Ave migratoria recorre 10 mil kilómetros entre la isla Navarino y el Medio Oeste de Estados Unidos – .

Ave migratoria recorre 10 mil kilómetros entre la isla Navarino y el Medio Oeste de Estados Unidos – .
Ave migratoria recorre 10 mil kilómetros entre la isla Navarino y el Medio Oeste de Estados Unidos – .

El monitoreo de aves migratorias alcanzó este mes un nuevo hito con la primera ruta registrada de un ave desde la Reserva de la Biosfera del Cabo de Hornos, el punto más austral hasta la fecha para la red Motus, hasta el centro de Estados Unidos desde donde se espera que llegue el ave, un correlimos de Baird. para continuar su ruta hacia el Ártico norteamericano.

Rocío Jara, investigadora postdoctoral del Centro Internacional Cabo de Hornos (CHIC) y la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), revela cómo este logro proporciona información crucial sobre las rutas migratorias y la ecología de las aves en uno de los ambientes más extremos. del planeta.

Motus es una red colaborativa internacional para el estudio del movimiento de aves y otros animales voladores. Esto, a través de transmisores que brindan datos de sus movimientos. La red cuenta con más de 1.200 estaciones que reciben señales de radio emitidas por transmisores instalados en los animales de interés.

En Chile el número de estaciones Motus es muy limitado. En enero pasado y en colaboración con el Centro de Ornitología y Biodiversidad CORBIDI del Perú, se materializó la implementación de una estación en Puerto Williams para el estudio y monitoreo de aves migratorias.

Esta nueva unidad ya ha permitido seguir los pasos del correlimos de Baird y del correlimos dorsiblanco. “En enero, cuando instalamos los transmisores, teníamos en mente seguir a estas especies y ver sus rutas migratorias”, afirma Jara.

En el caso del correlimos de Baird, los resultados comenzaron a surgir rápidamente.

“La última detección en Puerto Williams fue el 4 de febrero, y el 3 de mayo llegó a Kansas, para luego trasladarse a Nebraska el 5 de mayo”, explica Jara.

Ruta

Esta ruta cubre aproximadamente 10.000 kilómetros desde Puerto Williams hasta Nebraska, lo que confirma que el playero de Baird sigue la esperada ruta migratoria que pasa por la costa del Pacífico de América del Sur y luego cruza el centro de América del Norte hasta alcanzar su área de reproducción en el Ártico canadiense y Alaska. .

“Cuando se habla de esta especie, generalmente se considera a Tierra del Fuego como el punto más austral de su distribución, pero ahora empezamos a conocer la migración de individuos que viven aún más al sur”, resalta Jara.

Este descubrimiento resalta la importancia de seguir ampliando la red de monitoreo a zonas aún más al sur, como las Islas Diego Ramírez. La instalación de estas estaciones también cierra el vacío de información y seguimiento que existía hasta ahora en el hemisferio sur sobre estas migraciones.

Crédito: Omar Barroso

Limitaciones

A pesar de estos éxitos, Jara señala algunas limitaciones:

“La red Motus tiene muy pocas estaciones en el Ártico, por lo que probablemente no sabremos dónde ni cuándo llegó el Sandpiper de Baird a su destino final”. Esta falta de cobertura completa limita el conocimiento sobre las etapas finales de la migración, aunque los datos obtenidos hasta el momento son prometedores para el seguimiento futuro.

Las aves playeras son un grupo de aves gravemente amenazadas cuyas poblaciones están disminuyendo a nivel mundial. En el caso del continente americano, muchas de sus especies se reproducen en Alaska como en el Ártico canadiense, para luego migrar hacia el sur. Se desplazan principalmente por tres corredores migratorios: uno por el centro del continente, uno por la costa del Pacífico y otro por la costa atlántica. La Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos está ubicada en el punto donde convergen los corredores migratorios del Pacífico y el Atlántico, lo que la convierte en un lugar estratégico para la investigación ornitológica en Chile y el mundo.

El director de CHIC y académico de la Universidad de Magallanes, Ricardo Rozzi, valora especialmente que este rápido resultado obtenido con el marcaje de aves y las nuevas tecnologías es fruto de colaboraciones nacionales e internacionales. CHIC ha firmado acuerdos de colaboración con Audubon–Chile y Audubon–Américas que han catalizado este estudio. Otra cooperación internacional clave ha sido la establecida por CHIC con el Centro de Ornitología y Biodiversidad (CORBIDI) con sede en Lima, Perú. CORBIDI y CHIC instalaron conjuntamente la estación MOTUS más austral del continente en la Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos, Chile.

La ruta Fío-fío

Otra especie monitoreada por el investigador del Cabo de Hornos y cuyos resultados fueron publicados recientemente en la revista PLOS ONE es el Fío-fío (Elaenia albiceps), esta vez mediante el uso de geolocalizadores. Esta ave paseriforme se reproduce en la Reserva de la Biosfera del Cabo de Hornos y migra a Brasil para pasar el invierno.

“Hemos observado que el Fío-fío se mueve entre los bosques subantárticos y los bosques próximos al Atlántico en Brasil”, dice Jara.

La investigación también incluyó estudios comparativos con datos anteriores.

“Comparamos cómo se comporta el grupo que se reproduce en la Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos con el de Esquel, Argentina, encontrando gran similitud en fechas de migración y lugares de invernada”, explica Jara.

Sin embargo, los resultados se vuelven menos concluyentes a medida que las baterías de los transmisores se agotan y el número de personas monitoreadas disminuye.

Disponer de información detallada sobre las rutas migratorias y la fenología de las aves es crucial para la toma de decisiones en conservación y uso del espacio.

“Es fundamental tener datos precisos sobre dónde y cuándo pasan las aves para planificar, por ejemplo, la ubicación de parques eólicos”, afirma Jara, quien destaca que desde hace 24 años el CHIC desarrolla el Programa de Investigación Ornitológica a Largo Plazo (LTOR ). en el Parque Omora en la Isla Navarino, que forma parte de la Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos.

Las aves como vectores de enfermedades

Además de su importancia ecológica, las aves migratorias desempeñan un papel en la transmisión de patógenos.

“El Fío-fío, que migra desde Brasil, es el único del conjunto de aves del Cabo de Hornos que, hasta ahora, porta un parásito de la malaria en la sangre”, explica Jara.

Este hallazgo destaca el papel de las aves migratorias a la hora de conectar ecosistemas distantes y potencialmente mover patógenos entre ellos.

Otra especie de interés es el Chincol, un ave de amplia distribución que podría servir como modelo para estudios de migración y enfermedades.

“En términos de migración, el Chincol se mueve menos que el Fío-fío, pero tiene una amplia distribución en Sudamérica, desde México hasta el Cabo de Hornos, lo que lo convierte en un modelo de estudio ideal para futuras investigaciones”, concluye Jara, quien también Desarrolla actividades de divulgación científica en colegios de Puerto Williams y Punta Arenas y la comunidad en general.

La expansión de la red Motus en Sudamérica es vital para mejorar el seguimiento de las aves migratorias.

“Estamos impulsando la ampliación de esta red, especialmente en áreas silvestres protegidas”, afirma Jara.

Con más estaciones se espera obtener datos más completos y precisos sobre las rutas migratorias de diversas especies, ayudando a proteger a estos increíbles viajeros alados y sus hábitats.

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