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Esta fue la conversación “desafíos literarios en Bogotá”.

“Desafíos literarios de Bogotá” en Filbo 2025 / Foto: @estemichael – Bibroed

La capital enfrenta desafíos urgentes para garantizar que sus diversas historias circulen, lean y transformen la ciudad de las particularidades de sus territorios.

– Bogotá no es solo una ciudad que lee. Es, sobre todo, una ciudad que escribe. Una metrópolis que se expresa a partir de sus bibliotecas, vecindarios, localidades, montañas, humedales y esquinas urbanas.

La literatura en Bogotá hoy está cruzada por la diversidad, el territorio y el profundo deseo de ser escuchado De todas las esquinas. Sin embargo, este impulso creativo choca con varios desafíos estructurales y simbólicos que deben tratarse para que Bogotá consoliden como una ciudad verdaderamente literaria y democrática.

Dentro del marco del Feria de libros internacionales de Bogotá 2025 (Filbo), El Conversación “Desafíos literarios de Bogotá”con la participación de Andrea VictorinoDirector de lectura y bibliotecas del Ministerio de Cultura, Recreación y Deportes y Biblioteled; El escritor Laura Steel; and Claudia Cañas CardonaPresidente del Consejo de Literatura del Distrito. El , más que una exposición, fue un llamado urgente para repensar cómo circulan las palabras en esta ciudad, quien las escribe, que las leen y, sobre todo, que todavía no tiene un lugar correcto en el mapa literario.

Bogotá es una ciudad de lectura y diversa, muy extensa, heterogénea y muchos contrastes. La creación y la literatura artística han evolucionado: la oferta literaria en el capital crece y avanza, pero también los desafíos clave sobre la producción editorial, la visibilidad de los autores locales, la democratización y el acceso a la cultura escrita, los procesos de capacitación, la circulación, la escritura y la edición comunitaria, también surgen. Todos ellos son necesarios para construir un bogotá más amigable con literatura.

Bogotá está escrito en muchas voces, pero no se escuchan todos

Uno de los puntos centrales de la conversación fue el reconocimiento de Bogotá como una ciudad que avanza y crece para reducir la desigualdad en términos de acceso a la cultura escrita. Si bien existen esfuerzos institucionales como el libro de viento, los laboratorios de la co-creación de ciudadanos de biblio Almanaque de Bristal o la reciente biblioteca literaria musicalizada En el municipio de Soacha, los ecos de la tinta, la distribución del capital simbólico y editorial todavía se concentra en ciertas áreas. Hay ubicaciones con una fuerte presencia de librerías y lectores, mientras que otros aún luchan por tener espacios mínimos de reunión literaria.

Pero más allá del acceso, el desafío más complejo es simbólico: ¿puede la voz de un escritor del vecindario tener el mismo peso que el de un autor consagrado? Según Andrea VictorinoDirector de lectura y bibliotecas del Ministerio de Cultura, Recreación y Deportes y bibliotecidos, sí. Y no solo puede, sino que debería. “El ejercicio de los derechos culturales que estamos haciendo de las bibliotecas públicas de Bogotá busca que la voz del Bogotá tiene el mismo valor que el de Gabriel García Márquez Márquez

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La comunidad, la calle, el trans, el migrante, lo y la respuesta están transformando lo que Entendemos por “Literatura de Bogotá”. Proyectos como el Almanaque Bristal reinterpretan el Bristol tradicional de la apariencia transmasculina y no binaria. O iniciativas como las expediciones bioculturales del Proyecto de la Biblioteca Común, del vecindario Estrategia del vecindario del Ministerio de Cultura, Recreación y Deportes, que mezclan oralidad, naturaleza y archivo, recuperando el conocimiento local del territorio, no del Centro. Según Claudia Cañas, Presidenta del Consejo de Literatura del Distrito, “,”resume bien para afirmar que nos enfrentamos a una amplia oferta literaria, sí, pero aún desequilibrada frente a la demanda real y diversa de ciudadanía“.

“Desafíos literarios de Bogotá” en Filbo 2025 / Foto: @estemichael – Bibroed
El escritor, Laura Acero, mientras tanto, insistió en un punto crucialNo es suficiente recuperar la memoria literaria del territorio, también debemos preguntarnos qué futuro estamos imaginando al escribir. No podemos seguir creciendo como locos“Dijo, invitar a la ciudad que sueña con la palabra literatura, en lugar de un espejo del presente, debe ser una herramienta para esculpir el futuro”.

En esa línea, el Bogotá Reverse Festival, que en 2024 recibió más de 685 propuestas poéticas, representa un poderoso ejemplo de cómo la poesía puede entrar en Radio, calles y cuerposConstruyendo equidad a partir de la creación artística. Versos que cruzan estaciones universitarias y redes digitales, que llevan poesía a cada rincón de la ciudad.

El desafío, sin embargo, sigue siendo la articulación. ¿Cómo evitar la fragmentación de estas iniciativas? ¿Cómo hacer fanzines en un vecindario de Ciudad Bolívar Diálogo con una librería en Chapinero o un club de lectura de Reca? ¿Cómo hacemos estos ejercicios no aislados, sino parte de un sistema literario integrado, robusto y equitativo?

La respuesta está en el enfoque de derechos propuesto por la política pública: reconocer que leer y escribir no es un lujo, es un derecho. Y qué hacer del enfoque ambiental, de género, territorial y de población no es una moda, es una necesidad. Si Bogotá quiere permanecer reconocido como una ciudad creativa de la literatura, debe continuar promoviendo una visión donde todas las voces. Donde la literatura no solo se vende o celebra en ferias, sino que se vive, narraba y escrita todos los días.

Bogotá es una ciudad que escribe. Que él se escribe a sí misma. Lo que queda por hacer es asegurarse de que nadie esté fuera de esa narración.

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