Más de un millón de cristianos evangélicos asistieron al “Marcha por Jesús”. Muchos de ellos portaban banderas exigiendo que Qatar pusiera fin a la persecución del cristianismo.
Desde el escenario, el apóstol Estevam Hernandes señaló a Qatar, Corea del Norte y Afganistán “donde no se puede predicar el Evangelio y la Iglesia es perseguida”.
“En esos países hay familias enteras siendo asesinadas porque confiesan el nombre de Cristo. Hay pastores decapitados y no se puede predicar el Evangelio”, denunció Hernandes.
Cientos de banderas fueron vistas en el público con el lema “Detengamos a Qatar, salvemos el cristianismo”.
No es la primera vez en los últimos meses que líderes evangélicos se manifiestan contra Katar. Ocurrió no sólo en Brasil, sino también en Estados Unidos y España, entre otros países.
El emirato del Golfo Pérsico, sostenido por su astronómica riqueza petrolera, mantiene un doble juego de acercamiento a Occidente a través de inversiones millonarias mientras mantiene un islamismo rígido en su país, persecución de otras sectas, disidentes políticos y minorías sexuales.
Eventos deportivos como el Mundial de 2022, las carreras de Fórmula 1, los Campeonatos de Tenis ATP o la compra o patrocinio de clubes europeos han servido para potenciar la imagen del emirato en Occidente.
Pero atrocidades como el ataque del 7 de octubre en Israel nos recordaron los estrechos vínculos de Qatar con Hamás y otros grupos fundamentalistas islámicos. En el emirato, sus dirigentes encuentran siempre un refugio seguro mientras, a través de sus bancos, consiguen movilizar sus finanzas.
La doble estrategia de su política internacional se puede resumir de la siguiente manera:
1. Inversiones masivas en Europa y Occidente en el sector económico y académico, una herramienta para ganar influencia entre los políticos y el establishment económico, por un lado, e inculcar tendencias políticas favorables a Qatar, por el otro.
2. Financiación de comunidades musulmanas para inculcar la ideología islamista y antioccidental de los hermanos musulmanes.
Una parte importante y crucial de esta estrategia es la financiación de universidades en estados unidosespecialmente facultades de comunicación y ciencias políticas, para incidir en el diseño de la opinión pública y de los futuros líderes políticos.
Hace unos días, en una sesión en el Congreso de los Estados Unidos, el rector del Northwestern University Fue cuestionado sobre los millones de dólares que recibió esa universidad y otros cinco estadounidenses que fueron invitados a abrir sucursales en un campo en Qatar. El rector negó que el contrato implique alguna injerencia de Qatar en los planes de estudio. Pero las dudas crecen.
Es curioso: Qatar, un microestado de 300.000 habitantes, rodeado de países hostiles, depende enteramente de las garantías occidentales para sobrevivir. Sin embargo, continúa violando los derechos humanos internamente, sembrando inestabilidad en Occidente, comprando y sobornando a políticos y periodistas en Europa y Estados Unidos, sin que Occidente tome ninguna medida para condenarlo.
