La verdad de Milena Busquets en su nuevo libro, escrito desde el corazón y con las vísceras

La verdad de Milena Busquets en su nuevo libro, escrito desde el corazón y con las vísceras
La verdad de Milena Busquets en su nuevo libro, escrito desde el corazón y con las vísceras

Milena Busquets (Barcelona, ​​1972) es esencialmente una mujer culta, como demuestra en su última publicación. Nació en el seno de la burguesía catalanase agradece que exponga esta circunstancia con naturalidad, sin soberbia ni altanería, pero sin plegarse a las exigencias de un presente atado a lo políticamente correcto.

El autor, de hecho, desprende cultura y buena formación en casi cada frase de este ensayo general: “A los once años ya había ido a París y Venecia, […] Había visto las pirámides de Egipto. [e] “Iba mucho al teatro”, dice sin atisbo de presunción porque lo que quiere es elogiar el impacto que, en la inocencia de la infancia, tuvo en él ver a una niña disfrazándose y preparándose para salir de fiesta: un espectáculo que la hizo deslumbrar

El texto es una recopilación de imágenes en las que la narradora, cuya identidad coincide con la del autor y la del protagonista (aquí tampoco hay disimulo y también se aprecia), decide poner negro sobre blanco en algunas situaciones una vez que ha cruzado cierto Rubicón vital: “Nunca volveré a caminar por las calles como si el mundo fuera mío”dice con una franqueza despojada de épica, otro rasgo común de los relatos.

En estas narrativas, que en gran medida presentan aliento poético, la autora utiliza un tono sencillo y eficaz porque pone en ello su talento y su corazón. De ahí que el libro –que tiene un aire casual y es a la vez ligero y profundo– rezuma verdad, el tercer elemento que se aprecia.

Así, la escritora recuerda a su niñera, una mujer importante en su vida; los veranos de su infancia en Cadaqués; algunos episodios de su carrera sentimental; su relación con sus hijos; sus vínculos con sus ex parejas quienes, de alguna manera, continúan siendo socios a pesar de la separación; su pasado en Londres cuando estudiaba arquitectura; su formación en el Liceo Francés de Barcelona; su amistad pendiente con Javier Marías, para ella la mejor escritora española; el fútbol y la maternidad, esta última casi un leitmotiv de su obra; o la escritura, sobre la que hace jugosas reflexiones.

El narrador pone en blanco y negro algunas situaciones biográficas en este libro, sinceras y gratificantes.

Pero lo que realmente constituye el foco de la narrativa es la relación con su madre, la editora y escritora Esther Tusquets, que relata en “Diez años menos tres días”. De hecho, tras la lectura completa queda claro que los distintos relatos iban encaminados hacia ese fin porque en casi todos hay una referencia más o menos velada a la figura materna.

Este capítulo, que es el más largo del volumen, también contiene la narrativa más importante. También es más desordenado que el resto, e incluso parece haber sido escrito a borbotones y no sólo desde el corazón sino también desde las entrañas. Teniendo en cuenta el contenido, es un ejercicio de amor en el que una hija, atrapada en una encrucijada personal, logra liberarse de ella observar a su madre sólo en su dimensión de mujer, despojada de otros matices y accesorios.

[Milena Busquets: “No escribo desde la rabia”]

Con un sentido del humor que desarma (y que también se agradece), Milena Busquets recuerda conversaciones que el tiempo ha transformado en cruciales y que le permiten tener otra idea de su madre, contemplarla desde la distancia, describirla y, sobre todo, encontrarse con ella. Un trabajo sincero, gratificante y recomendable.

 
For Latest Updates Follow us on Google News
 

NEXT El libro que Liliana Bodoc había publicado antes de morir y ni sus hijos lo sabían