reseña de “Love Lies Bleeding”, de Rose Glass – .

Un oficial de policía romántico y grandilocuente, en una tradición que combina cine negro –en la forma en que se utilizó a finales de los 80 y parte de los 90– con algunos recursos más propios del cine europeo e incluso historias de terror, AMOR, MENTIRAS Y SANGRE Es una historia de amor que gira en torno a policías sangrientos y quizás algo más que eso. Un poco TELMA Y LUISAlo mismo ILIMITADO (cualquiera ATADOdel dúo Wachowski) y con alguna contribución de TERCIOPELO AZUL por ahí, la película realizada en lo profundo de los Estados Unidos por el director británico de SANTA MAUD Tiene indudable potencia y energía para distribuir, gracias también a un reparto intenso, muy comprometido en hacer creíble una serie de situaciones que casi siempre rozan el absurdo.

Todo empieza en lugares prototípicos del género en su versión pequeño pueblo estados unidos: un gimnasio en ruinas y un campo de tiro en algún lugar de Nuevo México. En el primero conocemos a Lou (Kristen Stewart), la chica que dirige el lugar, limpia los inodoros obstruidos y atiende a los clientes habituales. En el segundo conocemos a Jackie (Katy O’Brian), una chica recién llegada al pueblo procedente de Oklahoma que consigue trabajo allí tras dormir en un coche con un tal JJ (Dave Franco), que rápidamente la recomendará a su jefe. el extravagante Lou Sr. (Ed Harris).

Como es un pueblo pequeño, rápidamente verás que todos conectan entre sí. El calvo y de pelo largo Lou Sr. es, por si su nombre no lo delataba, el padre de Lou, y JJ es su cuñado, casado con Beth (Jena Malone), su hermana. Y Jackie, que es culturista y sueña con ir a Las Vegas a competir allí, pronto acaba entrenando en el gimnasio. Lou, que es lesbiana y tiene algún tipo de relación con Daisy (Anna Baryshnikov), la mira entrenar y queda atónita. Jackie tiene un look muy llamativo, una versión exagerada del estilo “gym” de esa década, como la protagonista de BAILE DEL DESTELLO pero con unos bíceps capaces de matar a cualquiera. Y nadie le quita los ojos de encima.

Después de ese primer encuentro, ambos conectan y, poco después, Jackie se muda con Lou. En medio de su romance, Jackie comienza a consumir los anabólicos que Lou vende a los clientes para “mejorar” su cuerpo antes de competir, sin tener en cuenta cómo esto le afecta psicológicamente. Y cuando se produzca un acto de violencia de género en el contexto familiar, Jackie responderá de forma brutal, trasladando la trama de lo romántico a lo policial. Sin embargo, es obvio desde el principio que la familia de Lou (que no se habla con su padre) está en el negocio. impío y, tras el violento suceso, ambos mundos se mezclarán con resultados aún más sangrientos.

EL AMOR MIENTE SANGRANDO responde a la tradición del cine romántico-violento tan propia de la literatura negra –o sus derivados cinematográficos tipo ASESINOS POR NATURALEZA– pero también tiene algunas diferencias. No sólo por hacer la historia de amor central entre mujeres sino por poner la violencia de género en el centro de la acción. Sin proponérselo, Jackie termina convirtiéndose en una especie de vengadora de este tipo de violencia y todas las fuerzas de ese pueblo (el “patriarcado”, se podría decir) salen en su busca. Pero es Lou, en la práctica, quien tiene que ponerle el “hombro” e intentar afrontar la situación.

Glass deja claro desde el principio que, aunque la película responde en más de un sentido a los cánones del policía negro, hay dos elementos que superan esa lógica. Por un lado, su celebración de un dúo de mujeres poderosas capaces de defenderse y de meterse en el corazón de un poder local que no sólo es violento contra las mujeres. Y, por otro lado, estilizar y enrarecer su puesta en escena –en la forma en que el cuerpo de Jackie se transforma como Hulk cuando se inyecta, en la forma en que sangre en el que se muestran los rostros golpeados, en el tamaño de los agujeros de bala y en todo lo relacionado con Ed Harris -lo que abrirá el panorama hasta llegar a su final un tanto escandaloso-.

Estos “excesos” del estilo de Glass dan, al mismo tiempo, una característica propia a una película que, como Jackie, se vuelve más loca e intensa –hasta el ridículo– a medida que pasan los minutos. Harris convierte a Lou Sr. en un villano tan exagerado como inolvidable en una historia casi Lynchiano mientras que O’Brian es una revelación como la cada vez más frenética Jackie. Pero es Stewart quien le da a la historia su centro, su humanidad. Lou es dura y parece muy segura de sí misma pero al mismo tiempo es una chica sensible y enamorada que se ve obligada a acercarse a la vida criminal de su familia, una que siempre quiso evitar. Y ese regreso está atravesado por una larga “historia de violencia” que viene de toda una vida. Ella y millones de otras mujeres.


 
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