La furiosa guerra por poderes en la Agencia Federal de Inteligencia

La furiosa guerra por poderes en la Agencia Federal de Inteligencia
La furiosa guerra por poderes en la Agencia Federal de Inteligencia

Tormentas internas, acusaciones de todo tipo. En el seno de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) estalló una guerra de poder, a veces silenciosa y otras atronadora. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, acudió esta semana a la sede de la CIA, inmiscuyéndose en el campo de inteligencia. “No sabemos para qué sirvió, no aplica”, se indignaron desde el edificio de la calle 25 de Mayo, sede de la AFI. La otra cara de la moneda fue que, antes de eso, querían recortarle el poder a Bullrich exigiendo que Inteligencia Criminal, que está en Seguridad, comenzara a operar en la AFI. El ministro se negó. En plena guerra, empezó a circular un explosivo texto de seis páginas con el título Apreciación de la situación, en el que se revelan los nombres de todos quienes ocupan cargos en la AFI, algo prohibido por la Ley de Inteligencia. El tema habría generado una denuncia en Comodoro Py. Todo indica que el informe fue redactado por un militar, cercano a Bullrich, y la acusación central no tiene precedentes: que el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el jefe de la AFI, Silvestre Sívori, que dirigen el centro de inteligencia, sostienen en los principales lugares para los patrones que provienen de las administraciones peronistas. En paralelo, informan que del edificio 25 de Mayo sale dinero en efectivo para pagar la factura azul a determinados medios y periodistas y, sobre todo, el dinero con el que se sostiene el aparato troll que opera en la Casa Rosada. Los fondos son proporcionados, según los denunciantes, por el secretario administrativo PR Pagina 12 No publica ningún nombre precisamente para no violar la Ley de Inteligencia. El contexto general es que la CIA maneja la inteligencia argentina, como lo demuestra la incesante peregrinación a Langley, Virginia, sede del espionaje norteamericano: la AFI no parece tener mucha información, con los peligros del terrorismo que amenazan al mundo entero.

Un espectáculo que hizo ruido

La semana pasada, el Ministro de Seguridad estuvo en Washington en la reunión sobre Crimen Organizado Transnacional organizada por la OEA. En la serie de reuniones bilaterales se reunió con el Secretario de Seguridad de Estados Unidos y el jefe del FBI, en cierto sentido el equivalente de la Policía Federal. Todos esos nombramientos correspondían a sus funciones naturales.

En la AFI, sin embargo, afirman que la visita a la CIA, para reunirse con el director, Billy Burns, no tiene constancia. Lo que corresponde es que la relación sea la de una agencia de inteligencia con una agencia de inteligencia. Es decir, de la CIA a la AFI. Por supuesto, los americanos buscan ampliar su influencia lo máximo posible y celebran que un ministro que lucha por el poder y que acaba de ser candidato presidencial vaya a informar.

Para colmo, en el edificio de la calle 25 de Mayo hizo aún más ruido que, según voceros de Bullrich, en la CIA el ministro habló de terrorismo, precisamente la razón de ser de la AFI y un tema que consideran su competencia exclusiva. .

Un texto explosivo

Desde hace cinco días circula un texto de seis páginas, sin firma, que supuestamente proviene de un militar cercano a Bullrich. El acusado de ser el autor del documento estuvo en la SIDE, durante el gobierno de Macri se integró al bando de Patricia Bullrich y conoce a buena parte de los militares que actualmente prestan servicios en inteligencia, porque algunos eran de su promoción.

Lo que está claro es que el autor tiene información interna, ya que da nombre y apellido a decenas de jefes y secretarias que ahora están en la AFI. Y las críticas son furiosas, de principio a fin, con un punto en común: acusan a Posse-Silvestre de utilizar a personas que tienen relación con César Milani (ex jefe del Ejército), Cristina Caamaño (ex jefa de la AFI) , Oscar Parrilli (exjefe de la AFI), Juan Martín Mena (ex número 2 de la AFI), Nilda Garré (exministra de Defensa y Seguridad), José Glinski (exjefe de la Policía Aeroportuaria), Fernando Pocino (exdirector de Contrainteligencia de la SIDE) y así sucesivamente. Es decir, los acusan de tener algún vínculo con gobiernos anteriores, el de Cristina Kirchner o el de Alberto Fernández. “Hay que ver qué están haciendo con más de 2.000 millones de pesos de fondos reservados para operaciones”, sugiere el documento.

La dirigencia de la AFI ya habría presentado una denuncia penal en Comodoro Py por la violación de todas las normas en materia de Inteligencia: se revela, uno a uno, el nombre de cada responsable de las distintas áreas, de dónde vienen y cuál es su relación con ex funcionarios de gobiernos anteriores. Como es sabido, existen distintos militares que ocupan algunos de los puestos claves en la AFI. El texto detalla lo que hizo cada uno durante la Guerra de Malvinas, atribuyéndoles generalmente poca participación, menos de la que se atribuyen a sí mismos.

El subtítulo del documento es elocuente: “Algo huele mal en Dinamarca”, frase de William Shakespeare en Hamlet. Y concluyen: “la AFI es una verdadera tragedia”, señala Posse-Sivori.

Los fondos oscuros

Durante la administración de Caamaño se buscaron lavar al máximo los fondos manejados por Inteligencia. Hasta ese momento, incluso la electricidad se pagaba con fondos reservados, como si se tratara de una operación secreta. Caamaño resolvió transparentar el dinero que se utilizaba y sólo quedó como fondos reservados el 10 por ciento del presupuesto total de la AFI. En su momento, Gustavo Arribas, durante el gobierno de Mauricio Macri, convirtió en un culto el manejo secreto del dinero. Gran parte de ello se utilizó para espiar a otros líderes políticos, incluidos miembros del PRO e incluso una hermana de Macri. Ahora Milei volvió a esa política: muchos fondos reservados y un presupuesto privilegiado, sin la motosierra del resto del Estado.

En ese marco, se producen las acusaciones. Por un lado, sale una directriz clandestina desde la AFI para algunos medios y periodistas que apoyan a Milei. No verificable porque implica la inexistencia de facturas y cobros directamente en negro. La versión es que sacan el dinero de la bóveda del noveno piso del edificio de la calle 25 de Mayo, lo trasladan a la Casa Rosada y lo pagan.

La segunda versión es que el dinero destinado a operaciones de inteligencia también se utiliza para mantener el aparato de red que rodea al presidente y que, como se sabe, también funciona en la Casa de Gobierno. Sólo algunos de los que participan en esa estructura tienen cargos, el resto se financiaría con dinero de la exSIDE, también emitido desde el noveno piso con el visto bueno del secretario administrativo.

Y la tercera versión, que circula desde hace tiempo en el propio gabinete, es que hay una larga lista de dirigentes espiados, empezando por los ministros. Hace unas semanas, por ejemplo, se conoció la denuncia de Estela de Carlotto, propietaria de Abuelas. Por ahora no se han encontrado pruebas de estas escuchas ilegales, pero con las internas existentes no sería extraño que más pronto que tarde empiecen a filtrarse.

En este ámbito hay que tener en cuenta que hoy la AFI casi no tiene fuentes de información, agentes con informantes –silbido Se les dijo: entonces el espionaje se basa en escritorios, escuchas ilegales y nada más que eso.

En manos de la CIA

Más allá de los internos, todos van en procesión a la CIA, en la misma línea del sometimiento del presidente a la general Laura Richardson. Como es tradicional, los americanos darán la información que consideren oportuna yn función de sus propias guerras. Proporcionan poco software, muy convencional y nada más.

El tema central es que, sin agentes, sin calle, sin inteligencia propia y profesional, hay mayor riesgo en materia terrorista. Y eso es decisivo en un mundo bélico en el que cada día aparecen más peligros. En tal escenario, las guerras internas son un obstáculo y un peligro más.

 
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