Fueron sólo 39 noches, pero de un poder que aún se recuerda después de más de 70 años. Ese puñado de monólogos -profundo, lúcido, sencillo a la vez que nítido- quien defendió las ideas y políticas del gobierno peronista en el programa radial pienso y digo lo que pienso Pasaron a la historia como retratos populares de una época de grandes transformaciones y tensiones en el país. Esos monólogos escrita e interpretada por Enrique Santos Discépolo en radio El Mundo en 1951, hablando con “Mordisquito”, ese personaje ficticio “contrera” y “opositor” al gobierno que promovía todo tipo de derechos al pueblo fueron la última creación de un artista popular inconmensurable. Esos meses de exposición política de Discepolín antes de su muerte son lo que él retrata Mordisqueador. no me vas a decirla serie de ficcion que él martes 21 Luego de la transmisión del partido entre Brasil y Argentina por las Eliminatorias, se estrenará por el Televisión pública.
Actor, director, dramaturgo, poeta popular y letrista, Discépolo fue un artista que supo estar cercano al sentir de la clase trabajadora argentina. Esa sensibilidad social que cultivó en todo lo que emprendió lo llevó a escribir grandes letras de tango, como “Cambalache”, “Yira yira”, “Uno”, “Cafetín de Buenos Aires”, “Qué vachaché” y “Malevaje”, entre otras canciones populares. Consolidado como intelectual, sin embargo, hacia el final de su vida se vio alentado a aceptar –no sin vacilar– la propuesta que le hizo en junio de 1951 Raúl Apold, subsecretario de Prensa y Radiodifusión del primer gobierno peronista: escribir y realizó monólogos para radio en los que reivindicó políticas públicas a favor de los más desplazados y discutió la visión cipaya y elitista de la oligarquía argentina. El resultado fue “¿Me lo vas a decir?”, el espacio que construyó dentro del ciclo pienso y digo lo que pienso que se transmitía todas las noches por radio El Mundo.
A lo largo de seis capítulos, Mordisqueador. no me vas a decir Contará toda la trama personal y política detrás de esos monólogos en los que habla con sentido común y convicciones a Mordisquito, ese personaje ficticio que inventó en plena campaña presidencial de 1951 para defender las políticas implementadas por el peronismo. Con guión de Ana Da Costa, y Santiago Larre y Mariano Mucci, este último también dirige junto a Martín Russola ficción es protagonizada por Daniel Casablancaque se pone en la piel de Discépolo, personaje que interpretó en su unipersonal durante tres temporadas Discepolín, fanático arlequín y que aspira a regresar en 2024. Carlos Portaluppi, Leticia Brédice, María Ucedo, Enrique Dumont y David Masajnik Completan el elenco de la propuesta que mostrará la relación de Discépolo con el peronismo, su lucha con la oligarquía, su música y sus amores.
“La ficción va a contar un momento muy concreto de la vida de Discépolo, que es desde el momento en que el subsecretario de medios de Perón, Apold, le ofrece hacer unos monólogos en la radio a la hora de cenar y su muerte, apenas seis meses después, ” Casablanca cuenta Pagina 12, sobre ficcion Se transmitirá todos los martes a las 22:30 horas.. “Es un periodo particular porque él acepta hacer esos monólogos, en un momento se enferma y vuelve al aire a unos días de las elecciones. Perón va a decir que ganaron las elecciones de 1951 gracias a Mordisquito, que era el personaje anónimo y antiperonista al que Discépolo intenta convencer. Es un momento muy rico y muy interesante en la vida de Discépolo, porque vemos al artista, al ciudadano político, que enfrenta a su esposa Tania con la posibilidad de ir a México a reconocer a un hijo que tuvo y al que nunca pudo conocer. porque la muerte lo sorprendió a finales de diciembre. “Es un momento muy trágico en la vida de Discépolo”.
-¿Qué significa Enrique Santos Discépolo para la cultura y la identidad argentina? ¿Y para tí?
-Discépolo es un personaje emblemático de la cultura argentina. Es conocido, principalmente, por sus tangos “Cambalache”, “Uno”, “Yira yira”… Increíblemente uno lo recuerda por sus canciones; Creo que fue un gran poeta pero no era músico. Es como si realmente hubiera sido un accidente o una coincidencia que se hiciera famoso con los tangos. De profesión, era principalmente actor y escribía obras de teatro, dirigía teatro. En el momento de su muerte se encontraba representando una obra de teatro escrita, dirigida y protagonizada por él. Esa faceta de Discépolo desaparece porque ante todo “el teatro se escribe en agua” y quedan muy pocas películas. Entonces, lo que más se capturó culturalmente es el recuerdo vívido de sus tangos, que aún hoy se escuchan e interpretan. En la misma miniserie aparecen interpretados por artistas actuales.
-¿Cree que la visión sobre Discépolo como artista cayó en la grieta política?
-Eso es un problema. La misma grieta en la que se sumergió para defender un proyecto de país en los últimos meses de su vida provocó que quedara atrapado en un pensamiento político, muy menor a lo que significa como figura cultural argentina. Los vaivenes políticos del país han hecho que él como personaje haya sido a veces defendido, a veces cuestionado, y que hoy en día no sea plenamente reconocido como hombre de cultura. Discépolo fue fundador de Sadaic y defensor de la propiedad intelectual de los artistas argentinos en el exterior, porque aquí se cantaban tangos y cuando viajaba veía que sonaban en Francia, en España, en México, y que los artistas no ganaban ni un peso. por su música en el extranjero. Fue pionero en materia de protección intelectual de los artistas argentinos. Es un personaje muy completo y no tan conocido como debería ser. Es excelente que la TV Pública pueda reconocer esta figura para que las nuevas generaciones y también las viejas lo conozcan más a fondo. Es una felicidad total estar haciendo este proyecto.
-¿Siguen vigentes esos monólogos? ¿Existe hoy una resignificación de esos textos –escritos hace más de 70 años–?
-Los monólogos de Modisquito, esos monólogos de 5, 4, 3 minutos que hacía todas las noches a las 21 cuando todos escuchaban la radio en la cena, tienen hoy una vigencia escalofriante. Te agarrarías la cabeza, Discepolín, viendo este momento. El único problema respecto a los 70 años que han pasado desde que hizo esos monólogos es que son editoriales sobre noticias puntuales del día, de la semana, del mes, de esos años. Algunos pueden seguir siendo viejos o descontextualizados, porque dan por sentado datos que no todos conocemos hoy. Pero quitando eso, todos los grandes temas, como la posibilidad de decidirse por un modelo de país u otro, están presentes en ellos como ahora. Discépolo siempre estuvo por delante: su pensamiento sigue siendo contemporáneo y moderno. Es fantástico.
–Los monólogos de Discépolo son una defensa de las políticas peronistas. En la historia argentina, el peronismo es un movimiento de ineludible evocación, para sus militantes pero también para sus detractores. Es parte de la conversación pública actual, a pesar del paso del tiempo. ¿Por qué considera que el peronismo es –al menos discursivamente– un referente ineludible en la política argentina?
-En entrevista con Discépolo le preguntaron sobre los detractores que se ganó haciendo “propaganda peronista”. Respondió que no tenía preferencia por un partido, que lo que tenía era memoria y que defendía ese momento histórico porque recordaba al pueblo anterior triste y sufriente. Discépolo habló más allá del peronismo, habló de la miseria que había visto cuando era joven, cuando era pequeño, y que por primera vez reconoció a un gobierno que se ocupaba de los que menos tienen y que les solucionaba las cosas. Discépolo no podía entender que hubiera gente que no lo viera, porque no era una promesa en 1951, no. Lo vio suceder y eso fue lo que lo conmovió, esa transformación. Hoy ya podríamos estar hablando del peronismo, de Perón y Eva Perón, como un momento histórico. Entendamos que no es el mismo mundo, no es el mismo país. Yo digo: se puede decir “soy sanmartiniano”. Sí, vale, perfecto, pero ya es un referente histórico y no una bandera política. Seguimos discutiendo el modelo a seguir en el país. Y la verdad es que esa es la grieta que tenemos que saltar. Enrique murió envuelto en esa grieta, que hoy también está arrancada de su eje, pero que sigue existiendo. Y la verdad es que nuestro país debería poder dar un salto, para que en un 70-80% el modelo de país ya no cambie, ya no se mueva, porque de lo contrario es muy difícil crecer.
-Entonces la serie pretende centrarse en los últimos meses de vida de Discépolo, con mayor exposición política, pero ¿ayudar a seguir pensando en la Argentina?
-Me parece que Discépolo es una figura que nos lleva a reflexionar por todos lados, con respecto al fanatismo, con respecto a los extremos, para poder revertir ese primer peronismo hoy, entenderlo, entender a Buenos Aires y al país del Años 50. . La intención principal no es bajar una línea partidista sino entender un momento del país, reflexionar sobre ello, y creo que eso es posible en una TV Pública. Es un proyecto muy, muy bonito que espero que el público disfrute, como disfrutamos nosotros haciéndolo.