún mejores. Una buena novela te aporta mucho más que una serie. Y es algo científico, lo que pasa en tu cerebro cuando lees es algo increíble. Cómo se forman las imágenes en tu imaginación y cómo eres tú quien hace tu propia película.
¿Has leído muchos libros sobre atracos en busca de inspiración?
No. No he encontrado ninguna buena novela de robos. Cuando era más joven le encantaban las historias de Arsène Lupin, Maurice Leblanc, etc. Me he inspirado en el imaginario colectivo que surge de lo que leemos en los periódicos, de las películas, incluso del lejano Oeste…

El último libro de Joël Dicker, “Un animal salvaje”.

¿Cómo escribes pensando que tienes 22 millones de lectores?
En primer lugar, no tienes que creer todo lo que lees (risas). Pero es un número abstracto, no es como un músico que de repente logra llenar un estadio de 100 mil personas. Pero cuando escribo siempre pienso en mí, en la sensación de bienestar que me produce. Así como nunca tengo un plan, tampoco creo tener un lector típico. En cualquier caso, debemos ser fieles a nosotros mismos, a las cosas en las que creemos.
Eres uno de los escritores más conocidos, ¿cómo es tu popularidad?
Tiene una popularidad especial porque no es mía sino la de mis libros. Y la gente que se me acerca no me dice “oye, te amo” sino “me encantan tus novelas”.
Le he escuchado en muchas ocasiones no hablar demasiado bien de las redes sociales…
VERDADERO. Este es un lugar donde nos insultan y acosan. Si estoy presente en las redes sociales es para intentar sacar a la gente de ahí (risas). Hay que intentar ponerles un libro en las manos para que dejen de usar tanto el móvil. Hemos perdido una enorme concentración, todos tenemos que darnos cuenta de ello. Y que las redes son terriblemente adictivas.
Aconséjame tres libros para olvidarme entonces de las redes.
Claro. El primero, “Una vida feliz”, de David Foenkinos, que no salió a la luz en España. La segunda, la trilogía de Niklas Natt och Dag que comienza con “1793”. Son thrillers increíbles. Y, el tercero, un libro de Maryanne Wolf llamado “Lector, vuelve a casa”. Confiesa que siente mucha curiosidad por leer la última novela de García Márquez. Está en mi lista.
 
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