José Luis García Martín, el crítico implacable que reivindica el poder literario de la periferia

José Luis García Martín, el crítico implacable que reivindica el poder literario de la periferia
José Luis García Martín, el crítico implacable que reivindica el poder literario de la periferia
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Desde hace 40 años el poeta y crítico José Luis García Martín (Aldeanueva del Camino, Cáceres, 72 años) acude a mediodía a la cafetería Los Porches dentro de un centro comercial de Carbayón: le gustan esos lugares que no son calle pero tampoco son del todo interiores, que están en el limbo entre lo público y lo privado. Por la mañana desayuna en otra cafetería, de su barrio, siempre la misma. Por la tarde prepara su repaso semanal en el McDonald’s de otro centro comercial más al norte. Y luego se va a otro café, siempre el mismo, para su larga tertulia literaria. Para los que saben, es fácil encontrarlo, por lo que no es raro que tenga visitas. El trabajo se realiza antes de salir de casa. Al caer la noche, prefiere acostarse temprano. Locuaz a la vez que escurridizo (él mismo se considera “raro”), García Martín se abraza a estas rutinas kantianas, como si fuera un personaje ficticio del Oviedo literario, para abrirse camino en el caos existencial. La rutina, “un sinónimo de felicidad”, dice.

Aunque la lectura es un vicio solitario, García Martín considera la literatura como un hecho social, de ahí su deambular por las cafeterías donde se encuentra con otros escritores y lectores, o sus famosas tertulias. Inició la tertulia Oliver (llamada así por la cafetería donde se realizaba) en 1980, siempre con alguna publicación asociada: escrito en el agua, Reloj de arena cualquiera Anáfora. “Es normal que la gente de una profesión se reúna a conversar, a criticarse, a promocionarse, a pelear, a leerse”, dice el poeta, “antes de Internet, las tertulias servían de vínculo con el mundo, compartíamos información, llevábamos libros”. Internet no reemplaza, pero ayuda, y, de hecho, García Martín es un usuario intenso de redes y blogs. Cree en la necesidad de los poetas de agruparse, de apoyarse y movilizarse, sobre todo cuando son jóvenes. “La literatura no es una conferencia sobre un gran autor, sino tres jóvenes en una cafetería discutiendo sus libros: esa es la historia viva de la literatura”, dice. Los otros grupos son los de autores más antiguos y consagrados, que cabildean para favorecerse unos a otros: “Es muy difícil sobrevivir solo en la jungla literaria”.

En esas charlas de cafetería (bebe café, pero nunca fuma ni bebe alcohol, se repone pronto), así como en sus artículos de prensa, presentaciones o críticas, a García Martín le gusta cultivar su fama de polemista, de opositor obstinado. , crítico sin rodeos, impertinente. No le importa que no le gusten, por lo que se enamora de algunos, pero sus enemigos no lo intimidan: parece tomar las controversias con naturalidad. “Es una fama que he sabido ganarme”, explica, “nunca he vivido de escribir, por eso siempre he dicho y escrito lo que he querido”. ¿Son estas polémicas y peleas algo propio del mundo literario? “No”, dice, “son del mundo en general”.

Su visión del ecosistema libresco es algo darwinista: habla de la lucha por hacerse un hueco en el territorio del prestigio, intrigas palaciegas, estrategias para destacar, incluso armas como la adulación para penetrar en la sitiada ciudad de las Letras. Sus encuentros siguen celebrándose semanalmente, uno es presencial y desde Oviedo, otro por videoconferencia y cosmopolita, aunque el único elemento indeleble a lo largo de los años es la presencia del propio fundador: el resto, incluida la alta dirección de La literatura asturiana, han venido y se han ido, o aparecen de vez en cuando. “Es como un curso de Literatura, la gente viene y luego se va”, dice García Martín, recién jubilado tras cinco décadas como profesor en la Universidad de Oviedo: “Me he pasado la vida escribiendo, pero me lo he ganado hablando”

El fin de ‘Clarín’

Recientemente, tras un periplo que se remonta a 1996, la revista literaria ha publicado su último número Clarín, dirigida por García Martín y patrocinada por Graciano García, impulsor de los Premios Príncipe de Asturias (ahora Princesa). El poeta puso varias condiciones para emprender ese proyecto: que todos los que participaran fueran remunerados, menos él. Y que la publicación no giraba en torno a grandes santos “como Vargas Llosa o Antonio Gala”, sino en torno a jóvenes y aquellos que aquí y allá fueron labrándose día a día una carrera. La revista, pues, ya no es del todo de actualidad, pero se puede seguir leyendo entera, precisamente porque nunca se preocupó por la actualidad. “He leído algunos de los primeros números —ensayos, textos de viaje, poemas— y casi me gustan más que los últimos”, dice el director, “estoy feliz de que acabe así, sin la llegada del cansancio y la decadencia ”. La cosa duró 27 años, y sucumbió a las sucesivas crisis de la economía, las formas en que leemos, el abandono del papel y la subida de su precio. Desde el futuro del mundo, vaya.

No es la única revista que ha dirigido. Aunque se siente avilés, porque allí hizo el bachillerato, García Martín nació en Extremadura y llegó a Asturias en el seno de una familia de trabajadores emigrantes, cuando la industria y la minería eran el motor económico de la región asturiana. En Avilés empezó a frecuentar la biblioteca y a dejarse seducir por los libros, y empezó, muy joven, a dirigir otra revista de poesía y crítica, Jugar con fuego, quien, además de dirigir, escribió casi en su totalidad, solo, bajo diferentes heterónimos y publicando poemas apócrifos de autores consagrados que compuso imitando el estilo. Así fue entrando en el mundo literario. Fue entre 1975 y 1981, y lo financió trabajando como profesor en barrios y pueblos asturianos; Está íntegramente editado en facsímil por la editorial Renacimiento. Algunos la consideran visionaria.

Su extensa obra literaria incluye una larga serie de poemas (el primero, Marineros perdidos en los puertosde 1972), numerosos volúmenes de viajes y autobiografía, y en particular de diarios: ha publicado 22 volúmenes de sus diarios, su primera entrega en 1989, la última este año, titulada elogio de la cordura (Renacimiento). Por estas fechas aparecen también otros títulos, como sus conversaciones con el periodista y poeta José Luis Argüelles, titulado Todo lo demas (en él cuenta, entre otras muchas cosas, la bizarra historia de cómo el franquismo intentó implicarlo en 1974, sin comer ni beber, en un atentado terrorista en Madrid y pasó un tiempo en la prisión de Carabanchel), o su libro sobre romances para todas las edades Ulises en Rodiles, ambos publicados por Impronta. tambien el libro mil y un fantasmas (Newcastle Ediciones), donde mezcla verso y prosa, historia e intimidad, para generar un inclasificable artefacto autobiográfico.

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En su haber hay muchas y muy influyentes antologías de poesía (La Generación del 99 cualquiera La generación de los 80, por ejemplo), como zoólogo del género que investigaba el hábitat y su diversa fauna, y lograba reunir, sopesar, clasificar a los mejores poetas de determinadas generaciones, tratando de discernir entre lo que se iba a asentar y lo que iba a ser. llevado lejos la corriente: la tarea del antólogo. Ahora está cansado, y no porque el presente de la poesía parezca confuso y sin corrientes definidas, como se dice a veces: “Todos los presentes están confusos”, dice, “es el tiempo que aclara las cosas”. También reivindica la lectura fragmentaria y libre de la poesía, independientemente del formato, sea libro, biombo o servilleta: lo importante es el poema.

“Las ciudades pequeñas hacen las mentes pequeñas”, le gusta repetir a García Martín, y sin embargo, toda su intensa actividad la ha desarrollado en una pequeña ciudad, muy al norte y detrás de una contundente sierra. Su nombre está indisolublemente ligado a estas calles y, sobre todo, a estas cafeterías. El talento, como observa el poeta, nace en la periferia y se da cita en la capital, donde, como es bien sabido, hace cola para triunfar. “La diferencia no es que yo esté aquí, sino que no he ido allá”, concluye, “aquí hay más libertad y cualquier lugar puede ser el centro del mundo”. Como buen poeta, no tiene licencia de conducir.

José Luis García Martín
Renacimiento, 2023
284 páginas. 18,91€

José Luis Argüelles y José Luis García Martín
Pie de imprenta, 2023
256 páginas. 20 euros

José Luis García Martín
Pie de imprenta, 2022
144 páginas. 15 euros

José Luis García Martín
Ediciones Newcastle, 2022
192 páginas. 12 euros

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