Uno de los pintores más reconocidos de la vanguardia castellana, Jesús Antonio Aguirre de la Fuente, falleció ayer en Burgos a los 93 años. Autor prolífico hasta muy anciano, continuó exponiendo su obra hasta 2017 cuando celebró una exposición que se centró en su faceta abstracta, una de las dos vertientes de este creador pionero que también dejó espacio a la expresión. figurativo artístico de él.
Sin embargo, confesó al inaugurar su última exposición que “la abstracción es lo que más me gusta, donde me siento más cómodo y me siento más libre. El estilo figurativo te limita a unas dimensiones, a unos términos, mientras que en este estilo tu imaginación puede volar. “Estoy haciendo una cosa y ya estoy pensando en la otra”.
Era otoño de 2017 cuando Aguirre reflexionaba de esta manera, queda muy lejos el alegre ir y venir de gente de su primera exposición en 1965, en un vestíbulo recién rehabilitado del Teatro Principal. Ya tenía más de treinta años, pero, señala, hasta entonces no había estado seguro de su trabajo.
“Disfruto pintando”. Estas tres palabras lo resumen todo. Una pasión que no ha disminuido a pesar de los achaques de la edad o de los muchos años que se ha dedicado a ello. Recordemos que expuso por primera vez. Su más reciente exposición tuvo lugar el año pasado bajo el título Burgos Vanguardia II en el Monasterio de San Juan en la que una exposición colectiva de artistas burgaleses, 34 pintores y escultores, los de hace 20 años y los actuales reunió el arte de él.
Aguirre fue profesor de la Academia de Dibujo Mateo Cerezo y enseñó a cientos de alumnos, quienes hoy lo recordarán en el momento de su muerte.
El pincel y la espátula se quedan solos en ese pequeño estudio que tiene en casa, con sus libros, su caballete y su música clásica.
