En 1989, tras unos años de películas no muy bien recibidas y fuertes críticas por parte del público, La Sirenita Llegó a transformar el destino de Disney. Tomando como inspiración la historia homónima de Hans Christian Andersen, la animación logró cautivar a toda una generación de espectadores. Además, sentó las bases para una nueva temporada de éxitos. Curiosamente, el acción en vivo de La Sirenita se enfrenta a una situación similar, ya que la casa del ratón no atraviesa precisamente una racha ganadora, ¿se repetirá la historia con esta esperada película?
Ariel, la más joven y rebelde de las hijas del rey Tritón, sueña con ver el mundo más allá del mar, y mientras visita la superficie, se enamora del distinguido príncipe Eric. Aunque las sirenas tienen prohibido asociarse con humanos, Ariel debe seguir su corazón. Hace un trato con la malvada bruja del mar, Úrsula, quien le da la oportunidad de experimentar la vida en la tierra, pero, al mismo tiempo, pone en peligro su vida y la corona de su padre.
Cuando hablamos de los clásicos animados en los que Disney se ha convertido acción en vivo, uno de los temas polémicos es la adaptación que se hace de la historia. Afortunadamente, el guionista David Magee (La vida de Pi) siguió el clásico consejo de “si no está roto, no lo arregles”. De ese modo, La Sirenita nos presenta una fiel adaptación de la historia que todos conocemos. Cualquier temor sobre la duración de la película (135 minutos, casi 50 más que su contraparte animada) debe disiparse, ya que las adiciones a la historia ayudan a que la relación de Ariel y Eric sea aún más encantadora.
Aquí no hay cambios drásticos en las acciones de cada uno, ni una estética que destaque por encima de la historia. Cierto es que algunos personajes nuevos no aportan mucho y su presencia no está del todo justificada; Además, la cinta presenta ciertos problemas de ritmo, sobre todo en el primer acto. Sin embargo, no restan demasiado valor al producto final, e incluso pueden pasar desapercibidos.
Otro aspecto esencial de una acción en vivo como La Sirenita es tu elenco. Y a pesar de la odiar recibido en las redes sociales, Halle Bailey es la encargada de callar bocas desde los primeros minutos. No solo es talentosa cuando se trata de cantar, sino que rockea con su interpretación de “Part of Your World”. La sabia dirección de Rob Marshall (El regreso de Mary Poppins) le permite demostrar su fuerza a la hora de desafiar al Tritón de Javier Bardem. En cuanto a las escenas de ella fuera del agua, Bailey también hace un gran trabajo, y aún sin voz logra transmitir la inocencia que requiere Ariel. Así es como nace una estrella.
A diferencia de otras adaptaciones de Disney, aquí la parte masculina está muy bien representada. Jonah Hauer-King consigue destacar como un Eric valiente, encantador, y con una cierta profundidad que se agradece. Es muy útil que el guión le dé varias cosas que hacer, e incluso una nueva canción que sirva para entender sus motivaciones. Sin embargo, es Ursula de Melissa McCarthy quien más sorprende. No es precisamente terrorífica como en la versión animada, pero sí mezcla de forma genial todo lo que ha hecho la nominada al Oscar en su carrera: canta, es melodramática, un poco exagerada, y por momentos muy amenazante. El único punto “débil” del reparto es Javier Bardem como Tritón. Su actuación es escasamente conforme, no tiene mucho que aportar a la película y por momentos queda relegado.
---En lo que respecta al elenco de voces, Awkwafina es una grata sorpresa como la loca Scuttle. Junto a Sebastian de Daveed Diggs (el más destacado de este apartado), protagoniza un musical muy peculiar. Quien desafina es Jacob Tremblay como Flounder, ya que su talento vocal se ve opacado por la llamativa apariencia de su personaje, y no precisamente para mejor. Esto lleva a uno de los temas más discutidos en la cinta.
Después de visto en Avatar: El camino del agua, nos queda claro lo que se puede lograr con los entornos submarinos digitales. Y desafortunadamente La Sirenita No llega a tal nivel de efectos visuales. Durante los primeros minutos puede costar un poco acostumbrarse a estar “bajo el mar”, ya que la iluminación y ciertos diseños se sienten más artificiales de lo habitual. A esto, agreguemos que detalles como el cabello de Javier Bardem parecen extraños y que distraen.
Afortunadamente, a medida que pasan los minutos, el ambiente acuático se siente más natural, incluso con ciertos detalles olvidados. La apariencia de Úrsula también se siente convincente, y la filmación en el lugar es apreciada por las secuencias que podrían resolverse con CGI. Un aplauso para el equipo de vestuario, diseño de producción y fotografía. Desafortunadamente, también es el aspecto visual lo que impide La Sirenita convertirse en una película tan icónica como la versión animada. Aunque la historia y su mensaje están perfectamente trabajados, en ocasiones la película de Rob Marshall se inclina más hacia el espectáculo de una superproducción, como ocurre en el estruendoso clímax.
Al final, después de años de expectativas, controversias y críticas sin sentido, Disney logró tener un gran producto entre sus manos. Y aunque no alcanza el encanto de la película original, la acción en vivo de La Sirenita se encuentra entre las mejores reinvenciones del estudio. Tiene musicales encantadores, imágenes convincentes, un villano muy sólido y protagonistas imbatibles. Pero mejor aún: respeta la historia en la que se basa, se sostiene por sí misma y demuestra que los cambios no son necesarios cuando se quiere cautivar a la audiencia. Así se adapta un clásico.
Juan José Cruz Soy de los que siempre defendió a Robert Pattinson como Batman y puedo ver la misma película en el cine hasta 7 veces. ¿Mi placer culpable? Película de terror de bajo presupuesto.