Gustavo Petro pide minutos de silencio por los horrores de las guerras ajenas… si hacemos este mismo ejercicio por las lamentables situaciones que vive su país, tendríamos que guardar silencio para siempre.
Miércoles 12 de junio de 2024. Mientras el presidente propaga el virus de la vida por las naciones extranjeras y el universo, en Colombia se propaga el virus de la violencia y la muerte.
En Suecia, lejos de la explosión de las bombas –no de Gaza, sino de Jamundí–, condena los conflictos a kilómetros de distancia y declara la paz en Ucrania y Palestina. En Colombia somos los condenados: a repetir imágenes de un pasado violento que regresó por el abandono de su gobierno. Escuchar frases como “se nos metió la guerrilla”, llorar por muertos inocentes, tener miedo de las pertenencias abandonadas porque pueden explotar en cualquier momento.
La paz decretada por el presidente desde una sala de conferencias en Europa no llega a la madre que llora a su hijo desaparecido, a los niños que temen ir a la escuela, a los trabajadores que no saben si volverán a casa.
La Fuerza Pública solo recibe el mensaje claro de qué lado está el Gobierno Nacional: invierten recursos para garantizar que el aplauso de la gran comitiva del presidente llegue a Estocolmo y anuncian una reducción de 14 mil millones de pesos destinados a la compra de combustible para el Ejército Nacional vehículos.
El resto del mundo amanece con la noticia de que Colombia recibirá a niños palestinos víctimas, sin imaginar que reconocerán los sollozos, gritos, balas y bombas de la guerra que en Colombia el presidente ignora.
Quizás ese fue el cambio que prometieron en campaña, un presidente al que no le interesa ser jefe de gobierno, jefe de Estado, autoridad administrativa suprema y mucho menos comandante en jefe de las Fuerzas Militares. Un líder que dejó que su nación muriera desangrada mientras buscaba la paz en otros lugares. Una figura presidencial que destruye tres décadas de progreso en dos años. Un presidente que, sin un ápice de vergüenza ni arrepentimiento, se presenta ante el mundo entero para decirle a Jamundí, al Cauca, a La Guajira y a toda Colombia: con ustedes “Hamas”.
