Kim Kardashian vulgariza hasta una mesa

Hace años corría el rumor de que cierta marca de moda italiana Había llamado la atención de cierta famosa española. A la marca no le gustó que la famosa presumió su ropa y complementos de forma tan ostentosa y así se lo habían dicho. Pero la famosa tenía todo el derecho a andar luciendo outfits y logos: ella les había pagado y, por tanto, los de ellos lo eran. Como si quisiera prenderles fuego en una hoguera en la esquina de Serrano y Juan Bravo. El rumor era, sí, Muy divertido. Y creíble.

Lo de Kim Kardashian no es un rumor y, para otra marca, esta vez de muebles, tampoco resulta divertido. En 2002, la más Kardashian Kardashian, en un vídeo promocional de una de sus empresas, aseguraba que algunos muebles que aparecían en el mismo eran firmado por Donald Judd. La fundación que controla el legado de este maestro del minimalismo, fallecido en 1994, él lo niega categóricamente.

muebles de kim Son copias de algunas piezas. cuya producción y venta dicha fundación controla estrictamente. Su precio es alto, aunque no por las finanzas de una de las mujeres más famosas y ricas del mundo. Una chica cuyo La fortuna se estima en unos 1.700 millones. de dólares. Pero hay cosas que el dinero no puede comprar. No se puede comprar el amor, no se puede comprar el buen gusto y no se puede comprar una mesa. de Donald Judd si sus herederos no quieren.

Esta historia me recuerda a la de la gitana Lucero de Arde Madridcuando quería “el collar de la puta Paya” y no se conformaba con menos. La puta payaso era Ava Gardner. Me imagino a Kim pidiendo “la maldita mesa” cuando las cámaras no están grabando. Si eso, que las cámaras no estén grabando, tiene sentido en su vida. La Fundación Judd tampoco está satisfecha de que Kim elimina el vídeo de sus redes. Ellos insisten en que no quieren tener parentesco De ninguna manera con esa señora. Sólo por eso me gustan mucho. El superpoder de Kim Kardashian es vulgariza todo lo que toques, hacer, comprar o nombrar.

 
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