El médico de familia, una barrera contra la lógica del mercado

El médico de familia, una barrera contra la lógica del mercado
El médico de familia, una barrera contra la lógica del mercado

En la audiencia con los participantes en el encuentro internacional impulsado por “Somos Community Care”, asociación de médicos sin ánimo de lucro, Francisco compartió momentos de “ternura y familiaridad” de su pasado vinculado al médico de familia.

Amedeo Lomonaco – Ciudad del Vaticano

“El cuidado y la familiaridad son dos regalos de gran valor para quienes sufren”. Apoyar al paciente con “una red de afectos” evita el riesgo de que en el ámbito de la medicina se imponga la “máquina de la burocracia y la informatización” y la “lógica de mercado que poco tiene que ver con la salud”. El papel crucial del médico de familia centra el discurso del Papa Francisco a los participantes en el encuentro internacional promovido por “Somos Community Care”, una de las asociaciones seleccionadas en Estados Unidos para promover el seguro médico “Medicaid”. cuyo objetivo es ayudar a personas de bajos ingresos a pagar la atención médica.

El Papa: muchos gratos recuerdos del médico de familia

Durante la audiencia, el Pontífice compartió algunos recuerdos familiares. Cuando era niño, dijo el Papa, el médico y la partera de la familia iban a su casa en Argentina.

“Éramos cinco, así que cuando llegó esa mujer con la maleta, ¡supimos que vendría un hermanito! “Tengo muy buenos recuerdos del médico de familia de entonces”

Un recuerdo particular está vinculado a un año concreto, 1942:

“Recuerdo – nací en el 36 – recuerdo el 15 de julio de 1942, mamá estaba esperando su habitación y yo y mis hermanos, mi hermano tenía gripe, vino el médico: ‘Estoy buscando…’. ¡Un muy lindo recuerdo! Y nos dio la medicina, era un resfriado (…) Y entonces se acercó a mamá, mamá estaba ahí con papá y le tocó la panza a mamá y le dijo: “¡Oye, ya es hora! Esperemos…” Y esa misma tarde nació el cuarto. Estos recuerdos de ternura, de familiaridad del médico de familia, son cosas que llevo conmigo porque en aquella época las cosas eran tan, tan bonitas”.

No dejes solos a los pacientes

El Papa Francisco, tras saludar al fundador de ‘Somos Community Care’, el doctor Ramón Tallaj, y al presidente de la Academia Pontificia para la Vida, monseñor Vincenzo Paglia, subrayó a continuación que el médico de familia es una “figura fundamental” porque combina “competencia y proximidad”. El discurso del Pontífice se desarrolló precisamente a través de estas dos palabras: médico y familia. El médico, afirmó el Pontífice, es “el que cuida” y la ciencia “ha dado grandes pasos”. Se puede acceder a “terapias inimaginables hasta hace unas décadas” pero la medicina, añadió Francisco, es siempre “sobre todo un encuentro humano, hecho de cuidado, cercanía y escucha”. Ésta “es la misión del médico de familia”.

“Cuando estamos enfermos, en el médico buscamos, además del profesional competente, una presencia amiga con la que podamos contar, que nos dé confianza en nuestra recuperación y que, aun cuando esto no sea posible, no nos abandone. solo, pero continúa mirándonos a los ojos y ayudándonos, hasta el final. San Lucas –a quien San Pablo llama “el querido doctor”, ¡un colega suyo! – describe así la acción de Jesús con los enfermos: Jesús se acercó a ellos, entró en sus casas, les habló, los escuchó, los acogió en sus sufrimientos y los sanó. El médico de familia es así, presente, cercano, capaz de brindar calidez además de asistencia profesional, porque conoce personalmente a sus pacientes y a sus seres queridos y camina con ellos, día a día, incluso a costa de sacrificios.

Crear una red de afecto

El afecto es, por tanto, un rasgo esencial. Es el segundo motivo por el que es valioso el papel de esta figura básica del sistema sanitario, que muchas veces forma un vínculo entre el ciudadano y los centros hospitalarios.

“La presencia del médico de familia, de hecho, contribuye a rodear al paciente de una red de afecto, de compartir y de solidaridad, que va más allá de la fase diagnóstico-terapéutica, reforzando las relaciones humanas, haciendo del sufrimiento un momento de comunión que hay que vivir juntos , no sólo por el bien del paciente, sino por el bien de todos: el cuidador, los familiares, la comunidad ampliada. Esto evita el riesgo de que la persona que sufre y sus seres queridos sean absorbidos por ella. la máquina de la burocracia y la informatización; o peor aún, que acaben siendo víctimas de una lógica de mercado que poco tiene que ver con la salud, especialmente cuando se trata de personas mayores y frágiles”.

Somos Atención Comunitaria

Los médicos pueden ser “buenos samaritanos”. “Somos Community Care”, que ya en su nombre combina diferentes horizontes utilizando vocabulario en inglés y español, es una red de más de 2.500 médicos. Gracias a él, más de 650.000 pacientes procedentes de comunidades en su mayoría desfavorecidas, incluidos muchos inmigrantes asiáticos e hispanos, son tratados en Nueva York, especialmente en el Bronx, Queens, Manhattan y Brooklyn. Junto con la Academia Pontificia para la Vida, esta asociación también impulsó la iniciativa “Gracias, doctor”, presentada el pasado mes de noviembre en el Vaticano, para sensibilizar a la opinión pública y a las instituciones sobre el importante papel de los médicos de familia. El objetivo, compartiendo una preocupación expresada en varias ocasiones por el Papa Francisco, es responder a la crisis del sistema sanitario en muchos países donde los médicos de familia carecen de apoyo y reconocimiento profesional. Su papel, de hecho, es indispensable, especialmente en tejidos sociales marcados por desigualdades y fragilidad. Es precisamente en estos contextos, también amenazados por lo que el Papa Francisco llama “la cultura del desperdicio”, donde el cuidado y la familiaridad honran verdaderamente el espíritu más noble de la humanidad.

 
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