Con los documentos que hizo públicos, quizás el fundador de Wikileaks, Julian Assange, evitó que muchos jóvenes estadounidenses murieran cuando eran enviados a guerras exteriores, en lugares que muchos ni siquiera sabían identificar en el mapa, como ocurrió con Irak.
No fueron hechos descritos por el propio periodista. Tampoco las fotografías tomadas por él en el lugar de los hechos. Pero sus revelaciones sí describieron, en toda su dimensión, una acción contraria a la ley, que muchas veces involucra crímenes, torturas, uso de armas prohibidas y uso de mentiras para “justificar” acciones militares, entre otros.
Para ser justos, los estadounidenses y el mundo deben agradecer al valiente periodista por al menos advertirnos sobre el manto negro que utiliza la administración de los Estados Unidos para ocultar sus crímenes.
Incluso, según declaraciones de la esposa de Assange, Stella Moris, Mike Pompeo, exdirector de la CIA y secretario de Estado en la Administración de Donald Trump, había dado instrucciones a los agentes para que exploraran la posibilidad de asesinar a Assange dentro de la Embajada. de Ecuador al Reino Unido, donde estuvo exiliado.
No fue casualidad que cuando Washington supo cómo sus acciones estaban siendo desenmascaradas en el escenario internacional desató una verdadera caza de brujas contra Julian Assange.
En estas circunstancias, un digno hombre de un país latinoamericano, Rafael Correa, entonces presidente de Ecuador, lo recibió, a mediados de 2012, en la Embajada de la nación andina en Londres, donde, además de brindarle asilo , tal como lo establece la normativa legal, se llevó a cabo el trámite para otorgarle la ciudadanía ecuatoriana -a petición del propio periodista-.
Ambas acciones, humanas, solidarias y ajustadas a la ley, parecían indicar su protección permanente.
Pero un nuevo presidente en Ecuador, Lenín Moreno, que era vicepresidente cuando Correa concedió asilo y ciudadanía al fundador de Wikileaks, traicionó no sólo al Movimiento Revolución Ciudadana del que era miembro, sino también los principios que fundamentaron la protección de Assange. y en 2019 abrió las puertas de la sede diplomática para que la Policía de Londres pudiera arrestarlo y llevarlo a una prisión de alta seguridad, donde aún se encuentra.
Ante la posibilidad real de ser extraditado a Estados Unidos, la Corte del Reino Unido reconsiderará, el 20 de mayo, la autorización de Julian Assange para apelar contra su extradición.
Sobre el caso, la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnès Callamard, ha dicho que “Julian Assange se atrevió a sacar a la luz revelaciones de presuntos crímenes de guerra cometidos por Estados Unidos. Es inaceptable que le hayan robado años de su vida. “Sigue detenido arbitrariamente en el Reino Unido por cargos políticamente motivados presentados por Estados Unidos por revelar sus presuntas irregularidades”.
