Practicar deporte tiene muchos beneficios físicos y sociales. Esto es casi obvio y está respaldado por muchas investigaciones científicas. Se ha demostrado que el ejercicio fortalece el sistema inmunológico, ayuda a regenerar las fibras musculares y reduce el riesgo de ciertos tipos de cáncer, como el cáncer de colon. Además, mejora la función cerebral, lo que facilita el aprendizaje.
El deporte competitivo ayuda a cumplir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre ejercicio y actividad física. Esta organización aconseja que los jóvenes de 5 a 17 años practiquen al menos 60 minutos diarios de actividad física de moderada a intensa. Con sólo dos clases de educación física a la semana y poco juego libre, el deporte es una buena opción para mantenerse activo.
Lo negativo: las lesiones van en aumento
Sin embargo, el deporte también tiene efectos negativos sobre la salud física y mental. A veces se observan lesiones, agotamiento y abandono prematuro. Un estudio de 2023 de nuestro grupo de investigación constató que el 41% de casi 1.300 jugadoras de baloncesto, fútbol y voleibol de entre 11 y 21 años en Cataluña visitaron al médico por lesiones deportivas en una temporada. Estos valores son similares a los estudios de Madrid y Castilla La Mancha.
Por poner otros datos, hospitales especializados en niños y adolescentes como el Sant Joan de Déu de Barcelona han visto un gran aumento de operaciones del ligamento cruzado anterior. Antes del año 2000, realizaban estas cirugías un par de veces al año. Ahora los hacen al menos tres veces al mes. Este problema es más común en las niñas. Por cada niño diagnosticado, hay tres niñas con esta lesión. Además, las niñas suelen sufrir estas roturas entre los 13 y los 18 años, lo que aumenta el riesgo de sufrir lesiones posteriores. La recuperación de estas lesiones puede tardar un año, por lo que es importante tomarlas en serio.
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Otras lesiones muy comunes entre los atletas jóvenes incluyen esguinces de tobillo, traumatismos en manos y dedos y problemas de espalda.
Peor condición física básica y más sedentarismo.
Varios factores explican esta situación. Hay más chicas que nunca practicando deportes de equipo. Nuestros jóvenes son cada vez más sedentarios y tienen una baja educación motriz y una peor condición física, lo que les hace más vulnerables a las exigencias específicas del deporte a pesar de practicar actividad deportiva unos días a la semana.
En España, además, se está imponiendo un modelo de especialización deportiva temprana, centrado en la competición y con poco espacio para prácticas lúdicas y multideportivas, ideal para edades tempranas. Esto puede ser perjudicial.
Los problemas de la especialización deportiva temprana
Aunque especializarse desde temprana edad es una ruta hacia la excelencia deportiva en deportes como el tenis, el golf o la natación, no es el único camino. Hay evidencia que demuestra que los atletas con experiencia multideportiva tienen carreras más largas, juegan más partidos por temporada y sufren menos lesiones graves en ligas profesionales como la NBA.
Recientemente, algunos ejemplos han mostrado este otro camino hacia el éxito deportivo. La portera del Chelsea Katie Cox también juega baloncesto para los London Lions. Chase Budinger, tras jugar siete temporadas en la NBA, se ha ganado una plaza para los Juegos Olímpicos de París 2024 en voleibol playa.
Generar alarma social por algo tan positivo como la práctica de deporte sería una irresponsabilidad. Sin embargo, reducir los efectos negativos de los deportes juveniles es responsabilidad de todos los involucrados. Hay medidas sustentadas en evidencia científica que se pueden adoptar y deben ser comunicadas a la sociedad.
Estrategias de prevención
Sabemos que estrategias como realizar unos calentamientos adecuados, tener una buena preparación física, utilizar material de protección, controlar las cargas de entrenamiento, favorecer una buena hidratación y descanso y ofrecer un entrenamiento deportivo más integral pueden prevenir entre un 40% y un 60% de las lesiones graves. Estas medidas también ayudan a evitar el abandono deportivo y los problemas de salud asociados al deporte de competición.
El proyecto SUEÑO, liderado por nuestro grupo de investigación y financiado por la Unión Europea, busca promover buenas prácticas y proponer soluciones en tres niveles. En primer lugar, intervenciones educativas para entrenadores, deportistas y familias. En segundo lugar, intervenciones ambientales que incluyan la difusión de estrategias efectivas para prevenir lesiones en la vida diaria. Y tercero, trabajar con actores clave en el deporte competitivo para fomentar la adopción de regulaciones que protejan a los atletas.
Maximizar los beneficios del deporte
Aunque el deporte ofrece numerosos beneficios para la salud física y mental de los jóvenes, es fundamental abordar los riesgos asociados. Implementando estrategias preventivas y un entrenamiento deportivo equilibrado podemos maximizar sus beneficios y minimizar sus efectos negativos.
Un enfoque integral y colaborativo es esencial para garantizar que el deporte sea una práctica verdaderamente saludable para los jóvenes. Sólo la adopción de estas prácticas y la creación de regulaciones garantizarán un entorno deportivo seguro y beneficioso para todos nuestros deportistas en el futuro.
Porque queremos que el final del juego esté lleno de risas y alegría, o lágrimas de emoción, pero nunca de tristeza, dolor o frustración.
