Los nuevos incrementos tendrán un impacto significativo en el gasto de los ciudadanos, especialmente en el contexto de la marcada depresión económica y la disminución de su poder adquisitivo.
A partir de mayo aumentarán los precios de la electricidad, el gas, los peajes y los combustibles, lo que tendrá un impacto significativo en el gasto de los ciudadanos, especialmente en el contexto de una marcada depresión económica y un descenso del poder adquisitivo. del mismo.
En los casos de electricidad y gas, el Gobierno prevé implementar una nueva fórmula de ajuste mensual, que considera la variación de los salarios y la inflación, para determinar los aumentos de tarifas.
Esto significa que los consumidores pueden esperar aumentos periódicos en sus facturas de servicios públicos, lo que podría afectar aún más su capacidad para cubrir sus gastos básicos.
En cuanto al transporte público, se espera un importante aumento de los pasajes de tren en el Área Metropolitana de Buenos Aires, lo que afectará a miles de pasajeros que dependen de este medio de transporte para desplazarse.
Además, los aumentos de peajes en rutas nacionales y accesos a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires incrementarán los costos para quienes utilizan vehículos privados, lo que podría impactar los valores de productos y servicios por mayores costos de transporte. .
A partir de hoy, los peajes en rutas nacionales y accesos a Buenos Aires aumentaron un 200%, con tarifas mínimas de $900 en horas pico.
Finalmente, los precios de los combustibles también podrían subir debido al Impuesto a los Combustibles Líquidos impulsado por el Gobierno. Esto significa que los conductores pueden enfrentar aumentos en el costo de llenar sus tanques, lo que afectaría los presupuestos de transporte de las familias y podría llevar a un aumento en los valores de otros bienes y servicios, debido a mayores costos de logística y distribución.
Estos aumentos en los precios de los servicios básicos y del transporte implementados por el Ejecutivo de Javier Milei, sin duda, representan una preocupación para los ciudadanos argentinos. Pero, ante la ausencia de una fuerte oposición de la dirigencia política y sindical, el plan motosierra y licuadora continúa, metiendo la mano en los bolsillos de trabajadores y jubilados, y afectando su calidad de vida.
