La temporada de huracanes promete ser especialmente activa

Aún falta más de un mes para que comience la temporada de huracanes en el Océano Atlántico. Pese a ello, las autoridades se preparan para un año en el que la actividad meteorológica podría ser inusualmente alta.

Nombres para la temporada. La Oficina Meteorológica Mundial (OMM) ha publicado recientemente los nombres que recibirán los huracanes del Atlántico este año. Estos son, en orden, Alberto, Beryl, Chris, Debby, Ernesto, Francine, Gordon, Helene, Isaac, Joyce, Kirk, Leslie, Milton, Nadine, Oscar, Patty, Rafael, Sara, Tony, Valerie y William.

Las tormentas tropicales reciben nombre cuando se clasifican como tales, es decir, cuando sus vientos rondan los 62 kilómetros por hora. Cuando éstas se acercan a los 120 km/h, la tormenta se clasifica como huracán. Como cada año, la temporada de huracanes en el Atlántico comenzará el 1 de junio y finalizará el 30 de noviembre.

Los meteorólogos han aprovechado este anuncio para alertar de nuevo sobre una temporada intensa en el Caribe. El motivo de esta preocupación son las altas temperaturas que se están alcanzando en el océano Atlántico y que lo han convertido en una potencial fábrica de tormentas tropicales.

Algunas estimaciones. Hace unas semanas, investigadores de la Universidad Estatal de Colorado hicieron algunas estimaciones sobre la cantidad de tormentas tropicales y huracanes con nombre que podríamos ver este año. Estimaron que podrían existir unos 23 ciclones con nombre, de los cuales 11 podrían alcanzar la categoría de huracán y tres alcanzarían especial relevancia (Categoría 3 o superior).

Confluencia térmica. La temperatura del agua en la superficie del océano es uno de los principales factores en la aparición de huracanes. 2023 fue un año especialmente cálido atmosféricamente y batir récords de temperatura es algo que se ha ido extendiendo a lo largo de estos primeros meses de 2024. Este

La tendencia global a largo plazo que estamos viendo en las temperaturas puede ser uno de los factores que ha contribuido al estado de los océanos. Todavía sabemos poco sobre el vínculo entre el cambio climático y los huracanes, pero hay indicios que apuntan a una relación positiva ligada a este aumento de las temperaturas.

De El Niño a La Niña. El Niño Oscilación del Sur (ENSO) es el otro factor que hace sospechar a los meteorólogos sobre la intensidad de esta temporada de huracanes de verano. Durante los últimos meses esta oscilación se ha manifestado en su fase de El Niño.

El Niño es una fase que contribuye al aumento de las temperaturas en el Océano Pacífico, lo que implica una mayor intensidad de ciclones tropicales en ese océano. En el Atlántico, La Niña es el punto ENOS en el que se pueden esperar huracanes cada vez más intensos.

El problema es que El Niño está en su fase decreciente, se espera que La Niña haga acto de presencia en plena temporada de huracanes. Esto implica que podemos esperar que la virulencia de los huracanes sea mayor hacia el final de la temporada.

Hasta 2030. Los nombres de los huracanes se repiten de forma (más o menos) cíclica. Los nombres de los huracanes que no se descartan esta temporada se volverán a utilizar en 2030.

¿Qué causa que se descarte un nombre? La destrucción que causa. Esos huracanes particularmente letales. Un ejemplo es el nombre Katrina, retirado en 2005 tras la inundación provocada en Nueva Orleans. Ese mismo año se retiraron los nombres Dennis, Rita, Stan y Wilma. Más recientemente fueron Dorian (2019); Laura, Eta e Iota (2020); Ida (2021); y Fiona e Ian (2022).

Si las previsiones se cumplen, es posible que este año veamos más nombres retirados, aunque sería deseable que pudiéramos repetir lista una vez finalizada esta década.

En Xataka | Los huracanes se están volviendo tan gigantescos que no tenemos forma de clasificarlos.

Imagen | Mapa histórico de incidencia de tormentas tropicales en el mes de agosto para el periodo 1944-2020. NOAA