El título del artículo es un préstamo de Alfredo Pérez Rubalcaba, la frase fue un éxito, lo pronunció después de su renuncia a la Secretaría General de la PSOE en el verano de 2014. Antes del torrente de elogios recibidos, dentro y fuera de su partido, por retirarse de la política después de perder las elecciones europeas que dijo, con su excelente ironía, que las españoles enterraron muy bien. La frase me ha llegado a la cabeza después de leer y escuchar el panegírico múltiple dedicado al Papa Francisco después de su muerte.
Lu Tolstova
Han destacado sus muchas virtudes hasta la saciedad: humildad, cercanía o su opción preferencial para los pobres. Además de ellos, que son indiscutibles, agregaré otras dos características de su carácter menos complementario, el primero es que siempre parecía un pequeño amigo de España y el segundo, después de escucharlo en suficientes entrevistas, en la que responde con la espontaneidad lejos de la reflexión de una profundidad encíclica, superficial en problemas de capital para un católico, aunque tal vez fue su forma de llegar a más personas. Pero como no soy un experto, no dedicaré estas líneas a su papado, sino para reflexionar sobre cómo generalmente responde a la muerte de una persona relevante.
Con la excepción de Jiménez Losantos, que el martes de Pascua ya estaba reiterando en Antena los mismos clasificatorios negativos que dedicó en la vida, muchos otros que llamaron Francisco, Masón, infiltrado de la extrema izquierda o emisario de la agenda de 2030, cumplieron 180 grados tan pronto como se conoció su muerte. Uno de los giros más curiosos, lo cual no es sorprendente dado el personaje, ha sido el de Milei, quien después de haber calificado a Francisco de Representante de The Malignant en la Tierra, ha sido el primero en alabarlo en su última hora. Y en España, ¿qué pasa con la condolencia condonada del ministro Bolaños? Parecía que un pariente cercano había muerto, sin mencionar al segundo vicepresidente del gobierno, el comunista Díaz, que destacó sus coincidencias con el Papa, alegando que todavía eran el otro.
-El punto es que este comportamiento sorprendente de Vitupere en la vida y elogios en la muerte se extiende a todas las áreas de la vida y especialmente en la política. Además, en política ni siquiera es necesario morir para ser ensalzado, es suficiente dejar el camino acelerado, aunque que sí, la muerte asegura un entierro especial especial cuanto más verde te ha puesto en la vida. Están los casos de Suárez, Fraga, Carrillo o Pérez Rubalcaba, pero como dijo no es necesario pasar a una vida mejor. Tenemos con nosotros Felipe González y Alfonso Guerra, personificación del mal y la corrupción hace cuarenta años, se convirtieron hoy en un paradigma del hombre estatal.
No quiero terminar con una simple crítica de un exceso de postura, es más constructivo, como imposible parecer, hacerlo positivamente y con un solo propósito: la necesidad de incesar menos y comprendernos más. El panegírico y la elegía son muy buenos cuando son sinceros, y si no es mejor permanecer en silencio, pero creo que sería mucho más enriquecedor para todos, encontrar las virtudes del vecino en la vida que descubrirlos cuando nos ha dejado.
- Carlos de Urquijo FEl delegado del gobierno en el país vasco
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