He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.
1.-Oración introductoria.
Señor, este primer momento de mi oración es muy importante para mí. Crea dentro de mí un ambiente, un espacio vital y me predispone al diálogo, la comunicación y el abrazo contigo. Gracias por esta preparación, por esta predisposición, por este interés que Tú pones en mí para avivar en lo más íntimo de mi corazón el deseo ardiente de un encuentro.
2.- Lectura tranquila del evangelio Jn 10, 1-10
De cierto, de cierto os digo, que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. Pero el que entra por la puerta es pastor de ovejas. El portero le abre la puerta y las ovejas escuchan su voz. A sus propias ovejas llama por su nombre y las saca. Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas le siguen porque conocen su voz. Pero no seguirán al extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. Jesús les propuso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les decía. Entonces Jesús dijo otra vez: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y salteadores, pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta; Si alguno entra por mí, será salvo; y entrará y saldrá y encontrará pastos. El ladrón sólo viene a robar, matar y destruir. He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia..
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
Si Dios es Amor, la puerta del redil es necesariamente el amor. Esta es la puerta principal. Intentar entrar al redil de cualquier otra manera es intentar entrar por la puerta falsa. Los fariseos de entonces y los fariseos de ahora intentaron entrar por esa puerta falsa. Y cuando uno entra por la puerta verdadera se encuentra con el verdadero Pastor. Le abre con alegría, lo llama por su nombre y va delante de él. Pensemos un poco: Para Jesús, mi Pastor, soy importante, tengo un nombre, y entre Él y yo se establece un maravilloso diálogo de amor. Él me conoce, es decir, tiene una relación íntima conmigo. Este Pastor va delante de las ovejas. Él me muestra el camino, me defiende de posibles enemigos y me invita a seguir un camino que Él ya conoce porque ya lo ha vivido. Jesús trabajó y luego habló de lo que ya había practicado. Lo contrario de los fariseos que “dijeron, pero no hicieron”. El resultado de este seguimiento de este buen Pastor es “una vida en abundancia”. No una vida desvencijada, mediocre y poco entusiasta, sino una vida de plenitud.
Palabra del Papa
“La puerta es siempre el paso de un lugar a otro. Entrar por una puerta significa salir de una habitación y entrar en otra totalmente diferente. Pasar una puerta implica un movimiento, un cambio de visión. Una puerta nunca te fuerza a entrar o salir. La puerta siempre está ahí, esperando que la abras, entres o salgas por ella. ¡Qué maravilloso es contemplar a Cristo como la puerta que nos permitirá salir de “nuestra vida” y entrar en otra vida nueva y diversa! Pasar por Cristo no significa que tengamos que orar sin parar todo el día, ni que tengamos que pensar hora tras hora en Dios. El Señor nos lo dice con mucha sencillez: “El que por mí entra será salvo, podrá entrar y salir y encontrará pastos”. Es como si Cristo quisiera expresarnos: “Mira, cuando necesites de mi gracia: aquí estoy; Cuando estéis cansados de vuestros fracasos, de vuestras dificultades: venid a mí; cuando tu alma tiene hambre de Dios: aquí está el mejor pasto que soy: ¡la Eucaristía! Cristo es la puerta que nos permite entrar en la verdadera felicidad, él nunca vulnera nuestra libertad, porque quiere que lo elijamos a través de un acto de amor consciente y libre”. (…)”. (Benedicto XVI, 7 de mayo de 2006).
4.- ¿Qué me dice hoy este texto que acabo de meditar? (Silencio)
5.- Finalidad: Llena bien este día. No lo arruines dejando las cosas a medias.
6.- Dios me ha hablado hoy a través de su Palabra. Y ahora le respondo con mi oración.
Señor, qué cómodo he estado contigo. Me emociona que yo, que soy tan pequeña, sea importante para ti, que me llames por mi nombre, que me des tu intimidad y que llenes de sentido mi vida. Contigo me siento satisfecho, contento, feliz. ¡Qué maravilloso eres, Señor!
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