Abuso de antibióticos en América Latina, epidemia silenciosa – .

A mediados de 2023, un hombre de 80 años ingresó de emergencia en un hospital de Buenos Aires debido a una psicosis infecciosa. “Estaba delirando; “Estaba tan fuera de sí que tuvimos que darle un sedante para poder examinarlo”, recordó en una entrevista con CienciaDev.Net Yinier Hinestroza, uno de los médicos que lo atendió.

Las bacterias fueron las responsables Klebsiella pneumoniae se instaló en su vejiga. Desde hacía cinco días el paciente no mejoraba con los antibióticos que le recetaron para tomar en casa y la fiebre comenzaba a hacer estragos en su organismo, inmunodeprimido por un cáncer que padeció en el pasado.

Un análisis de laboratorio de muestras de sangre llamado hemocultivo reveló la presencia de la temida cepa conocida como KPC. “La llamamos superbacteria”, dice Hinestroza, “porque es una Klebsiella pneumoniae resistente a casi todos los antibióticos de primera, tercera e incluso cuarta línea”.

Imagen amplificada de la bacteria Klebsiella pneumoniae que presenta multirresistencia a antibióticos de primera, tercera e incluso cuarta línea. Crédito de la imagen: Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE. UU. (NIAID), con licencia Creative Commons CC BY 2.0 Deed.

La aparición y propagación silenciosa de este tipo de microbios puede haberse visto exacerbada por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) llamó “uso excesivo y generalizado” de estos medicamentos en todo el mundo durante la pandemia viral de COVID-19. El 75 por ciento de las personas hospitalizadas recibió antibióticos, aunque sólo el 8 por ciento los requirió debido a coinfecciones bacterianas, detalló en un comunicado reciente.

Los hallazgos se basan en datos de la Plataforma Clínica Global de la OMS para COVID-19, un repositorio de datos clínicos anónimos que recopiló información de alrededor de 450.000 pacientes ingresados ​​en hospitales por COVID-19 en 65 países entre enero de 2020 y marzo de 2023.

Asimismo, la OMS advirtió que los antibióticos con alta posibilidad de generar resistencias -como la azitromicina o la ceftriaxona- eran los más recetados. Dado que estos medicamentos no actúan contra los virus, su prescripción ‘por si fueran de ayuda’ no sólo no benefició la evolución clínica de los pacientes, sino que hubo casos en los que se asoció con un riesgo 20 veces mayor de muerte.

“Hay que concientizar a la población que la mayoría de las infecciones gastrointestinales y respiratorias son virales. Si usan antibióticos en estos casos lo único que harán será generar colonias de bacterias resistentes en su organismo”.

Patricia Cornejo Juárez, presidenta de la Asociación Mexicana de Infectología y Microbiología Clínica

“Estos datos nos enseñan varias lecciones. Lo más importante es que empezar a tomar antibióticos a ciegas no sirve de nada. Actualmente existen mejores métodos de diagnóstico y si las bacterias no crecen o no las documentamos con estas herramientas, entonces no se justifica el uso de antibióticos”, advirtió. CienciaDev.Net Patricia Cornejo Juárez, presidenta de la Asociación Mexicana de Infectología y Microbiología Clínica.

La intervención adecuada con antibióticos en América Latina enfrenta varios desafíos. En una encuesta, administrada en 42 hospitales de Guatemala, Panamá, Ecuador, Colombia y Argentina, el 51 por ciento de los trabajadores de la salud notaron la falta de acceso a pruebas para identificar infecciones resistentes. Además, el 22 por ciento de los prescriptores admitieron no haber recibido capacitación en la selección de antibióticos en función de los resultados de los cultivos (ver infografía).

Otro desafío en la región es la automedicación con antibióticos que, según una revisión reciente que analizó artículos publicados entre 2019 y 2023 en inglés, español y portugués; Oscila entre el 14 y el 80 por ciento, dependiendo de cada país. Perú, según este estudio, registró un 80 por ciento de automedicación, Colombia entre un 24 y un 47 por ciento, Brasil entre un 24,6 y un 53,8 por ciento, entre otros.

Asimismo, otra investigación realizada por la Universidad de Oxford en 35 países latinoamericanos encontró que, en 2019, al menos 569.000 muertes estuvieron relacionadas con la resistencia bacteriana a los antimicrobianos (RAM). Los cinco países con mayor mortalidad fueron Haití, Bolivia, Guatemala, Guyana y Honduras.

Sonia Urrutia, por ejemplo, aprendió de su madre a utilizarlos ella sola ante el más mínimo malestar: “Es algo súper imprudente”, dijo CienciaDev.Net de Santiago de Chile. “Obviamente nunca les enseñé lo mismo a mis hijos porque tuve consecuencias”, añadió.

Esta mujer de 52 años sufre infecciones multirresistentes desde hace poco más de una década. El último ocurrió en enero de 2024, cuando un cultivo de orina detectó bacterias que no ceden a toda una familia de antibióticos, los betalactámicos. Urrutia estuvo internado siete días en la clínica Santa María con el único tratamiento intravenoso disponible.

Los antibióticos sólo deben usarse con receta médica. Automedicarse con ellos es una práctica que puede tener nefastas consecuencias en el futuro. Crédito de la imagen: OPS/Flickr, bajo licencia Creative Commons CC BY-NC 2.0 Deed.

“Hay que concientizar a la población que la mayoría de las infecciones gastrointestinales y respiratorias son virales. Si usan antibióticos en estos casos lo único que harán es generar en sus cuerpos colonias de bacterias resistentes que pueden transmitirse y proliferar en los grupos más vulnerables, como personas con cáncer, diabetes, desnutrición u obesidad”, dijo Cornejo. Juárez.

Estos impactos se suman a los del sector ganadero, que por sí solo consume el 66 por ciento de los antibióticos a nivel mundial. Se utilizan para tratar infecciones en las granjas y aumentar el tamaño del ganado, pero esta última práctica ha sido descartada como uso veterinario porque viola los estándares internacionales de la Organización Mundial de Sanidad Animal y compromete la lucha contra la resistencia bacteriana.

En el contexto latinoamericano, un estudio encontró que sólo tres de los cinco grandes productores de carne –Argentina, Chile y Colombia– tienen regulaciones calificadas como “fuertes” para limitar el uso de antibióticos como promotores del crecimiento. Los otros dos –Brasil y Uruguay– tienen legislación “intermedia”, y todos ellos carecen de información sobre el cumplimiento de esas leyes.

El uso indiscriminado de antibióticos es el principal acelerador de la resistencia bacteriana y en la región se asocia con el surgimiento de esta característica en al menos ocho especies de bacterias, sugiere una revisión de investigaciones publicadas en la última década.

Alejandro Macías—infectólogo con más de 30 años de práctica médica y profesor de la Universidad de Guanajuato en México—dijo CienciaDev.Net que el escenario en el que ningún antibiótico funciona sigue siendo raro, pero otras manifestaciones de resistencia bacteriana son un problema cotidiano.

“Por lo general, las personas llegan con infecciones del tracto urinario que ya no responden a los antibióticos orales. Entonces tenemos que escalar a opciones inyectables, aumentar las dosis, hay mayores efectos secundarios y el costo también sube, tanto para las familias como para las instituciones de salud”, comentó Macías a CienciaDev.Net.

Esto es lo que pasó con el paciente bonaerense de Yinier Hinestroza. Después de 30 días de batalla en el hospital, bajo estricto aislamiento y cerca de agotar todo el arsenal de antibióticos, sobrevivió. Sin embargo, regresó a casa con consecuencias irreversibles.

No todos lo logran. Una investigación de finales de 2023 publicada en la revista Emerging Infectious Diseases estimó que en América Latina la tasa de letalidad de bacterias multirresistentes es del 45 por ciento. Es decir, casi 1 de cada 2 personas que adquiere una de estas infecciones muere. Con estas cifras podría convertirse en la principal causa de muerte en el mundo, si no se hace algo al respecto.

Este artículo fue elaborado por la edición de América Latina y el Caribe de CienciaDev.Net

 
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