10 señales de alerta y cuando acudir al médico

10 señales de alerta y cuando acudir al médico
10 señales de alerta y cuando acudir al médico

Es crucial realizar un tratamiento racional y adaptado a cada paciente, considerando la mejoría de los síntomas y su posible evolución en el tiempo.

La enfermedad de Parkinson es una afección cerebral progresiva que afecta el movimiento, la cognición, el sueño y otras áreas de la salud, y empeora con el tiempo, según la Organización Mundial de la Salud. En Estados Unidos, la Fundación Parkinson describe esta enfermedad como un trastorno neurodegenerativo que afecta a las neuronas que producen dopamina, un neurotransmisor esencial para controlar los movimientos normales del cuerpo, en un área del cerebro llamada sustancia negra. Aunque las causas aún se desconocen en gran medida, los científicos creen que se debe a una combinación de factores genéticos y ambientales.

¿Quién está en riesgo?

Según la American Brain Foundation, “el riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson aumenta con la edad y afecta aproximadamente al 1% de las personas mayores de 60 años”. Aunque es más común en personas mayores, alrededor del 10% de los casos son de aparición temprana, comenzando antes de los 50 años. Además, la enfermedad afecta más a hombres que a mujeres, y tener un familiar con la enfermedad podría aumentar el riesgo de desarrollarla. especialmente si varios miembros de la familia se ven afectados. Las toxinas ambientales, como la exposición continua a pesticidas y herbicidas, también pueden ser un factor de riesgo.

El diagnóstico de Parkinson se basa en la historia clínica y un examen físico y neurológico. Hace años se diagnosticaba únicamente en función de los trastornos motores, pero hoy en día también se consideran otros síntomas y factores.

¿Cuáles son los cuatro síntomas cardinales (motores) básicos?

Temblor en reposo: Suele comenzar unilateralmente en un miembro superior.

Rigidez muscular.

Bradicinesia: Lentitud en el inicio o mantenimiento de los movimientos.

Inestabilidad en los reflejos posturales: Suelen manifestarse en estadios avanzados de la enfermedad.

Otros síntomas que respaldan el diagnóstico incluyen asimetría, falta de expresión facial (hipomimia), disminución del volumen de la voz (hipofonía) y grasa excesiva de la piel, especialmente en la frente y la cara.

¿Cuándo consultar a un especialista?

El Parkinson se desarrolla lentamente a lo largo de los años. Se debe acudir al médico si se presentan síntomas de alerta, especialmente temblores, que en el 75% de los casos comienzan en un miembro superior y desaparecen con la acción. La lentitud en los movimientos puede percibirse como pesadez o torpeza motora, sobre todo si es unilateral.

Otros síntomas premotores, como pérdida del olfato, estreñimiento y trastornos del sueño REM, suelen preceder a los síntomas motores durante varios años. Aunque estos síntomas por sí solos no son suficientes para diagnosticar la enfermedad de Parkinson, son señales de advertencia importantes.

Los 10 síntomas del Parkinson

Sacudida: en reposo, a menudo en un dedo, una mano o un mentón.

Letra pequeña (micrografía): Las palabras suelen ser pequeñas y abarrotadas.

Pérdida del olfato: afecta la calidad de vida y el disfrute de los alimentos.

Problemas para dormir: dificultades para conciliar el sueño y movimientos anormales durante el sueño.

Dificultad para moverse o caminar: rigidez o dolor en el hombro o las caderas, falta de equilibrio.

Náuseas y estreñimiento: Dificultades digestivas debido a cambios cerebrales.

Voz suave o grave: Habla entrecortadamente o tiene dificultad para encontrar las palabras.

Cara enmascarada: Rigidez facial que dificulta la expresión de emociones.

Mareos o desmayos: relacionado con la presión arterial baja.

Postura encorvada: cambios de postura sin que el cerebro los controle automáticamente.

tratamiento del parkinson

La Fundación Parkinson de Estados Unidos indica que, aunque vivir con esta enfermedad puede ser un desafío, hay muchas cosas que se pueden hacer para mantener y mejorar la calidad de vida. El Dr. Raschella enfatiza la importancia de un diagnóstico preciso y un tratamiento individualizado que incluya opciones farmacológicas y no farmacológicas. Se recomienda un estilo de vida saludable con una dieta equilibrada y actividad física regular. Actividades como la danza, especialmente el tango, pueden mejorar los trastornos de la marcha y el equilibrio.

 
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