El éxito comercial ya no se mide por cifras comerciales. Hoy, las empresas líderes son aquellas capaces de generar valor para la sociedad, contribuyendo al bien colectivo y dejando una marca positiva más allá de sus resultados financieros.
Las ganancias, el crecimiento y la conquista del mercado son clave, pero está en la protección y el desarrollo del capital humano donde se definen la verdadera productividad, competitividad y sostenibilidad. Sin personas no hay empresas, y sin empresas no hay empleo, protección social o calidad de vida. Las empresas, por lo tanto, son el motor del desarrollo. Sin su existencia, no hay bien posible.
Desde esta visión, los lugares de trabajo deben trascender su papel tradicional de los centros de producción y convertirse en motores de transformación: entornos que protegen la Salud, la seguridad y el bien integral de las personas y sus comunidades. Aquí es donde el concepto de “organizaciones saludables” aparece como un compromiso que revoluciona la forma de concebir la gestión organizacional.
La propuesta no es nueva ni improvisada. Desde 2010, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estado promoviendo su “modelo de entornos laborales saludables” a través del cual insta a las empresas a abordar cuatro formas de influencia en el entorno laboral para la promoción de la salud.
El primero tiene que ver con el entorno físico, lo que implica el manejo de los riesgos químicos, físicos y biológicos, la creación de condiciones de trabajo seguras, así como la gestión y la respuesta a los desastres. Una segunda ruta se centra en el entorno psicosocial, que cubre la organización del trabajo, la cultura organizacional y la carga mental y emocional del trabajo. El tercero, se centra en la promoción de la salud como un compromiso social tanto dentro de la organización como en las familias de los trabajadores y las comunidades vecinas.
Finalmente, la cuarta manera aborda cómo la organización proporciona acceso a información, herramientas y oportunidades de promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación en la salud.
Hacia un enfoque integral del trabajo bien
En los últimos años, el concepto de entornos de trabajo de la OMS se ha ampliado. Hoy en día, las organizaciones saludables también se caracterizan por hacer esfuerzos sistemáticos, planificados y proactivos para mejorar el pozo de los trabajadores a partir de un enfoque integral: establecen políticas de empleo decentes, así como de diversidad y equidad laboral; Rediseñan las posiciones de los trabajadores de acuerdo con sus necesidades físicas y emocionales, para prevenir fenómenos como el ‘BoreOut’ o el ‘Burnout’; Crean procesos de capacitación profesional y desarrollo; Impulsan habilidades blandas junto con competencias profesionales; Generan una cultura de comportamientos seguros y promueven estilos de vida saludables entre los trabajadores para que sean permeables a sus familias y comunidades.
En términos de bienestar psicológico y social, les importa construir un ambiente de trabajo motivacional y satisfactorio a partir de una comunicación abierta y el reconocimiento y la gestión de las emociones. A su vez, brindan apoyo emocional en tiempos de crisis y fomentan la capacidad de resolver conflictos de manera constructiva.
En este sentido, la cultura organizacional adquiere un papel crucial porque es a través de este medio, ya que las organizaciones sanas logran promover las relaciones interpersonales entre el líder líder de los trabajadores basados en el respeto, la colaboración, la empatía y la atención mutua.
-Por lo tanto, el liderazgo positivo es un factor fundamental para consolidar entornos laborales capaces de inspirar, movilizar y proteger a las personas, al tiempo que fortalece el compromiso organizacional y la resistencia colectiva, factores que, al crear un valor social, afectan positivamente la rentabilidad financiera
Finalmente, las organizaciones sanas reconocen que sus operaciones tienen impactos en el medio ambiente y, en consecuencia, actúan de manera responsable en la gestión y la conservación de los recursos naturales, ya que entienden que en la calidad del entorno natural depende el bienestar de sus trabajadores, proveedores, clientes y consumidores.
Adriana Solano, Presidenta Ejecutiva del Consejo de Seguridad Colombiano.
CCS
“Las organizaciones saludables son una versión más sólida y duradera”, explica Adriana Solano Luque, presidenta ejecutiva del Consejo de Seguridad Colombiano.
En este contexto, para Solano Luque, la gestión de la seguridad y la salud ocupacional (SST) se consolida como un pilar fundamental en ese propósito basado en la identificación de peligros y gestión de riesgos, la asignación de recursos, la planificación de acciones y el monitoreo y la mejora continua de las organizaciones.
Beneficios
Las organizaciones saludables generan beneficios transversales clave, como una mayor productividad, mejora del clima laboral y una reputación corporativa más fuerte. Al reducir el absentismo y los accidentes, fortalecer el trabajo en equipo, aumentar el compromiso del talento humano y promover la innovación, estas compañías se posicionan como entornos en los que el bien impulsa un crecimiento socialmente responsable y un desempeño más sostenible, inclusivo y resiliente.
“En resumen, los trabajadores felices, felices, saludables, satisfechos y motivados contribuyen de manera proactiva al logro de los objetivos operativos y estratégicos de la organización. Esto se traduce en la atracción y la retención del talento más calificado, así como en una mayor rentabilidad y estabilidad financiera”dice Solano Luque.
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