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03/03/2025 – 19: 17h.
Un aumento en la actividad física entre 45 y 65 podría ayudar a prevenir el Alzheimer, mientras que la inactividad sería perjudicial para la Salud del cerebro. Esta es la conclusión principal de un artículo científico publicado en Alzheimer’s & Dementia.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es aconsejable realizar 150 a 300 minutos de actividad moderada por semana o de 75 a 150 minutos de actividad intensa por semana.
Aunque ha investigado ampliamente cómo el ejercicio reduce el riesgo de Alzheimer al mejorar la salud cardiovascular y mental, los estudios recientes sugieren que la actividad física puede tener un impacto directo en el desarrollo de patologías cerebrales relacionadas con la enfermedad.
El artículo destaca la necesidad de promover la actividad física en adultos medianos, ya que se estima que el 13 % de los casos de los casos de Alzheimer del mundo pueden atribuirse al estilo de vida sedentario.
Análisis de resultados
La investigación ha sido el resultado de una colaboración entre el Instituto Global de Salud de Barcelona (Isglobal), promovido por la Fundación “La Caixa”, y el Barcelona Sal Brain Research Center (BBRC), de la Fundación Pasqual Maragall.
Dirigido por Eider Arenaza-Urquijo, investigador e islobal, ha tenido la participación de 337 personas que pertenecen al estudio de Alfa (Alzheimer y familias), de BBRC.
“Monitoreamos a los residentes de cuatro años con cuatro años con antecedentes familiares de Alzheimer en Cataluña”, explica Müge Akıncı, investigador doctoral en islobal y primer autor del artículo.
“Utilizamos cuestionarios de actividad física para evaluar el cambio de actividad en un período de 4 años y pruebas de neuroimagen para analizar los efectos del ejercicio sobre la estructura y la función del cerebro”, agrega.
-Para hacer esto, las personas calificaron para los adherentes (es decir, las recomendaciones de la OMS siguieron), no a los adherentes (realizó una actividad física menos de lo recomendado) y sedentario (cero minutos de actividad física por semana).
Efectos sobre los mecanismos cerebrales
El amiloide beta (Aβ) es una proteína que puede obstaculizar la comunicación neuronal si se acumula en el cerebro, y se considera el primer evento patológico de la enfermedad de Alzheimer.
Aquellos participantes que aumentaron su actividad física a los niveles recomendados por quién presentaron una menor acumulación de amiloide beta en comparación con aquellos que mantuvieron un estilo de vida sedentario o redujeron su actividad física. Además, parece depender de la dosis; Un mayor aumento en la actividad, una mayor reducción en la carga amiloide.
Los participantes no sedentarios también mostraron un mayor grosor cortical en las regiones cerebrales relacionadas con el cerebro. El grosor cortical en las áreas temporales mediales es clave para la memoria, por lo que su adelgazamiento o atrofia (pérdida de volumen) es un signo temprano de neurodegeneración.
“Incluso aquellas personas que llevaron a cabo una actividad física menos de lo recomendado mostraron un mayor grosor cortical que los sedentarios, lo que sugiere que cualquier nivel de movimiento, sin embargo, proporciona beneficios para la salud”, dice Müge Akıncı.
Ejercicio como prevención
El equipo de investigación estudió tanto el aumento de la actividad física como el cumplimiento de las recomendaciones de la OMS. Observaron que el beneficio de la actividad física parece estar relacionado con el aumento del ejercicio con el tiempo, en lugar del cumplimiento de un umbral de actividad específico.
“Estos resultados refuerzan la importancia de promover el ejercicio en la edad media como una estrategia de salud pública para la prevención del Alzheimer”, dice Eider Arenaza-Urquijo.
“Las intervenciones destinadas a promover el aumento de la actividad física podrían ser clave para reducir la incidencia de enfermedades en el futuro”, concluye.
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