“Es como si tuviera amnesia”. – .

“Si me entero antes no gastaré 400 euros”, dice Ana a ABC. Hace apenas unas horas, esta joven de 23 años ‘conoció’ a su ídolo, Taylor Swiftdespués de asistir a la segunda cita de la rubia en El Santiago Bernabéu. Sin embargo, después de vivir lo que considera “el acontecimiento de su vida”, ya no recuerda nada en absoluto. Como ella es Sara, que llegó anoche sola a la capital desde Sevilla. «Es como si tuviera amnesia. ¿Alguna vez has cantado ‘Fearless’? Ya no me acuerdo”se lamenta por teléfono, mientras regresa en AVE de lo que esperaba fuera un recuerdo “para toda la vida”.

Como ellos, cientos de ‘vencejos’ han expresado en las redes sociales que no tienen recuerdos de nada de lo vivido la noche anterior. Si no fuera por los videos que grabaron y las pulseras de la amistad que permanecen en sus muñecas, No podían asegurarse de estar presentes en el espectáculo..

Este fenómeno se conoce científicamente como ‘amnesia post-concierto’, y está influenciado por la excesiva emoción del fan por ver a su artista favorito. Estos generan una gran cantidad de emociones y estímulos, que exceder la capacidad del cerebro para procesar información, que interpreta lo que están viviendo como estrés.

«El estrés en sí es un mecanismo adaptativo que tienen todos los mamíferos que, lejos de ser un problema, es lo que nos permite sobrevivir porque nos hace darnos cuenta de una situación que pone en jaque los recursos que tiene el sistema para afrontarla”, declara Amaya González, psicóloga del Colegio Oficial de Psicología de Madrid. Además, el estrés no diferencia entre momentos positivos o negativos, por lo que una situación puede resultar estresante para el organismo sin importar si el motivo es una fiesta o, en este caso, un concierto.

Estrés prolongado en el tiempo

Además, las ‘swifties’ se preparan durante meses para poder asistir al espectáculo, lo que implica invertir tiempo, dinero y preocupaciones en pensar en alojamiento, traslados, ropa, pulseras, comida, gastos… Se suman a la emoción de ver a Taylor Swift por mucha gente, por primera vez. «Es una situación de estrés sostenido durante un largo periodo de tiempo lo que acaba agotando las reservas del cerebro», dice González.

También hay que tener en cuenta que los conciertos de Taylor Swift son espectáculos llenos de estímulos visuales y auditivos. Luces de colores, explosiones de fuego, cambios de vestuario, coreografías muy elaboradas y más de tres horas de música que pueden sobrecargar los sentidos de los asistentes. Tantos estímulos en tan poco tiempo hacen que el cerebro borre muchos detalles de su memoria.

Si a esto le sumamos la ‘necesidad’ que generan algunas personas de poder grabar la mayor cantidad posible del concierto, se añade otra carga de responsabilidad y estrés al cerebro para conseguir el mejor vídeo o foto del artista. Por lo tanto, priorizar el contacto con la experiencia y el momento en sí es la clave para que la experiencia quede almacenada en la memoria. Y al fin y al cabo, es la propia Taylor quien canta “haz las pulseras de la amistad, tómate el momento y pruébalo, no tienes por qué tener miedo”, aportando en su propia música la clave para superar este problema. .

Lo que la música causa también soluciona

Sin embargo, existe una posible solución para esto. Al igual que los pacientes de Alzheimer, si una canción está vinculada a un recuerdo, puede ayudar a rescatarlo del océano de la memoria. Una opción que puede funcionar es escucha nuevamente el setlist del Eras Toury espera a que esto active los recuerdos.

Por otro lado, González también pide “paciencia”. “El cerebro también necesita tiempo para procesar todo lo vivido, no entres en pánico si tienes muchos ‘objetivos’ en tu memoria del concierto. Lo normal es que al cabo de unos días lo recuerden todo con claridad”, aconseja la psicóloga. Además, debe ser cauteloso con esta idea de esperar tener una memoria que grabe todo como una cámara de video. La memoria siempre es selectiva y para poder retener recuerdos a largo plazo tenemos que pensar en la repetición y en contactar con el estímulo por diferentes medios, lo que en el caso de un concierto es inviable”, señala.

 
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