Las monjas de Belorado hipotecaron uno de sus conventos para recaudar dinero

Las Clarisas de Belorado recibieron en marzo 720.000 euros al hipotecar el monasterio de Derio (Vizcaya), que habían abandonado en octubre de 2020, y cuya supuesta venta, paralizada según ellas por la Vaticano, habría sido el origen de la trama inmobiliaria que acabó desembocando en el cisma y su ruptura con la Iglesia católica. Según ha podido saber ABC, lejos de haber comprador, como sostienen desde el inicio de la crisis, lo que ocurrió es que el monjas formalizaron una hipoteca en su propia propiedad con el fin de obtener efectivo para pagar sus deudas. Sin embargo, a pesar de esta liquidez económica, las monjas no abonaron ninguna de las cuotas pendientes por la compra del monasterio de Orduña.

Según el Registro de la Propiedad, al que ha tenido acceso este diario, el monasterio de Derio fue inscrito por la comunidad de Belorado en diciembre de 2022, mediante declaración de obra nueva, aunque el edificio principal fue construido en 1970. Unos meses después, el 22 de marzo de 2023, las monjas acudieron a un banco para formalizar una hipoteca, a quince años, sobre el inmueble y así obtener liquidez económica. Los 720.000 euros que obtuvieron están muy por debajo del valor real del inmueble, ya que la tasación realizada, a efectos de una posible subasta si las monjas incumplen el pago, se calculó como “tres millones doscientos veintiséis mil doscientos setenta y un euros con setenta y siete céntimos».

Podría pensarse que la operación económica iba encaminada a sufragar las cuotas pendientes de la compra del monasterio de Orduña (Vizcaya), a donde se trasladaron desde Derio en 2020, y cuya primera cuota, de 75.000 euros semestrales, habían dejado de pagar en noviembre de 2022. Sin embargo, ni ese ni los siguientes han sido satisfechos por las monjas, como ellas mismas han reconocido. Así, a 1 de mayo de 2024, el importe adeudado ascendía a 300.000 euros.

De hecho, ante los impagos, la comunidad de Clarisas de Vitoria, anterior propietaria original de Orduña, citó ante notario a la de Belorado el 7 de mayo de este año para rescindir el contrato de compra-venta. En aquel acto se presentó la entonces abadesa, Sor Isabel de la Trinidadacompañada de sor Paz y sor Sión, y entregó un documento reclamando 1.600.000 euros por el importe de las obras que habían realizado y el 30% por daños y perjuicios.

Entonces, ¿Dónde están esos 720.000 euros? Las monjas se niegan a atender a la prensa y ni siquiera permiten comentarios en sus publicaciones en las redes sociales. Desde el arzobispado de Burgos, en representación del comisario pontificio, Mario Iceta, señalan que todavía están intentando poner orden. “compleja red de cuentas” que las monjas tienen a su nombre. Al parecer las religiosas tienen cuentas en varios bancos, incluso varias en algunos de ellos, y el representante de Iceta para esta operación aún no se ha puesto en contacto con el banco con el que las clarisas formalizaron la hipoteca. Al cierre de esta edición no se ha podido confirmar si se encuentran al día con sus pagos o si existen cuotas pendientes.

Todo parece indicar que en los primeros meses de 2023 se encontrarán los hechos clave para intentar entender esta operación inmobiliaria disfrazada de cisma. Fue también en esos momentos cuando las monjas contactaron con el Pía Unión de San Pablo Apóstolsegún confirmó la abadesa en una entrevista televisiva y confirmó el propio obispo excomulgado, Pablo Rojas, en una conversación con este diario.

Según explicó Rojas a ABC, las monjas “dicen que empezaron a tener problemas en 2020, pero en ese momento no estaban en contacto con nosotras”. Al contrario, reconoce que la relación de la Pía Unión con las Clarisas “Lleva un año gestándose”, aunque hasta el momento en que se hizo público “todo se había llevado a cabo con escrupuloso secreto (sic)”. Un secreto impuesto “para no perjudicar a las monjas, y no por nuestra parte, ya que nuestra posición es pública».

Rojas niega haber conocido a las monjas tras una visita al convento para comprar trufas, como él mismo había afirmado en una entrevista televisiva hace unos días. «No, no, un servidor nunca» exclamó ante la pregunta, añadiendo que “la primera vez que fui al monasterio de Belorado fue la víspera del 13 de mayo, nunca antes había estado”. “Las Clarisas no entran en contacto directo con un servidor”, añade, “sino indirectamente a través de un miembro de la Pía Unión, un miembro consagrado que vive en Vizcaya”.

Posible comprador

Según su versión, las monjas residentes en Orduña son quienes hablan con esta persona “primero por teléfono y WhatsApp y luego personalmente”. Posteriormente, Rojas delegó el cuidado de las monjas en uno de sus sacerdotes, el único que conocemos hasta el momento. «Sí, ha sido un regalo José [Ceacero] quien ha liderado todos los acercamientos y todas las cosas con las monjas”, confirmó a ABC.

Desde el primer momento, las monjas han sostenido que lo que motivó su enfado fue la negativa del Vaticano a darles permiso para vender el monasterio de Derio. Afirmaron haber tenido un posible comprador y que la operación no se pudo concretar porque no contaban con ese permiso obligatorio. Sin embargo, la versión no se mantuvo porque tanto la diócesis de Burgos como la de Bilbao negaron que se hubiera solicitado dicha autorización. Además, el derecho canónico sólo la obliga si la operación supera el millón y medio de euros, por lo que no coincidió con las cantidades que se manejaron.

En realidad, tal y como desveló este periódico hace dos semanas, lo que las monjas pretendían vender no era el monasterio sino otra propiedad en Derio. Allí, su propiedad se divide en dos parcelas con edificaciones principales: la del propio monasterio, de unos veintiséis mil metros cuadrados, y la otra parcela que la rodea, de unos 40.000 metros cuadrados, y con una masía que las monjas reconvirtieron. en casa rural sin tener permiso para ello.

La parcela del cortijo tiene un valor de 1.466.959,63€ según la Hacienda provincial de Vizcaya, aunque las religiosas decidieron venderlo por debajo de su precio real. Buscaron una inmobiliaria en Vizcaya que lo ofreciera por 950.000€. con la leyenda de «casa rústica en Derio» Incluso apareció en varios portales inmobiliarios. Nadie lo compró. Después de que el ayuntamiento de Derio obligara a las monjas a cesar la actividad de la casa rural, por estar catalogada como residencial, nadie quiso pagar ese precio por un lugar donde se descartaba el uso turístico. Desistieron de la venta y, a día de hoy, está alquilado a un particular.

 
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