Marta Pastur Rubio publica una colección de historias que navegan entre la infancia, la memoria y el encuentro con la realidad adulta. Con una prosa evocadora y matices poéticos, el autor reconstruye momentos que parecen efímeros, pero que se vuelven significativos en la construcción de la identidad.
En Zenda reproducimos la historia que da el título del libro Orvallo (Libros Uve), de Marta Pastur Rubio.
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Nunca habría imaginado en el momento en que sabía que ya no era una niña. Lo recuerdo perfectamente, al igual que el momento en que me di cuenta de que era yo. Subí las escaleras de los adoquines rosados y la barandilla roja que condujeron a la casa de mi abuela. Orbayaba, esa lluvia ligera, casi imperceptible, pero se remoja. Noté que no pisó caracoles o azulejos sueltos para no chapuzarme, cuando pensaba que si sería el único, debajo de ese cielo principal, evitando las trampas de agua. ¿Sabrían cómo esquivar los pasos rotos de la última sección? ¿También te importaría no aplastar los caracoles? En ese momento, me di cuenta de que todas las personas a mi alrededor también tenían sus mundos interiores para caer y existir.
Quizás, buscando no separarme de la humedad, me mudé a una ciudad boreal. También me rodeé de niños y niñas, y no me diferencié de ellos hasta que el día en que Hugo caminó feliz de mi mano. Disfrutaba de su privilegio de arder en la escuela. Fuimos a la recepción y a las oficinas. Conocer una nueva área del edificio lo emocionó aún más. Cruzamos el director, encorvado y ocupado como de costumbre. Hugo posó su dedo índice en su imparable Boca, demostrando que sabía cómo comportarse en ese ala de la escuela. El director no pudo hacer nada más que sonreír.
“Abrazo, ahora entremos en esta habitación”. Un amigo quiere hablar un poco contigo “, dije, sintiendo un látigo de responsabilidad devastadora, porque no sabía por qué estábamos allí.
Cuando abrí la puerta, el recuerdo del día anterior me golpeó: todo lo que Hugo me había dicho, Anisa, lo que indica el formulario para llenar el procedimiento. Noté el nerviosismo repentino de Hugo. Su inocencia y confianza me abrumaron. Presionó mi mano mucho más fuerte, con su pequeño cuerpo completamente pegado a mi pierna.
El trabajador de servicios sociales nos estaba esperando al final de la sala y nos invitó a sentarnos en un sofá rígido.
-Las preguntas comenzaron con el helado profesional. Permanecí en silencio, tratando de transmitir mi serenidad falsa, mirándolo cuando estaba buscando mis ojos, sosteniéndolo cuando sus pies le pidieron que escapara.
Poco a poco, Hugo se convirtió en Orvallo: luz, casi imperceptible, pero empapada.
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Autor: Marta Pastur Rubio. Título: Orvallo. Editorial: Uve libros. Venta: Todos tus libros.
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