Una escena de pesadilla disfrazada cuando la ficción se convirtió en el momento más crudo de la vida de Daniela Castroquien compartió una conversación sin filtros uno de los episodios más oscuros y menos conocidos de su carrera.
La actriz, recordada por su papel en Cañaveral de pasionesReveló que durante la grabación de esa telenovela vivió un intento de secuestrar su vida. La situación era tan brutal como desconcertante.
“Me dieron una calma bestial”, lanzó con una voz firme, en un comunicado que congela la sangre, unos días después de estrenarse su nueva telenovela de Azteca “Captive for Love”.
Todo sucedió después de un día de trabajo en Televisa. Daniela se caracterizó como su personaje hacia una reunión con un productor en el pabellón de Altavista. Fue acompañado por su conductor, cuando un hombre armado interceptó el vehículo. “El tipo señaló al conductor y dijo:” No te acercas porque lo tiré “, y su mano temblaba”, dijo.
Lo que parecía una escena de novela se convirtió en una experiencia límite. Al salir del auto, Castro intentó salir del agresor. “Lo liberé y comencé a correr alrededor de un automóvil … La gente aplaudió desde las escaleras del centro comercial, pensaron que estábamos grabando”, recordó con amarga ironía. Nadie intervino.
En ese momento, la delgada línea entre el espectáculo y la vida real estaba completamente rota. “Tres chicos casi me reunieron, y yo dije ‘muerto, pero no me suben’. Me puse entre un auto, corrí por la acera, y solo escuché los disparos … Sentí un cuerpo en mí, un ángel, un hombre amado “, describió, se movió visiblemente.
-El vestido que llevaba como parte de su personaje estaba destrozado. “Casi me quedé en bragas”, confesó entre las risas de los nervios a Jorge ‘El Burro’ Van Rankin, como el que intenta exorcizar el trauma a través del humor.
Mientras que el actor, sin poder ocultar su asombro, reaccionó con una mezcla de incredulidad y admiración. “¿Por qué no?” Bromeó. Pero la conversación no se quedó en el drama. Castro recordó cómo ese evento marcó su vida sentimental. “Me desperté en el hospital, y la única llamada que permitieron fue Gustavo”, dijo, refiriéndose a Gustavo Díaz Ordaz Borja, nieto del ex presidente mexicano.
Esa llamada fue el comienzo de una relación que, aunque breve, dejó su huella. “Fuimos novios durante un año y seis meses”, dijo Castro. El detalle más curioso: el entonces presidente de Televisa, Emilio Azcárraga, fue el que ordenó su traslado inmediato al hospital después del ataque.
Daniela nunca había narrado este momento. No es una anécdota más en el mundo del entretenimiento, sino un testimonio que combina la vulnerabilidad humana con lo absurdo de la fama. Porque mientras corría por su vida, envuelta en un vestido roto y en el medio del caos, otros aplaudieron creyendo que era parte del espectáculo.
Esta historia no solo desnuda una realidad violenta, también retrata la confusión entre la actriz y el personaje, entre el drama televisivo y el horror tangible. Un momento en el que la ficción no fue suficiente para protegerla y la vida real, sin guión o director, lo dejó al borde del abismo.
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