Ecuador: rechazo a la propuesta económica de Noboa

Ecuador: rechazo a la propuesta económica de Noboa
Ecuador: rechazo a la propuesta económica de Noboa

Nadie convoca un referéndum para perderlo. Es una máxima de la ciencia política. Las consultas populares están diseñadas para investir al líder de la legitimidad popular de un resultado en las urnas, un resultado contra el cual ningún oponente tiene respuesta.

Y, sin embargo, el domingo pasado Daniel Noboa, el nuevo presidente ecuatoriano, emulador de Bukele, chocó contra la realidad.

En las dos cuestiones fundamentales, las dos que estaban en disputa y las dos que concernían al modelo económico del Presidente, la población dijo NO. Dos tercios de los ecuatorianos respondieron NO al arbitraje internacional (64,9%) y NO al regreso al trabajo permanente por horas (68,8%).

El resto de cuestiones, todas ellas relacionadas con la seguridad ciudadana, eran de carácter incuestionable y sobre ellas no pesaba un debate político. En ellos, el Presidente Noboa obtuvo el previsible apoyo derivado del clima de inseguridad que vive el país. Esto lo confirma el hecho de que las preguntas A y F, relacionadas con el papel de las fuerzas armadas en el control de la seguridad, fueron las más apoyadas, con un 75% de apoyo.

Este doble resultado, por un lado el apoyo al refuerzo de las políticas de seguridad de Noboa y por el otro el rechazo al modelo económico del presidente, muestra que un porcentaje importante de la población ecuatoriana es –como diría G. Lakoff– biconceptual, proclive a ubicarse en posiciones diferentes según los temas, para escapar del molde simplificador que intenta imprimir la polarización política: ya sea con Noboa o contra Noboa, o correísta o anticorreísta.

En efecto, hasta el 69% de los ecuatorianos votaron en contra de la legalización del trabajo por horas (tema sobre el cual Noboa habría cambiado de postura respecto a la campaña electoral), duplicando la base electoral del correísmo (32% en las dos últimas primeras vueltas presidenciales). ), mientras que por el contrario la base electoral del correísmo –al menos en parte– apoyó el refuerzo del papel de las fuerzas armadas en materia de seguridad.

El resultado obliga a un cambio en la estrategia política del presidente Noboa si quiere ser reelegido en febrero de 2025. A sólo 10 meses de las próximas elecciones presidenciales, Noboa enfrenta un dilema clave: mantener o no su política económica.

Con el voto popular en contra, mantener el rumbo económico neoliberal plantearía una seria amenaza a sus posibilidades de reelección. Por otro lado, no hacerlo podría exponerlo a críticas de los grandes medios de comunicación, principales exponentes de la presión neoliberalizadora.

Un elemento añadido también se cierne sobre la escena. El rechazo victorioso de las dos cuestiones económicas fue liderado por el correísmo, que saldría fortalecido de esta disputa. Este respaldo a las tesis correístas llega justo en el momento en que el gobierno había intensificado la cacería judicial a la que ha sido sometido este movimiento político desde la llegada de Lenín Moreno al poder.

De hecho, en cierta forma el resultado de la consulta también parece contener un golpe al giro estratégico de Noboa en los últimos meses, cuando dejó de buscar la colaboración del correísmo en el Congreso para emprender una furiosa carga en su contra. Esta carga le llevó incluso a violar la Convención de Viena sobre la inviolabilidad de las sedes diplomáticas, con el episodio del asalto a la embajada de México el pasado 5 de abril, episodio que ha desembocado en una grave crisis de credibilidad internacional para el país andino.

En definitiva, con un país en una grave crisis económica agravada por la decisión presidencial de aumentar el IVA y el precio de los combustibles, con una crisis eléctrica que empieza a impactar a las clases medias con graves apagones y con un clima de rechazo al modelo económico. Desmentido en las urnas, Noboa apuesta todo a una sola carta, para solucionar el problema de la inseguridad. Si lo logra, tendrá posibilidades de ser reelegido. De no ser así, la pregunta en Ecuador volverá a ser la misma que en 2021 y 2023: ¿podrá el correísmo resquebrajar la coalición de anticorreístas que, sin tener nada en común, se unen sólo para votar por cualquier candidato que no sea correísta? ?

Sergio Pascual es analista político, forma parte de la junta ejecutiva de Celag Data.

 
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