el universo se está oscureciendo – .

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el universo se está oscureciendo – .

No hay nada más oscuro que el universo. Ni los abismos de los océanos, ni el gótico, ni HP Lovecraft, ni el traje negro de Karl Lagerfeld, ni la boca del lobo.

La del universo es una oscuridad de 93 mil millones de años luz de diámetro. Vivimos dentro de un globo insondable lleno fundamentalmente de plasma enrarecido, hidrógeno ionizado y helio. Enormes distancias separan las velas: las galaxias.

¿Cómo es el universo? Hay un elegante modelo cosmológico que lo explica. Es consistente con la mecánica cuántica, la relatividad general y en gran medida concuerda con las observaciones astronómicas actuales. El modelo dicta que la materia observable representa sólo el 5% del universo. Una materia invisible, transparente que ni emite ni refleja luz tiene un 25%: la materia oscura. Y el 70% restante es una fuerza invisible que explicaría por qué la expansión del universo durante los últimos cinco mil millones de años se ha acelerado más rápido de lo esperado.

Se desconoce el 95% de los ingredientes de la receta. Es como si la humanidad no conociera la harina del pastel.

“Demasiada oscuridad, ¿no? Realmente son términos que hacen referencia a nuestra ignorancia”, escribe Ignacio Trujillo Cabrera, del IAC, en un artículo que explica cómo es el universo.

Pero lo que ahora está oscurecido es lo invisible.

A pesar de los experimentos realizados hasta la fecha, no ha sido posible encontrar una partícula candidata a materia oscura y los científicos barajan cada vez más la posibilidad de que no sea lo que han informado hasta ahora. Es una incertidumbre colosal sobre lo incierto.

“¿Ha llegado el momento de considerar que la materia oscura no existe?” preguntó Bárbara Álvarez González, física de la Universidad de Oviedo. La idea de que no entendemos bien la gravedad y que la materia oscura no existe existe desde hace muchos años y resucita de vez en cuando, pero no soluciona todos los problemas. Con la materia oscura pasa como con los álbumes de fotos antiguos al moverse, no es tan fácil deshacerse de ella.

Lejos de no existir, puede ser un lado oculto del universo con una rica vida interior.

“Podríamos pensar en la materia oscura como partículas cuánticas que exhiben comportamientos ondulatorios típicos. Cuanto más pequeñas son estas partículas, mayor es la onda que describen. Como estamos hablando de partículas muy, muy, muy pequeñas, inconcebiblemente pequeñas, su longitud podría ser tan grande como una galaxia”, explica Mireia Montes, del IAC, en su artículo sobre Nube, una galaxia pequeña y difusa que podría ser una Muy hermosa exposición de la mecánica cuántica en la naturaleza a escala cósmica.

Javier Román García, de la Universidad de La Laguna, escribe sobre el descubrimiento de una corriente gigantesca, un río, como el Nilo o el Orinoco, pero de estrellas, que han descubierto en el cúmulo de galaxias de Coma. La Corriente de Coma Gigante es un puente hacia los secretos de la materia oscura, propone Román García, y la mejor hipótesis predice que la materia oscura se agrupa en bolas o halos, en lugar de ser una sustancia que permea homogéneamente el espacio. Las bolas de billar negras.

En cuanto a la energía oscura, que representa la mayor parte del cosmos, estamos viviendo un revuelo sideral. El universo está en manos de la energía oscura, explica Eusebio Sánchez Álvaro, del CIEMAT, y no sabemos qué es.

Hubo consenso. Durante décadas se ha aceptado que la mejor descripción posible de la energía oscura es una constante cosmológica. Su impulso hace que las galaxias distantes se alejen más rápido que las cercanas, y esto es exactamente lo que esperaríamos ver en un universo que se expandiera por todas partes de la misma manera.

Pero después de mediciones y cálculos astronómicos relativamente recientes, los científicos no se ponen de acuerdo sobre su valor exacto. Es lo que se conoce como la Tensión de Hubble, un cisma pasional que lo impregna todo.

Adam Riess, físico y premio Nobel, explicó que las mediciones realizadas con las observaciones del Telescopio Espacial James Webb (JWST), que él ha dirigido, revelan una ceguera de décadas:

“Una vez eliminados los errores de medición, lo que queda es la posibilidad real y apasionante de que hayamos malinterpretado el universo”.

Y así hemos entrado en la oscuridad más ardiente.

 
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