En el inmenso lienzo de nuestra tierra, grandes artistas destacan y dejan una huella imborrable, que atraviesa el tiempo y el espacio. Uno de ellos fue Jorge Enrique Granados Ruiz, coloso del arte chucureño, quien dedicó su existencia a plasmar con fervor los paisajes y la arquitectura santandereana. Creó un cuadro gigantesco que hoy, a un mes de su muerte, es un tesoro cultural que incluso está nominado al Libro Guinness de los Récords.
De los pinceles del inolvidable artista chucureño Jorge Enrique Granados Ruiz surgió un hermoso cuadro que, a aproximadamente un mes de su muerte, es un archivo lleno de historia, arte, cultura y encanto turístico.
Su trabajo meticulosamente detallado es un testimonio del profundo amor que el maestro tenía por su tierra y su gente. A través de sus pinceladas nos llevó a pasear por las calles empedradas, las iglesias, las animadas plazas y los rincones más escondidos de nuestra comarca.
Para los amantes del arte y la sensibilidad cultural, Vanguardia.com publica hoy la cautivadora obra del maestro santanderino, fallecido el pasado 24 de marzo.
Y aunque su partida nos llenó de luto, estamos orgullosos de rendir un homenaje póstumo al artista que pintó la belleza de los 87 municipios santandereanos en lienzos llenos de vida y emoción.
El maestro del santandereismo, título que recibió Granados Ruiz, recibió decenas de condecoraciones por sus más de 50 años de vida artística, entre otras cosas, por haber sido un hombre que engalanó nuestra tierra con su talento.
Recordando su ayer, allá por los años 70, cuando apenas tenía 20 años, deslumbró con su arte en el colegio Camilo Torres de San Vicente, marcando así el inicio de su fascinante carrera.
Desde entonces, el maestro dedicó su existencia a captar con fervor los paisajes que nos permiten ver Santander como lo que es: un tesoro cultural único en el universo.
Si bien durante cincuenta años sus pinceladas al óleo bailaron con maestría, fue hace 37 años cuando su corazón se enamoró de las bellezas secretas que abrazan nuestro territorio.
En ese momento formó parte del Comité Departamental de Cafeteros. Allí nació la inspiración de exaltar el café a través de la pintura, llevándolo a explorar los rincones de Santander, hoy plasmados en su sublime repertorio artístico.
Hablar del maestro Jorge Enrique sin mencionar a su esposa es quitarle su musa de inspiración. Porque si los paisajes le enamoraban, Marina Pinilla de Granados era quien le animaba con sus palabras y su destreza negociadora en el arte del maestro. Formaban el dúo perfecto: él, dedicado a sus técnicas al óleo; y ella, siempre dispuesta a promocionar sus cuadros.
Marina es, precisamente Marina, quien hoy encabeza una preciosa misión: convertir la obra del maestro en una especie de ‘Santander Tour’, para que los habitantes de cada pueblo que pintó conozcan su obra.
Será algo así como el primer museo mundial de la carretera que se inaugurará con la exposición de la obra del maestro Granados, en la que se podrán contemplar vistas panorámicas de los municipios santandereanos.
Será una hermosa manera de garantizar que su legado perdure para siempre, recordándonos la grandeza de nuestra tierra y la pasión por el arte que lo llevó hasta el final. Que su obra sea un homenaje a su memoria, un regalo para el alma, un imán para los sentidos y una inspiración para todos.
Además, durante su vida, este gran artista dijo que su mayor desafío fue “llevar las imágenes de nuestro pueblo a los jóvenes, para que conozcan nuestra tierra, ya que es hermosa en toda su extensión”.
El maestro nos dejó a los 74 años, pero sigue aquí. Paz en su tumba.
Nota del editor: A su esposa, Marina Pinilla de Granados; y a sus hijos, Jorge Iván, Liz Catherine, Javier Enrique (QEPD) y Diego Fernando, enviamos nuestras voces de condolencia.
