reseña de “En lo profundo del Sena” (“Sous la Seine”), de Xavier Gens (Netflix) – .

Una película cuyos últimos quince minutos son tan excesivos, brutales y delirantes que no parecen haber sido realizados por el mismo equipo que rodó la hora y media anterior, EN LAS PROFUNDIDADES DEL SENA es un drama sobre un superviviente del ataque de un tiburón que, de un momento a otro, se convierte en un ejemplo pasado de cine de catástrofes que, según el espectador, puede resultar algo brillante o completamente ridículo. Lo cierto es que nada de lo ocurrido en la hora y media previa sugiere hacia dónde desembocará esta historia o que planee, no muy discretamente, convertirse casi en el comienzo de una nueva saga sobre tiburones. Sólo en este caso, internacional.

Todo empieza de una forma bastante tradicional, como una buena película de aventuras sobre criaturas peligrosas, con un equipo de investigadores intentando ayudar a los tiburones enredados en la llamada Gran Mancha de Basura del Pacífico a sobrevivir y no morir contaminados. Todo acaba mal porque, bueno, los tiburones tienen hambre y acaban comiéndose a un grupo de estos tipos, entre ellos el marido de Sophia (la actriz franco-argentina Bérénice Bejo). Ella sobrevive milagrosamente y regresa a París, donde la trama la reencuentra tres años después cuando un grupo de jóvenes activistas medioambientales descubren que el mismo tiburón (al que llaman Lilith) circula nada menos que por el Sena, el río que atraviesa París. . y la convocan para colaborar con ellos.

¿Cómo surgió esto y qué problemas puede causar? De eso se trata la película, durante buena parte de ella. En él, Sophia se encuentra en una zona intermedia entre los jóvenes activistas medioambientales que quieren “liberar” a Lilith y enviarla al océano, y la policía y las autoridades que pasan de burlarse de ellos a, primero, admitir la existencia del tiburón y Entonces quiero resolverlo de todos modos. Pero Lilith es inteligente -o está atravesando algún tipo de mutación ligada a los desastres ecológicos que ha atravesado- y se adentra en las aguas bajo las catacumbas de la ciudad, siempre encontrando una manera de sobrevivir.

EN LAS PROFUNDIDADES DEL SENAcomo un buen emulador de TIBURÓNtendrá, además del ecológico/ambiental, un elemento sociopolítico en juego que lo transforma en una carrera contrarreloj: la ciudad de París organiza el triatlón olímpico que incluye una competición de natación en el Sena y las autoridades de la ciudad (especialmente el alcalde , interpretada satíricamente por Anne Marivin) quiere deshacerse del problema de los tiburones, lo menosprecia y sólo le preocupa la imagen de su París en la competición deportiva (Nota: todo esto está inspirado en un problema real). Evidentemente, ignorar a quienes afirman que la carrera debería cancelarse o posponerse no parece la mejor idea.

En medio de este torrente de problemas, Lilith sigue dando vueltas, la situación se complica y Gens (HITMAN, LA DIVISIÓN) aprovecha para organizar una serie de encuentros brutales entre el tiburón y todos aquellos que quieren detenerlo o liberarlo, especialmente una secuencia muy descarnada a mitad de la historia. Es que el bicho no diferencia entre ecologistas, investigadores, políticos, nadadores, policías o militares: todo es alimento para él. Todo parece perdido hasta que Sophia y Adil (Nassim Lyes), los miembros aparentemente más capaces de la Policía Fluvial que trabajan en el tema, desarrollan una idea que no puede fallar. ¿Sus intenciones? Arreglar el asunto ante el triatlón en cuestión.

ALERTA DE POSIBLES SPOILERS

En una película de Hollywood más o menos convencional, el plan tendría sus contratiempos, inconvenientes y víctimas, pero de alguna manera funcionaría y/o el problema se solucionaría (al menos en parte). En la película de Gens todo se convierte en la película de terror más caótica imaginable, casi una comedia de enredos y errores absurdos mezclados con una trama más cercana a una GODZILLA cualquiera REY KONG agua. Es como si los protagonistas –en quienes el espectador suele depositar sus esperanzas respecto a su capacidad para resolver problemas– fueran igual o más torpes que los “villanos” y sus soluciones fueran un catálogo de absurdos. Sí, es cierto, hay agentes externos que complican las cosas, pero Gens presenta el tercer acto de esta película como una cadena de malentendidos rara vez vistos en el cine fuera del marco de las comedias.

FIN DEL ÁREA DE SPOILERS

Dependerá, de nuevo, de cada espectador, si todo lo que suceda eleva la película a la categoría de clásico impensable del género en su variante de cine de catástrofes o si la convierte en algo que roza el ridículo. Mi impresión es que es un poco de ambas cosas: la película se vuelve absurda y el hecho de ser absurda, de arriesgarse a ir más allá de lo predecible en el género, la convierte en una especie de clásico, un drama convertido en película de acción que. De buenas a primeras, se transforma en uno de terror salvaje. Y todo parece ser, sólo, el comienzo de una historia más larga…


 
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