La festividad y desfiles en esa ciudad de la oriental provincia de Colón exaltan el color, la energía, el carácter y la alegría que caracterizan a la cultura afrodescendiente, que forma parte del carácter multiétnico y diverso del país istmeño.
Según sus organizadores, en su sexta edición, estas celebraciones buscan revivir el espíritu de los palenques, que fueron los lugares de asentamiento de los cimarrones negros que escaparon a las montañas desde las plantaciones españolas en busca de su libertad.
Conforme a la tradición, la Reina Congo –en su rol custodio y responsable– preside los rituales y la vida comunitaria, acogiendo también a los visitantes de los palenques vecinos que llegan por mar, hospitalidad propia de los pueblos africanos.
Este año, la Bahía de Portobelo celebrará esa historia y lo hará con un programa de actividades que incluirá el traslado de embarcaciones de las delegaciones invitadas quienes, ataviadas con sus propios elementos, se dirigirán hacia el muelle principal para iniciar el desfile por las calles de la ciudad.
Ese será el escenario para exhibir la variedad y colorido de la falda congo y finalizará con un círculo de tambores en el escenario del parque central, explicó la coordinadora general, Yanilka Zúñiga.
Este evento tiene como foco principal a la mujer cimarrona portobeleña y que, año tras año, el festival renueva su temática en una fiesta que busca resaltar que los palenques son únicos en sí mismos, señaló.
Zúñiga destacó que cuando se habla de Portobelo hay una referencia obligada a las fiestas religiosas del Cristo Negro, y las fiestas de Diablos y Congos, así como las de la Pollera Congo, elementos claves de su identidad.
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