Conoce a las ovejas, da tu vida por ellas. Dos acciones que el texto evangélico de este domingo señala como distintivas de quien puede llamarse el Buen Pastor. Es un verdadero llamado y una misión para toda la vida. Hoy, cuando celebramos el Domingo del Buen Pastor, día mundial de oración por las vocaciones sacerdotales y religiosas, adquiere mayor fuerza.
Todas las personas necesitan guías y compañeros en el camino de la vida. Guías que nos muestran el camino por el que debemos caminar, guías que nos muestran qué meta debemos alcanzar, guías que nos sirven de ejemplo en ese camino y que nos sirven de estímulo en el camino de cada uno. Al mismo tiempo, necesitamos compañeros, personas que caminen a nuestro lado para ser nuestro apoyo, que nos animen cuando sentimos que nos fallan las fuerzas, que conociendo a cada una de sus ovejas, puedan pronunciar la palabra adecuada, hacer el gesto adecuado. , según las circunstancias de la vida de cada uno.
Eso es lo que identifica al Buen Pastor, ese que nos describe el evangelio cuando nos habla de “el buen pastor da su vida por sus ovejas; él conoce a sus ovejas”. Dar la vida en el sentido del evangelio es cuidar, amar, servir, buscar todo lo posible para que las ovejas permanezcan unidas, estén sanas y sigan al buen pastor. Conocer a las ovejas es llegar al corazón de cada una, reconocer sus fortalezas y debilidades, sus triunfos y fracasos y encontrar la manera de aconsejarlas y guiarlas para lograr lo mejor de cada una. Es un programa de vida entera.
Por todo lo anterior es necesario tener vocación, sentirse llamado, no se puede “ser un asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir el lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estragos y los dispersa”. Afortunadamente, no es común encontrar este tipo de empleados. Encontramos, por el contrario, aquellos sacerdotes que son verdaderos pastores, que dedican su vida al servicio de la comunidad, que comparten con las ovejas que les han sido confiadas sus alegrías y esperanzas, sus alegrías y sus tristezas. Esos pastores son aquellos que conocen a sus ovejas y dan la vida por ellas. Por ellos estamos llamados a elevar nuestra oración.
Al mismo tiempo, oramos por aquellos jóvenes que puedan sentir el llamado a ser pastores, ya sea en la vida sacerdotal o en la vida religiosa, que respondan generosamente a ese llamado, que descubran que es una opción de vida posible, que reconozcan el valor de dedicar tu vida al servicio y dedicación a los demás. Que esto forma parte del sentido de la vida, que es algo por lo que vale la pena arriesgarlo todo por el todo. Tenemos ejemplos a lo largo de la historia, en los que se nos muestra hasta dónde puede llegar una vida vivida a la luz del seguimiento de Jesús, teniendo como camino y modelo a aquel Buen Pastor que fue el mismo Jesús. Podríamos citar muchos nombres de ese tipo de pastores; Sin embargo, lo dejamos al análisis de las personas que lean esta columna: ¿qué significa ser un buen pastor?
