Laura Barranchina dice sobre esta novela la de la pluma de Fernando Navarro No sale tinta, sino sangre de arena. Dicho esto, me ocurre una mejor descripción para explicar la esencia narrativa de que esta primera novela del guionista de Granada, autor de los guiones tan brillantes como los de “Verónica” Y “Accésit.”
Por lo tanto, después de sentarse una silla con un libro de historias como “Malaventura “en “Crisálida” Tejer un ambiente que bebe del cine español más soñado en los años setenta, como si fuera una versión folk-corror de “El espíritu de la colmena”, Aunque de un poético que escapa de las redes cinematográficas descriptivas, en cambio, se embarcan en un ejercicio puramente literario.
Navarro escapa de todo lo que se puede canalizar literalmente en el dibujo mental del lector. En cambio, nos presenta una hermosa pesadilla, llena de humor y violencia en cada poro de sus escritos. Lo mismo capaz de combinar el rítmico James Ellroy de la breve frase con los párrafos libres de lazos en su vertebración cuasírica, a veces.
-Entre estos dos extremos, una musicalidad armada emerge alrededor de los contrastes, tantos como aquellos que derrochan cada uno de los personajes que constituyen un microuniverso tan magnético. Uno dotado de la singularidad de encontrar belleza en la rúbrica extraña y personal en la adopción de los gestos comunicativos de la poética de Granada. Toda una fiesta en la que el gótico suena al delirio y la realidad de la fascinación por el misterio. En resumen, una muestra inequívoca de lo que esperamos cumplir cuando un texto podría considerarse como ficción rara Andaluz.
Ya para terminar, subraye la singularidad del mundo creado por un Fernando Navarro a quienes los límites literarios acentúan su rúbrica más que en sus sobresalientes incentivos cinematográficos.
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