‘Guerra Civil’ es, en realidad, un duro alegato contra la violencia

En Guerra civil, América del Norte ha caído. Pero no por un ataque extraterrestre, robots futuristas o un desastre natural. La película de Alex Garland da un paso complicado hacia la distopía y cuenta (el director también escribe el guión) cómo implosionó la democracia estadounidense. Mucho más, la forma en que esta destrucción de todo el sistema jurídico y político implica un enfrentamiento armado entre ciudadanos. En concreto, dos territorios del país que se han convertido en enemigos y están intentando convertirse en como puedan y en medio de un baño de sangre, con el poder central.

Para Alex Garland, la idea de un enfrentamiento armado entre ciudadanos del primer mundo se explora a través de una atmósfera tensa y angustiada. Gran parte de Guerra civil, se dedica a ahondar en la posibilidad de que la violencia, a escala brutal, esté siempre más cerca de lo que parece. Mucho más aún, incluso en países con mayores recursos e industrialización, una batalla armada para controlar las fuentes de energía y los símbolos políticos puede llegar a estar dramáticamente cerca. ¿La razón? Los diversos intereses que atraviesan el territorio y la radicalización de pensamientos políticos extremos. Un punto que la película toca con una puesta en escena brillante y un final inteligente –y desolador–.

Sin embargo, el cineasta evitó hábilmente que su película se convirtiera en una colección de sermones políticos o, en cualquier caso, en una hoja de ruta hacia el desastre. Te contamos tres curiosidades sobre Guerra civil que la convierten, quizás, en una de las mejores películas del año. Al mismo tiempo, uno de los más brillantes a la hora de presentar la violencia y el miedo sin caer necesariamente en un tono sermoneador. Tu mejor punto.

No describe el evento que denota la guerra civil.

Guerra civil narra una época vaga en el futuro cercano, cuando la democracia estadounidense cayó en medio de presiones internas. Pero Alex Garland evita dar demasiados detalles sobre lo ocurrido y Explora mucho más sobre la crueldad y brutalidad de las consecuencias.

Esta es una decisión inteligente. La película, que se mueve en el terreno de ser más un alegato contra la violencia que un análisis político, no necesita describir un hecho y jugar a la predicción autocumplida.

En cambio, sugiere que se trataba de una fractura con el gobierno central por el control de un territorio del país. Lo que deja un amplio margen para la especulación sobre lo que pudo haber pasado, sin inclinarnos por ninguna de ellas. Pero lo más importante es que nos permite enfatizar la posibilidad de que la estabilidad política actual sea tan precaria que cualquier cosa podría romperla. El final, el escenario creíble de guerra civil, Se logra ahondando en la posibilidad del caos, antes del motivo que lo originó.

No toma partido por ninguna facción de poder.

El guión de Alex Garland es un examen cuidadoso de circunstancias violentas de enorme alcance. Pero en lugar de tomar partido en algún punto específico de esa premisa, se mantiene rigurosamente neutral. Guerra civil No es una batalla entre ideologías políticas, opiniones sobre el poder o mucho menos, se inclina en algún lugar de la imagen.

En cambio, la película establece, y contundentemente, que toda violencia es reprobable y además incontrolable. Un camino difícil para narrar una premisa que se vuelve cada vez más brutal y realista a medida que muestra lo que una guerra civil puede hacerle a cualquier país. Por supuesto, habría sido muy fácil inclinarse hacia un lado en Disputar o dar importancia a cualquier tipo de discurso político.

Garland no lo hace y eso le da a la historia la sensación de que se mueve sobre un terreno creíble, en el que lo que sucede en medio de ciudades y carreteras tiene más importancia que el suceso que lo produjo. Guerra civil Es una premisa que profundiza en los horrores de una devastación causada por un enfrentamiento fratricida y a eso se atiene.

Todo se cuenta a través de periodistas.

El punto más curioso de cómo el tenso escenario de Guerra civil, es su insistencia en mostrarlo a través de los periodistas. El guion de Alex Garland reduce la participación o aparición de políticos o cualquier otro portavoz del poder, dejando la narración en manos de los fotógrafos. En concreto, los fotógrafos de guerra que analizan los enfrentamientos y muertes por su decisión de mostrar abiertamente la gravedad de lo que está sucediendo.

El resultado es una serie de secuencias que detallan situaciones muy concretas que analizan minuciosamente todo lo relacionado con el explosivo territorio en disputa, sin tomar partido. Lo que le da a la película su extraño punto de vista y, específicamente, su mirada honesta de lo que podría pasar en una situación similar.

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