Lo que nos ha demostrado mi papá en su lucha contra el Parkinson – San Diego Union-Tribune –.

Lo que nos ha demostrado mi papá en su lucha contra el Parkinson – San Diego Union-Tribune –.
Lo que nos ha demostrado mi papá en su lucha contra el Parkinson – San Diego Union-Tribune –.

Hiram Soto es comunicador y activista social. Vive en Poway.

Tener un gran padre no es algo que podamos elegir, como tampoco elegimos dónde nacemos o nuestra lengua materna. Tuve suerte con mi papá. Como les dice mi mamá a las enfermeras cuando lo atienden en el hospital: “es una persona increíble, un gran padre y abuelo, un ingeniero civil jubilado, un ex profesor universitario y un verdadero caballero”.

Ella les cuenta esto a todos para que puedan ver al hombre con el que ha estado casada durante los últimos 50 años. Supongo que es difícil para alguien ver más allá de la paciente que duerme en una cama de hospital, conocer la vida que ha vivido, la familia que formó y lo que ha construido.

Mis padres, Jorge y Yoli, se conocieron en Tijuana a principios de los años setenta cuando mi papá fue a una agencia de viajes a comprar un boleto a Guadalajara para visitar a su novia. Mi mamá le vendió el boleto y, en el proceso, se enamoraron. Juntos formaron una familia con cinco hijos. Emigramos a los Estados Unidos a mediados de la década de 1990 y San Diego ha sido nuestro hogar desde entonces.

El Parkinson le ha quitado mucho a mi papá: mucha de su movilidad y su capacidad para leer y escribir. Esto es especialmente doloroso para alguien como mi padre, que escribió una autobiografía y leyó el equivalente a una biblioteca durante su vida. El Parkinson también ha afectado su capacidad para hablar. Pero eso no ha limitado su determinación de luchar contra la enfermedad, incluso en esta etapa avanzada. Después de un reciente deterioro de su salud, y justo cuando pensábamos que el Parkinson se estaba apoderando de su cuerpo, mi papá comenzó a caminar nuevamente. Se levantó y cuando en la radio empezó a poner boleros, se puso a bailar. Era mi papá esquivando de nuevo el Parkinson, como un torero esquiva a un toro.

Mi papá siempre ha sido un luchador. Fue dirigente estudiantil en la Universidad de Guadalajara durante el movimiento estudiantil de 1968, el cual fue violentamente reprimido por el gobierno. Estudió ingeniería civil y llegó a Tijuana con grandes sueños. Dirigió su propia empresa de construcción, construyendo carreteras, puentes y escuelas para el gobierno. A pesar de su espíritu emprendedor, siempre se mantuvo fiel a su corazón activista.

A finales de los 80 y principios de los 90, lanzó una organización ambiental sin fines de lucro para detener a una empresa de desechos químicos que quería establecerse a lo largo de las playas de Baja California. Me preguntó: “Mijo, una empresa de Estados Unidos quiere reciclar motores de camiones, baterías de autos y otros residuos industriales al lado de la playa. ¿Quieres ayudar a detenerlos?

Fue mi primera experiencia como activista.

Fue su búsqueda de la justicia lo que encendió mi pasión por los problemas sociales. Comencé mi carrera como periodista en The San Diego Union-Tribune y escribí sobre las injusticias durante casi 10 años. Después del periodismo, me convertí en comunicadora y defensora de la justicia social.

Eso es lo que hacen los buenos padres, predican con el ejemplo. Les muestran a sus hijos el significado de integridad, no solo hablando de ella, sino mostrándoles cómo se ve, como cuando mi papá denunció a una corporación para la que trabajaba por enterrar barriles tóxicos de químicos en barrios pobres al este de Tijuana.

Los buenos padres apoyan los sueños de sus hijos en lugar de imponerles los suyos.

Los buenos padres enseñan a sus hijos que la vida se trata de servir a los demás, no sólo a uno mismo.

Los buenos padres enseñan a sus hijos a amar la vida, sin importar lo que les depare la vida.

Durante un “buen día” reciente, cuando su habla era mejor de lo normal, le pregunté cómo se sentía acerca de tener Parkinson. Le pregunté cómo encontró la fuerza para luchar contra una enfermedad brutal que congela lentamente el cuerpo y oscurece la mente.

“No puedes negarte a ti mismo”, dijo, luchando por encontrar las palabras. “Todos tenemos nuestro propio camino. Esta es mi manera. Y es en este camino, y sólo en este camino, donde encontraré la verdadera luz”.


Historia original en idioma inglés:

Opinión: Lo que nos ha demostrado mi Papá en su lucha contra el Parkinson

 
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