Podrás asistir al duelo Ecuador-Venezuela el 22 de junio en el Levi’s Stadium de Santa Clara, California, y al día siguiente ver el Uruguay-Panamá en el Hard Rock Stadium de Miami. Eso sí, primero hay que recorrer unos 80 kilómetros en coche desde Santa Clara hasta San Francisco, allí hay que tomar un vuelo directo a la joya de Florida y desandar cinco horas y 35 minutos en el aire.
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Así será, a grandes rasgos, seguir la Copa América en Estados Unidos. No deja de ser un orgullo que nuestro torneo continental, el primero del mundo, se expanda y sea importado a otras latitudes. Sin duda, la ubicación en la tierra natal de Lincoln aumenta su prestigio. Es una caja de resonancia universal. Sin embargo, seamos claros: será una bebida para la televisión.. Y para los latinos residentes en Estados Unidos, que ya son 65 millones. Les encanta el fútbol y seguirán a sus equipos. El colombiano a Colombia, el peruano a Perú y así sucesivamente. Muy pocos, mínimos, irán desde Sudamérica. Cualquiera que pueda gastar unos miles de dólares podrá acompañar a su selección en tres o cuatro partidos, no más.
Sin embargo, será incómodo incluso para quienes viven en Estados Unidos. Una Copa dispersa, con 32 partidos en 14 subsedes, en algunos casos ciudades con un partido, otros con dos. Y todo ello en un territorio gigantesco como el de Estados Unidos, con enormes distancias entre las subsedes. A cada sitio asistirán principalmente audiencias locales. Difícil de mover. Y completamente inviable para el periodismo. Sólo para quienes deben reportar y transmitir los partidos de la selección de su país.
Será la antípoda total del “concepto Qatar”, que organizaba un Mundial en una sola ciudad –Doha–, donde todo estaba al alcance de la mano, los ocho estadios cercanos y conectados por autopistas y el metro. Una maravilla que quizá no se repita ni en mil años. En Qatar hubo aficionados y periodistas que presenciaron in situ hasta tres partidos en un mismo día. Querían probar esa experiencia. Fue posible por la cercanía y los horarios.
“Aquí no creo que nadie pueda ver ni siquiera cinco partidos en el estadio, es muy valiente. Esto no es Qatar, donde todo era cercano, accesible, fantástico”, dice Manolo Rosero, productor de televisión ecuatoriano que vive en Houston desde hace años. Manolo, que trabaja en El Universo, recorrió las 14 sedes de la Copa.
Y añade: “Todos los estadios están lejos de las ciudades. Sólo puedes ir a tres en tren. Para llegar a ellos debes ir en coche, alquilando uno. El estacionamiento comienza en $40. Y eso, muy lejos del estadio, 100 si quieres un sitio cerca. Si no tienes coche, un taxi te cobrará 100 dólares por trayecto desde tu hotel hasta el estadio. El coste de los billetes es muy elevado y también lo son los viajes internos. “En junio-julio, un billete Miami-Nueva York estará entre 800 y 900 dólares”, afirma Rafael Crisóstomo, fotógrafo peruano con 40 años de residencia en el país norteño.
“Conduciré a cuatro partidos, los que están más o menos cerca de Daytona Beach, donde vivo. No sé si me atreveré a ir a una quinta en Charlotte. Tengo una hora para Orlando, tres y media para Miami y seis para Atlanta, donde está Argentina. Esta Copa es muy difícil para los periodistas”, dice Crisóstomo.
Puedes conseguir un hotel por 150 dólares la noche, ciertamente no es el más caro. Alquilar un coche cuesta entre 80 y 90 dólares al día. “Pero a eso hay que sumarle los peajes y la gasolina. Por lo que tampoco es barato viajar en coche. De Nueva Jersey a Charlotte el GPS te marca nueve horas, pero nunca puedes hacerlo en menos de once, porque debes parar a comer y descansar un poco”, comenta Manolo Rosero, quien realizó el viaje. No hay duda: el mejor lugar para ver la Copa es el salón.
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Nuestro colega en Qatar 2022 añade: “Esto me recuerda en cierto modo a Japón 2002, no había mucho ambiente de copa, si caminabas por la calle no te sentías como si estuvieras en un Mundial. Allí los dos deportes más populares son el béisbol y el golf. Por la noche veíamos programas deportivos en la televisión y era media hora de béisbol, quince minutos de golf y al final un poquito de fútbol”. Pero veinticuatro años después se puede decir que el número cinco prendió en el país del sol naciente. Y ni hablar de lo mucho que progresaron jugando, pasaron de no tener la más mínima idea, a clasificarse a los últimos ocho Mundiales consecutivos.
La Copa América es una marca mundial, superó a nuestros países en eterno desarrollo, hiperpolitizados, casi siempre en crisis económicas, con tremenda inseguridad y grandes carencias. Nos preguntamos cómo hubiera sido jugar hoy la Copa América en Ecuador, que debía recibirla por criterio de organización rotativa. Ecuador desistió de crearlo y probablemente fue la decisión correcta. Pero, nos preguntamos: ¿qué país sudamericano estará en condiciones de albergarlo después de los ingresos que mostrará Estados Unidos 2024…? ¿Lo volveremos a tener en 2028…? ¿Irás a México…? Quién sabe.
Último tango…
Jorge Barraza
por TIEMPO
@JorgeBarrazaOK