
Ver / Nancy Martínez
Parientes de Ysqueibel Peñaloza Chirinos, un joven secuestrado por las autoridades de inmigración en los Estados Unidos y transferidos a la prisión del Centro para el Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador a pesar de demostrar que no tiene antecedentes penales, llegó a la marcha del 1 de mayo a la Propiedad Pública.
Yasmira Margarita Chirinos Rojas, abogado de la profesión y tía de Ysqueibel Peñaloza Chirinos, acompañado por su padre y su abuelo de este joven que creía en el falso sueño americano, explicó antes de ver que, como todos los niños, su sobrino se fue, buscando al Darién, con mucho peligro, y en su viaje llegó a México. Allí esperó su permiso, esperó su cita, vino y lo dejó pasar a los Estados Unidos.
Ysqueibel se estableció en el valle (Texas), y comenzó a trabajar desde Uber, mientras que los permisos correspondientes salieron a funcionar formalmente. También tiene una vena artística y se fue con algunos amigos para grabar un video, y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas llegó (ICE para su acrónimo en inglés) y los detuvo. A pesar de haber aparecido en varias citas, un juez nunca llegó a asistir.
“Se comunicó con su madre y mi padre, a través de una solicitud que pagamos, hasta el 15 de marzo, que fue la última conversación, y nos dijo que las autoridades le dijeron que vendría para Venezuela, que el vuelo de repatriación se había retrasado porque, según los problemas con el clima”. Después de ese aviso, no sabían más sobre Ysqueibel.
Sospecharon que estaba en el cecot, porque su sobrino estaba con el cantante Arturo Suárez Trejo, quien fue reconocido como uno de los secuestrados por la esposa de Suárez en uno de los videos difundidos después del secuestro.
“Desde allí comenzó nuestra agonía. En una de las fotos diseminadas vimos a todos los que habían entrado en el cecot, en El Salvador, y nos dimos cuenta de que Ysqueibel estaba allí, antes de que salieran los listados, debido al tatuaje que tiene en la pierna”, dice su tía Yasmira en la voz rota.
Asegura que su sobrino es un niño trabajador, que en Venezuela trabajó con su padre como técnico de enfriamiento. “Pero como todo, escribieron una historia a nuestros hijos, que se fueron, que iban a tener un futuro mejor, porque aquí en Venezuela no podías, mentiras, porque ven que el tiempo ha pasado y uno ha trabajado mucho”.
Yasmira sabe que en realidad, los jóvenes migrantes venezolanos fueron engañados. “Han sido engañados en todas las formas y por haberlos engañado aquí en Venezuela, los usaron, los hicieron irse aquí, y ahora, al estar ahí afuera, quieren que no tenga deuda penal en ningún país, él no es un criminal, y ya lo saben en El Salvador”.
Finalmente, Yasmira Chirinos dice que el gobierno los ha ayudado mucho. “Porque si el gobierno no estaba poniendo su mano, entonces, ¿quién? Así que aquí estamos, brindando el apoyo que el gobierno necesita para que estos niños regresen. Realmente, que las injusticias son muchas, y tienes que darle esto un parao a esto, porque nuestros hijos, nuestros venezolanos, no pueden ser una tarjeta de intercambio. Si tuvieran culpabilidad por culpa, tal vez, pero que inocentes por inocente?