A 50 años de una provocativa actuación

A 50 años de una provocativa actuación
A 50 años de una provocativa actuación

Jueves 23/05/2024

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Última actualización 13:45

Joseph Beuys fue una figura controvertida en la historia del arte del siglo XX. Un provocador en el que algunos veían un genio y otros un creador demasiado críptico, imposible de codificar para la mayoría del público. Si en lugar de vivir entre 1921 y 1986 hubiera vivido en esta época contemporánea, dominada por las redes sociales, su obra habría tenido un impacto significativo, muy acorde con la visceralidad que exige el contenido de estas plataformas. Lo cierto es que las obras de este artista alemán –sus esculturas, performances e instalaciones– no dejaron indiferente a nadie. Abordó temas de política, ecología, espiritualidad e incluso reflexionó sobre la función del arte en la sociedad, siempre desde una perspectiva incómoda y fuera de la zona de confort.

Galería René Block

“Todos somos artistas”, afirmó una vez. Cuando le respondieron que hablaba de todo lo que hay bajo el sol menos de arte, fue categórico: “¡Todo lo que hay bajo el sol es arte!”. Con este espíritu, una de sus actuaciones más famosas tuvo lugar en Nueva York en 1974 y se tituló “Me gusta América y América me gusta”. El 23 de mayo de ese año, hace apenas medio siglo, se bajó del avión que lo había traído de su país a Nueva York, fue envuelto en fieltro y trasladado en ambulancia a la Galería René Block. Allí, en esta actuación, Beuys pasó tres días encerrado con un coyote salvaje.

Galería René Block

La obra se presentó como un “ritual de reconciliación” entre el artista y el animal, a través del cual Beuys intentó simbolizar la naturaleza y el espíritu de América. La propuesta fue interpretada como una crítica a la sociedad estadounidense y su tratamiento de la naturaleza y las culturas indígenas. Es interesante considerar el contexto: en aquella primera parte de los años setenta, tras la devastadora experiencia de la guerra de Vietnam y el progresivo deterioro de la gestión del presidente Richard Nixon, Estados Unidos atravesaba un momento complejo y angustioso. Un entorno que “dio origen”, por ejemplo, a películas como “El exorcista”, “Tarde de perros”, “Chinatown”, “Contacto en Francia” y “Taxi Driver”, todas ellas reflejo del estado de las cosas. Este contexto evidentemente tuvo eco en Beuys.

Galería René Block

Durante tres días, el artista alemán y el coyote vivieron e interactuaron en un espacio de galería. Lo que se intentó exponer allí fue la relación entre el hombre y la naturaleza. Además de la manta de fieltro, Beuys utilizó un bastón de pastor y guantes para interactuar de diversas maneras con el animal en el espacio. Cada uno de sus movimientos fue planeado, ninguno fue aleatorio; todos cargados de simbolismo, en la creencia en el poder del arte como eje para generar transformaciones en la sociedad.

Fulwood Lampkin escribió que a partir de esta acción el mundo del arte entró en éxtasis. “Ya no se necesitaban pinceles ni lienzos para transmitir ideas complejas. Si tuviera un concepto en mente, un hombre podría crear arte a partir de la nada. El enfrentamiento entre Beuys y el coyote simbolizó para muchos la reconciliación entre cultura y naturaleza. Los aullidos y las palabras teutónicas del artista fueron una especie de encuentro de culturas. El trabajo general fue un intento de sanar a Estados Unidos del trauma causado por uno de los mayores genocidios de la historia contra los nativos americanos”.

Galería René Block

Para quienes lo admiraban, Beuys era una especie de brújula. Alguien lo describió como “una obra de arte viva”. Hasta su muerte en la década de 1980, apoyó causas como la liberación tibetana y el Partido Verde alemán. Se mantuvo fuera de los cánones y utilizó materiales no convencionales como grasa, miel y cobre, a los que atribuyó propiedades simbólicas y energéticas. Pero también fue un constructor de su propio mito.

Archivo

Teresa Sesé, en un texto publicado en el portal La Vanguardia, afirmó que su vida y su obra son inseparables y ambas están cargadas de simbolismo. “Gran narrador, creó su propio mito al inventar que mientras luchaba como piloto de la Luftwaffe en la Segunda Guerra Mundial, su avión se estrelló en Crimea. Una tribu de tártaros lo encontró inconsciente en la nieve y sobrevivió cubriéndose el cuerpo con grasa y envolviéndolo en fieltro para mantenerlo caliente. La verdad, mucho más prosaica, es que fue rescatado por un comando alemán y llevado a un hospital militar donde no había grasa ni fieltro.

Aunque sigue siendo controvertido (podría fácilmente haber sido integrado en la miniserie paródica “Bellas Artes” protagonizada por Oscar Martínez), el trabajo de Beuys sigue encontrando eco en la escena del arte contemporáneo, desafiando nociones preestablecidas sobre el arte y su papel como catalizador de cambiar. social.

 
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