La señora que los vio crecer. – .

La señora que los vio crecer. – .
La señora que los vio crecer. – .

Bajo la bóveda celeste del cerros tutelares de Monserrate y Guadalupelas ventanas de las imponentes torres de la fachada brillan en tonos marrones, beige y verde esmalte, que contrastan con el mural donde aparece el rostro de un hombre mirando hacia el sureste.

Según los criterios de

“Clarita”, como la trata con cariño el barrio, ha vivido a gusto y con una lucidez que embarga sus 90 años, bautizada en tres aguas: las de la pila bautismal de la Iglesia de San Antonio, en Cali; los del lago Titicaca, entre Perú y Bolivia, y los del río Jordán, en la frontera con Israel. Se enorgullece de ser “una mujer soltera feliz y sin ataduras”. lo que le ha permitido viajar a 70 países en los 5 continentes. Almacena billetes de 47 aerolíneas.

Torres Gonzalo Jiménez que Quesada.

Foto:Ricardo Rondón

El apartamento de Clarita está ubicado en la torre 1 del piso 17, de las Torres Gonzalo Jiménez de Quesada (Carrera 2ª, Calle 16), incrustada en los brazos de la cordillera que rodea el barrio fundacional de Las Aguas, en Bogotá. Allí vive la venerable mujer desde hace 55 años, con una vista privilegiada que domina un bosque de eucaliptos, cedros, pinos, hayas y arrayanes.

Gracias a este magnífico pulmón natural, y gracias al trino matutino de diversos pájaros serranos, Clarita se despierta cada día recargada de aire puro y buenas energías, para disfrutar de sus felices días de retiro que divide entre su vocación por la lectura, sus paseos y reunirse con sus mejores amigos desde hace años: “pocos, pero cierto”.

Un museo

Los 82 metros cuadrados de su departamento se distribuyen con armoniosa funcionalidad entre cocina, sala – comedor, tres dormitorios, baño y vestidor. El recorrido por el acogedor refugio es guiado por su dueña, pues además de guardarlo como una “copita de plata”, es una especie de galería de piezas artesanales, pinturas, esculturas y objetos exóticos, un inventario de sus viajes por el mundo.

En las Torres Gonzalo Jiménez Quesada, Clarita Yusti Lozano guarda todo tipo de historias.

Foto:Ricardo Rondón

Empezamos por la cocina, que es un homenaje al café, con la Virgen incluida, motivado por la Federación Nacional de Cafeterosdonde Clarita trabajó gran parte de su vida, y que gracias a una de sus filiales, la Compañía de Seguros Agrícolas, logró financiar su departamento en la primera torre, que apartó con 2.000 pesos de la época, según planos de la Empresa constructora Albán. y Holguín Asociados, y una hipoteca de 140.000.

Allí se ubicó Clarita el 1 de mayo de 1969, etapa de crecimiento urbano del centro de la capital, cuando florecieron unidades de departamentos representativas como las del Edificio Sabana, en la Avenida 19; las Torres Barichara y Procoil, el edificio Coopava (de la cooperativa Avianca); las Torres Blancas, las Torres Fenicia, las Torres del Parque (del maestro Rogelio Salmona) y las Torres Gonzalo Jiménez de Quesad

Clarita ha viajado a 70 países de los 5 continentes y tiene boletos para 47 aerolíneas

Foto:Ricardo Rondón

La sala – comedor de Clarita es un encantador museo que resume su inagotable itinerario por el planeta. Mientras vuela un colibrí, la buena señora repasa algunas de sus piezas más preciadas: un cuadro de las terrazas de Bora Bora, en la Polinesia Francesa. Su rincón de matrioskas, de un viaje a Rusia. La colección del Buda del Himalaya. Un Confucio de marfil, procedente de Pekín, y un samurái de porcelana, procedente de Japón. Los huevos decorativos de avestruz los trajo de Sudáfrica. “Comí huevos de avestruz y monté en un avestruz. Pues qué no he montado”, añade con picardía.

Vivir para contar

Clarita saca de una mesa auxiliar una serie de robustos álbumes de fotos donde queda registrado gran parte de su provechosa y admirable vida, que explica a través de postales, cartas de felicitación laboral y testimonios escritos en las viejas máquinas de escribir, que han sido sus inseparables. herramientas de trabajo desde que egresó del liceo comercial, el mismo que preparó a las futuras secretarias expertas en redacción, mecanografía y taquigrafía.

Cuenta que un recién egresado, de 16 años, se ofreció a trabajar en Carvajal: “me conectaron directamente con el Contador. Me presenté y le dije que me gustaría trabajar en su empresa, porque usaba y apreciaba los productos que fabricaban, como las libretas Norma. , taquigrafía. Hablé con tanta confianza que el hombre, mirando a la niña de trenzas de arriba a abajo, llamó a uno de los Carvajal y le dijo que tenía la secretaria que necesitaba.

Con Carvajal duré 6 años. Primero en Cali y luego en Bogotá, donde me trasladaron. Llegué a ser secretario de gestión, mismo cargo que ocupé después cuando trabajé en la Federación Nacional de Cafeteros, que incluía al Consorcio Pesquero Grancolombiano (en Bogotá y Cali), y la Compañía de Seguros Agrícolas, que me prestó dinero para mi departamento. Trabajé con ella hasta 1992, cuando abrí mi oficina de seguros, hasta el 2000, cuando me jubilé para descansar”.

-Clarita, si te hubieras casado probablemente no estarías contando todas las maravillas que has hecho ¿verdad?

-Desde pequeño tuve un espíritu independiente. No estaba en mis planes cuidar de un marido y criar hijos, pero tuve muchos amantes. Hice el curso completo: tragué, lloré y mordí almohadas con galanes que me daban serenatas, desde las más cotizadas como las de Silva y Villalba, hasta las trasnochadoras y desgastadas serenatas de la plaza de Las Nieves. No me puedo quejar, he disfrutado de la vida, he viajado por el mundo, he disfrutado del buen teatro, del buen vino, de los libros, de los toros y de la soledad, que es otra de las manifestaciones útiles del arte de vivir.

-De todos tus viajes, ¿cuáles fueron los lugares que más disfrutaste?

India, por su misticismo. Estar frente al Taj Mahal, eso se queda en tu alma y en tu retina para siempre. El crucero por las Islas Griegas es un sueño. Australia es un país maravilloso. De Italia me enamoré de Florencia y Pietrasanta. Y recorrí casi toda Sudamérica: Buenos Aires, Bariloche, Montevideo, Valparaíso, Río de Janeiro, llegué a la Patagonia. Bailé tango y salsa. Bailo desde jovencita, porque con mi primer salario, 300 pesos, pagué clases de baile, compré regalos para mis familiares y amigos y me sobró dinero”.

La media torta

‘Confieso que he vivido’, en alusión al libro del poeta Neruda, podría ser también el título de las memorias de Clarita Yusti Lozano, una dama culta, sabia y con carácter.

Ser uno de los propietarios fundadores de las Torres Gonzalo Jiménez de Quesada le da a Clarita un grado de admiración, respeto y cariño por parte de la comunidad; de vecinos hermanos como el Familia Cáceres Hernández (Don Carlos Ricardo y Doña Inés, y sus hijos Ricardo, Consuelo, Martha y Oswaldo), dueños de la Droguería Las Torres desde hace 52 años, en el sector comercial de la urbanización, y de la memoria de reconocidas figuras del arte. y Culturaquienes en ese momento vivían en el complejo:

Me quejo del maltrato y la inseguridad en Bogotá, porque la quiero mucho, y por eso me duele. Si bajo a la droguería de mis amigos, los Cáceres, es para charlar, hablar de fútbol y reírme de la vida.

Los actores José Saldarriaga (padre) y sus hijos Ricardo y Jaime (las tristemente recordadas ‘Siete Mujeres’), Víctor Hugo Morant, Flor Vargas y su hijo Manuel Cabral, Óscar de Moya, una de las voces célebres de la radiodifusión; Alberto Saavedra, actor polifacético y de amplia trayectoria; el escritor cartagenero Germán Espinosa y su esposa, la pintora Josefina Torres, y la filósofa y escritora Adriana Urrea, fundadora de la primera agencia literaria que tuvo Colombia: ‘La Bicicleta Invisible’, entre otros.

El céntrico condominio de departamentos, por donde ha pasado la vida de varias generaciones, y que en la última etapa alberga a estudiantes universitarios de diferentes regiones, es vecino del Teatro al Aire Libre Media Torta, del cual Clarita es asidua espectadora desde el cómodo sofá. en tu salón: Leonardo Favio, Los Panchos, Raphael, Camilo Sesto, Los Hermanos Arriagada, Los Chalchaleros, Los Visconti, Jesús David Quintana, Fausto, Vicky, Claudia de Colombia y “toda la vieja guardia”.

-¿Cuál podría ser la fórmula de tu admirable vitalidad?

-Disfrutar de la vida con buen humor y sin excesos.

-¿La soledad se ha vuelto aterradora para ti?

-No le tengo miedo a nada ni a nadie, ni siquiera a las brujas que dicen que hay brujas.

-¿Qué sueles hacer un domingo?

-Salgo a tomar el sol, y almorzo, porque he sido buena persona. Y si es momento de compartir, acompaño algo más que un tiple.

-No hay remedios por ningún lado. ¿De qué te quejas?

-Sobre el abuso y la inseguridad en Bogotá, porque la quiero mucho, y por eso me duele. Si bajo a la droguería de mis amigos, los Cáceres, es para charlar, hablar de fútbol y reírme de la vida.

-¿Cuántos “cuatro tigres” la cobijan en su cama?

-Ja. Ojalá tuviera un tigre en mi cama…

RICARDO RONDÓN CHAMORRO

ESPECIAL POR EL CLIMA

Fotos: Ricardo Rondón

En X: @PacoApostol

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