Cuadros para cuando muera Gastón Castellón

Cuadros para cuando muera Gastón Castellón
Cuadros para cuando muera Gastón Castellón

“Hay gente que desearía que yo muriera para poder convertirse en millonarios”. A sus 74 años, Gastón Castelló habló sin morderse la lengua en INFORMACIÓN de la anómala situación que vivía aquellos días de 1974. El artista alicantino aseguraba recibir diariamente ofertas por sus obras, incluso por las más desconocidas, –“sea lo que sea”. puede ser”, le dijeron-, con el único objetivo de que se revalorizaran cuando él muriera. Castelló confesó a este periódico que hace poco un hombre le paró en la calle diciéndole que tenía un cuadro suyo que desconocía. “Era uno de mi infancia y no tenía cualidad alguna”, afirmó el artista. “Eso no importa, verás lo que valen millones cuando mueras”, espetó el vecino. Como ésta, hubo varias anécdotas en las que futuros compradores incluso confesaron que no les gustaba su trabajo. Ajeno a aquel ruido inesperado, Castelló tenía varios proyectos sobre la mesa; el primero, la edición de un libro con sus ilustraciones. Además, estuvo inmerso en un gran mural del que no dio demasiados detalles. “Ni siquiera quiero decir dónde trabajo porque si se enteran, vienen, me pisan y me hacen un lío”, bromeó. Castelló aún viviría 12 años más, para impaciencia de aquellos especuladores de su arte.

El compositor José Tomás con su guitarra de ocho cuerdas

Mientras Castelló preparaba aquel mural casi secreto, la ciudad de Alicante se preparaba para acoger la sexta manifestación nocturna de 500 kilómetros. La salida se produciría en el Paseo de Gómiz, donde se concentrarían nada más y nada menos que 10.000 alicantinos. El ganador sería un Porsche 911 conducido por el asturiano Julio Gargallo, que corría bajo el seudónimo de Roter Fogel y cuyo copiloto era Ignacio Lewin, que luego sería famoso por ejercer como presentador de El Día Así de Canal Plus. El cartel de aquel mitin que recorrió nuestras carreteras también tenía nombres de élite. Salvador Cañellas y Juan Carlos Pradera, ambos con un Seat 1430, completaron el podio. Una leyenda, Antonio Zanini, terminó quinto con el mismo coche.

La torera Ángela a caballo.

Por aquellos días, los alicantinos también pudieron presenciar en directo la última obra del compositor José Tomás, uno de los grandes maestros de la guitarra del siglo XX. El artista alicantino inauguró a continuación unas jornadas musicales en la Universidad con su ya famosa guitarra de ocho cuerdas. “Es ideal para interpretar música barroca y renacentista”, defendió José Tomás, que también fue profesor del Conservatorio, cuando le preguntaron por esta peculiaridad. La actuación giraría en torno a obras de Narváez y Moreno Torroba.

Belleas durante un acto en 1974

Esa semana también se debatió otro espectáculo, el toreo, ya que un informe de la agencia Pyresa afirmaba que el 21% de la sociedad española estaba muy interesada. Sin embargo, hubo cierto desánimo por “la falta de nuevos valores con suficiente atractivo”. La provincia de Barcelona fue la menos interesada y el torero que gozó de mayor popularidad fue Paco Camino, por delante de Viti. Sin embargo, la noticia que afectó a los alicantinos fue la batalla en la que se vio inmersa la popular torera Ángela Hernández, a la que, por cierto, el periodista que firma el reportaje se refirió como “simpática y guapa” antes que cualquier otro adjetivo. sobre su profesión. El caso es que el torero quería que el Reglamento Taurino Nacional autorizara a las mujeres a torear de pie. Por el momento, la ley decía: “Las mujeres tienen absolutamente prohibida la participación en los festejos taurinos, aunque podrán realizar la lidia a caballo como toreras, pero sin poner el pie en el suelo para rematar al toro”.

Puebla de Rocamora fue absorbida por Daya Nueva.

Todo ese revuelo se mezcló con la absorción de un municipio, el de Puebla de Rocamora, por el de Daya Nueva. Fue a petición de la parte absorbida, ya que sólo contaba con nueve casas, cinco de ellas deshabitadas. En total, 13 personas que reconocieron que habían hecho lo mejor una vez cerrado el asunto, con la presencia del Gobernador Civil incluida. Así nos dijo el periodista González Pomata, quien mejor que nadie conocía la provincia. En Elche, la ciudad vecina, quedaron conmocionados por un incendio en la fábrica de zapatos Filardi. Las pérdidas se estimaron en millones. Y en Guardamar del Segura ultimaba la inauguración de un hotel gigante, el Tío Chus (posteriormente conocido como Residencia Campomar). Era un edificio grande, propiedad de Jesús Vallejo Lobato, que contaba con mil cómodas butacas. Entre sus reclamos: aire acondicionado, salón de fiestas, tiendas… Aunque sólo le habían puesto tres estrellas.

La manifestación nocturna de 500 kilómetros llenó de público el Paseo de Gómiz

Contando ya los días para la gran fiesta alicantina, cada Hoguera presentó a las bellas y damas que serían sus candidatas en una elección que próximamente tendría lugar en el Teatro Principal. Inmaculada Beltrán, de Calderón de la Barca, sería elegida el mes siguiente. Aunque esta es otra historia.

 
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